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| sábado abril 20, 2024

El problema no es solo cuando estallan bombas


 Ana Jerozolimski

Semanario Hebreo. Uruguay

bombas-palestina

 “Hemos cambiado la  cultura de terrorismo y violencia, por la cultura de paz y estabilidad”. Así lo afirmó esta semana el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas (Abu Mazen), en una reunión en la Muqataa en Ramallah con miembros israelíes de la así llamada Iniciativa de Ginebra, muchos de ellos figuras públicas conocidas, ex parlamentarios de distintos partidos, ex altos oficiales y activistas en el tema del diálogo con los palestinos, convencidos de que transando y dividiendo la tierra, es posible llegar a una solución verdadera del conflicto.

Ante todo, es indudable que la Autoridad Nacional Palestina encabezada por Abbas-con el apoyo práctico y tan emprendedor del Dr. Salaam Fayyad como Primer Ministro- es muy distinta de la  presidida hasta hace algunos años por Yasser Arafat. Abbas parece convencido de que la única opción es la paz, es consciente de que el terrorismo mata israelíes pero perjudica también a los propios palestinos y comprende que para salir adelante y concretar sus aspiraciones, su pueblo debe construir en paz.

Lo que no parece tan claro, es que Abbas entienda que para que la solución sea duradera y auténtica, para que la nueva vida sea en buena vecindad y espíritu de cooperación, no hay sustituto para las negociaciones de paz con Israel.

En los últimos tiempos es tan intensa la campaña palestina en la arena diplomática internacional, que ésta parece haber sustituido al esfuerzo negociador.

Mucho se ha escrito en Israel sobre el error, que según numerosos  analistas y no pocos políticos, cometió el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu al no aprobar una segunda etapa de congelación. Compartimos parte de dichas críticas, aunque no podemos dejar de mencionar que con la primera, no logró devolver a los palestinos a la mesa de negociación. La negativa palestina a hablar, exigiendo a cambio que primero Israel congele todo, para siempre, también en Jerusalem -temas que iban a ser negociados en el marco bilateral- no era un detalle  nimio en la ecuación general.

Los intentos de presiones sobre Israel a través de la ONU y por medio de proclamaciones unilaterales de apoyo a las exigencias palestinas que se piden a diferentes países del mundo, ocupan hoy el lugar del diálogo directo.

En la  cita de esta semana en la Muqataa, con la que abrimos esta nota, el Presidente Abbas reveló que en sus negociaciones con el entonces Premier israelí Ehud Olmert,  este había ofrecido que en el marco de un acuerdo entre las partes, permanezca en manos de Israel un 6.5% de Cisjordania (a fin de poder mantener dentro de las fronteras del país al grueso de los colonos en los principales asentamientos), a cambio de lo cual Israel ofrecía territorios dentro de sus fronteras soberanas.  Según Abbas, él  había presentado una propuesta alternativa: 1.9%. ¿Alguien impidió a la Autoridad Palestina volver a plantear el tema en la mesa de negociaciones con Netanyahu? Nadie. El problema, es que no llegaron casi a sentarse.

 

Es indudable que aún con todas sus dificultades, las crisis políticas actuales son preferibles a los ómnibus que volaban en todo Israel durante la segunda intifada. Pero el problema, cuando se desea un horizonte diferente, un futuro promisorio de verdad, no es sólo el estallido de bombas en atentados suicidas.

El problema puede estar en el mensaje que  un liderazgo transmite a su pueblo. Si a la negativa a negociar, se agregan  otros elementos  declarativos nada sencillos- como la proclamación de la banda folklórica palestina Alashakin como conjunto oficial de honor, a pesar de sus presentaciones llamando a la guerra santa contra Israel y a su destrucción-  el resultado es nocivo. La transmisión de canciones exhortando a la “jihad” contra Israel, en la televisión oficial de la Autoridad Palestina, no aporta nada a preparar corazones para la paz. Y eso, realmente, nada tiene que ver con la imagen dura de Netanyahu ni la cara de pocos amigos que muchos ven en su canciller.

En la reunión con la Iniciativa de Ginebra, el Presidente palestino, consciente de que se hallaba con elementos opositores al gobierno actual de Israel, les dijo, citando a un otrora inteligente canciller israelí: “Abba Eban dijo en el pasado que los palestinos no perdían la oportunidad de perder una oportunidad. No queremos perder otra oportunidad. Ayúdenos con ello”.

Tememos que la estén perdiendo nuevamente. Tememos que sus éxitos de diplomacia internacional-entre los que incluyen seguramente los recientes pronunciamientos en el Cono sur reconociendo a un Estado palestino antes de que éste sea creado en negociaciones bilaterales-les hagan olvidar que en la vida real, y no virtual, necesitarán la cooperación con Israel.

Los realmente convencidos de que los palestinos deben poder usufructuar sus derechos en libertad y soberanía, deberían-en lugar de pronunciamientos unilaterales-convencer al liderazgo palestino a volver a negociar. Que presionen a Israel si se equivoca, si no quiere hablar, si no acepta nada. Pero que presionen también a los palestinos cuando son ellos los que rechazan. Más que nada cuando rechazan algo tan básico y elemental, como volver, cara a cara, a negociar.

Difusion: www.porisrael.org

 
Comentarios

Mira las bombas que tiran los palestinos! parecen fuegos artificiales, las prenden con un encendedor!!!

Sionistas asesinos!

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