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| viernes abril 19, 2024

El asalto a Israel


JPOST EDITORIAL

5/16/2011

asaltoisraelAunque algunas de las tácticas son nuevas, los objetivos palestinos, demasiado claramente, no han cambiado desde 1947.

 

Los incidentes del domingo en la frontera con Siria, cerca de Majdal Shams, en la frontera de Líbano en Maroun a-Ras y en la frontera con la Franja de Gaza, señalan un formidable desafío a la seguridad israelí. ¿Qué deben hacer las FDI si la misma táctica de intentos de infiltración masiva, se repite en las semanas y meses por venir pero, en lugar de unos pocos cientos de infiltrados, las fronteras son invadidas por miles o decenas de miles de palestinos «refugiados» y sus partidarios?

La FDI, y otro personal de seguridad, estarían bajo una tremenda presión para hacer todo lo posible para evitar causar víctimas y, al mismo tiempo, evitar el pisoteo desenfrenado de la soberanía israelí. Fracasar en hacer alguna de esas cosas, podría tener consecuencias nefastas.

La muerte de un manifestante desarmado, inmediatamente sería tergiversada como un crimen israelí, sirviendo para reforzar la «narrativa» contra Israel.

Incluso el domingo, muchos medios de noticias internacionales juntaron todos los informes de víctimas mortales y culparon a Israel de todos ellos, aun cuando las FDI insistieron en que las 10 muertes en la frontera con Líbano fueron consecuencia del fuego del ejército libanés. La atención sería dirigida lejos de la opresión de los regímenes árabes, del mismo modo que los enfrentamientos del domingo cambiaron su enfoque de sirios siendo abatidos a tiros o tirados en las cárceles en Homs, Douma, Hama, Banias, Daraa y Damasco.

Sin embargo, permitir que turbas enfurecidas crucen por la fuerza y entren a Israel – como, desmesuradamente, ocurrió en Majdal Shams, donde las FDI no se habían preparado adecuadamente para la carga sobre la valla – compromete la soberanía israelí y representa un grave peligro de seguridad, al permitir que posibles elementos terroristas hagan su camino hacia objetivos judíos.

Para afrontar con éxito este desafío, los soldados de las FDI tendrán que ser desplegados más eficazmente, sobre la base de una mejor inteligencia, y entrenados y equipados, urgentemente, en el uso de técnicas no letales de dispersión de multitudes, tales como gases lacrimógenos y cañones de agua y sonido. Tendrían que construirse cercas fronterizas más eficaces y otros elementos de disuasión física.

Como era previsible, las misiones de paz de la ONU, ubicadas en Líbano precisamente para estas situaciones, han demostrado ser completamente inútiles.

Pero, al mismo tiempo que la perspectiva de otras incursiones en masa de la frontera «no violentas» mucho mayores, presenta enormes desafíos, las protestas de la «Nakba» del domingo, también fueron otro recordatorio de la fundamental oposición a la existencia misma de Israel. Lo que los manifestantes, y aquellos que los enviaron, del aniversario de la «Nakba» marcan, no es la «catástrofe» de la captura de 1967, por parte de Israel, de la Margen Occidental, la Franja de Gaza, Jerusalem Oriental y los Altos del Golán. Es, más bien, la «catástrofe» del renacimiento del histórico estado judío en 1948, un desarrollo con el que todavía no se reconcilian.

Las protestas se iniciaron no sólo en los territorios en «disputa», que algunos líderes palestinos le aseguran al mundo que es su único enfoque, sino también en las internacionalmente reconocidas fronteras de Israel con Gaza y con Líbano. El crudo mensaje del día: Nada ha cambiado desde 1947, cuando los palestinos y los estados árabes rechazaron el plan de partición de la ONU.

En los últimos tiempos, el liderazgo oficial palestino ha abandonado hasta los más formales gestos hacia una paz negociada. El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, firmó un acuerdo de unidad nacional con Hamas, una organización islamista que diariamente promete destruir a Israel. Y lejos de moderar las posiciones de Hamas, Abbas parece que suena cada vez más radicalizado.

En declaraciones recientes, contrastando con observaciones anteriores, insiste en el «derecho de retorno» de los palestinos. Y no está hablando sólo de los que quedan de los aproximadamente 700.000 refugiados que antes abandonaron Israel, durante e inmediatamente después de la Guerra de Independencia de 1948, sino de sus millones de descendientes. (Los palestinos son el único pueblo del mundo cuya condición de refugiados puede ser extendida indefinidamente – cinco generaciones y contando – de acuerdo a los criterios de la UNRWA), El liderazgo palestino, que ahora incluye oficialmente a los terroristas antisemitas de Hamas, no ha pagado ningún precio diplomático por su extremismo. La jefa de política exterior de la UE, Catherine Ashton, dio la bienvenida a la reconciliación entre Fatah y Hamas, al igual que líderes de otros países occidentales y Rusia, y el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon. Si todo va según lo planeado, en septiembre la Asamblea General de la ONU emitirá una declaración que, aunque no vinculante, reconocerá un estado palestino a lo largo de las líneas de armisticio de 1949 – a pesar del hecho que las cuestiones fundamentales del conflicto con Israel no habrán sido resueltas. La ex embajadora ante la ONU, Gabriela Shalev, le dijo a un comité de la Knesset, el lunes, que la movida de los palestinos en la ONU para el reconocimiento de su estado, era una «meta intermedia» que busca «destruir [a Israel] ante la comunidad internacional».

Durante décadas, la guerra abierta dio paso al terrorismo y luego a los ataques con misiles. Ahora Israel se enfrenta a una infiltración «no violenta» de sus fronteras soberanas, a la intransigente demanda de un «derecho de retorno» que lo destruiría como estado judío, a una impía alianza palestina con un grupo terrorista abiertamente empeñado en la destrucción de Israel, y a una campaña diplomática por reconocimiento sin reconciliación.

Aunque algunas de las tácticas son nuevas, los objetivos palestinos, demasiado claramente, no han cambiado desde 1947.

http://www.jpost.com/Opinion/Editorials/Article.aspx?id=220855

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Difusión: www.porisrael.org

 
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