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| jueves marzo 28, 2024

Liderazgo Político y Liderazgo Militar en Israel


Samuel Leillen

«Casi todos los panelistas eran militares retirados, que en el ejercicio de sus posiciones castrenses demostraron capacidad, empeño y buen criterio. Los análisis giraban fundamentalmente alrededor de los líderes políticos israelíes. Pero los comentarios y la repetitiva apreciación que éstos no son suficientemente participativos, para algunos será razón para interpretar que el simposio sirvió de catarsis individual suscitada por un angustioso sentimiento de frustración personal. Resultará muy interesante un panel de especialistas civiles que analicen, independientemente, al liderazgo militar».

 

Tanto los medios de comunicación como la ciudadanía en general, en sus vehementes apreciaciones sobre la situación del país, destacan su desazón por la falta de un liderazgo forjador nacional de cualidades apropiadas. Algunos llegan a la conclusión que sería conveniente para el país, por algún tiempo, cierta «dictadura militar» capaz de superar todos los inconvenientes: políticos, económicos, sociales, internacionales, etc.

UL LIBRO Y SU AUTOR

 

El tema fue analizado en un simposio organizado por el INSS – Instituto para Estudios de la Seguridad Nacional, en oportunidad de la presentación del libro «¡Sé nuestro líder! – Guía para Líderes Forjadores Judíos-Sionistas Perplejos», del renombrado Prof. Yechezkel Dror (83), profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Miembro de la Academia Europea de Ciencias y Premio Israel del año 1988.

Es famosa su controversial crítica a los sistemas de tomas de resoluciones que existen en Israel, calificándolos «improvisaciones desordenadas». En el libro, (814 pág.), el Prof. Dror intenta cuantificar a los líderes forjadores, y de una decena de miles en el mundo, aprecia que en Israel se habla de medio millar, de ellos unas veinte mujeres. Y si el cálculo fuera erróneo, dice Dror, las conclusiones son las mismas: son muy pocos los que determinan la faz del futuro y el destino de muchos. De aquí, que se debe procurar calidad excelente, y esto resulta imperioso asegurar en vista de la decadente realidad de los líderes políticos en general, las debilidades de los líderes israelíes en particular, y las dinámicas circunstancias del siglo XXI.

El libro despliega una serie de «recomendaciones», una especie de «manual práctico» para aquél que quiera convertirse en un líder sionista forjador del futuro de Israel, quien podrá lograrlo, con esfuerzo, con perseverancia, con fortaleza de espíritu y con comprensión de las dificultades.

Además, según el Prof. Dror, en la realidad interactiva de Israel entre militares y políticos, la llave del éxito está en la justa combinación entre el arte político y la capacidad militar. Lamentablemente, el sector político israelí desconoce sobremanera los temas por los cuales vota, y los jefes militares carecen de sensibilidad a las influencias políticas y diplomáticas de sus operaciones. Entre otras muchas recomendaciones, sugiere encuentros permanentes y frecuentes entre los militares y los ministros para mejorar el entendimiento mutuo. También sugiere fervientemente leer y compenetrarse del contenido de su libro.

 

COMPARANDO LÍDERES

El Prof. Shlomo Ahronson, de la Univ. Hebrea de Jerusalén, comparó las diametralmente opuestas figuras de David Ben Gurion y de Levy Eshkol. Se suele decir que un líder necesita el apoyo de la inteligencia local, pero a pesar que Eshkol no se dedicaba mucho a leer libros, fue un líder que gozó de la estima y el apoyo de los intelectuales de su época. Ben Gurión, a pesar de su vasto conocimiento y probada inteligencia, no logró el respaldo de los académicos y hombres de letras en los decisivos años que condujo los pasos iniciales del naciente Estado de Israel.

¿Cuáles son las razones de estas diferencias? Eshkol estaba cercano al pueblo, tenía un encanto personal que cautivaba, su sentido del humor era celebrado. Ben Gurión no tenía ninguna de esas cualidades: era muy exigente, profundamente crítico de todos y de todo, a veces sin misericordia, incisivo en sus apreciaciones. Incluso se decía que Ben Gurion es una «personalidad» pero no tiene nada de «persona», le falta humanidad. Pero siguen siendo motivo de estudio y admiración las concepciones plenas de visión que orientaban sus resoluciones en la época forjadora más difícil y compleja de la historia del establecimiento de la soberanía judía moderna.

 

LÍDERES POLÍTICOS Y LÍDERES MILITARES

 

El Gral. ® Gyora Eyland apuntó a los aspectos tangenciales del liderazgo político y del liderazgo militar israelíes, acentuando las disparidades y fallas en los procesos de tomas de decisiones. ¿Por qué los dirigentes políticos, que anteriormente fueron comandantes exitosos en el ejército, al llegar a las posiciones de liderazgo civil pierden sus cualidades de determinación y certeza, afloran sus debilidades e incluso son frecuentes sus fracasos?

Según Eyland, el primer problema está en las estructuras orgánicas y no en las personas. Los organismos civiles ni actúan ni reaccionan como lo hacen los cuerpos militares: el toparse con la realidad e interpretarla correctamente es un proceso lleno de tropiezos.

La segunda dificultad está en la composición del gabinete: los jefes de gobierno no aprecian las capacidades de sus propios ministros, no valoran sus opiniones y evitan consultarlos o hacerlos partícipes de las tomas de medidas. Esto lleva a una excesiva discreción, rápidamente se acusa de «filtrador» al que expresa algún comentario, y los hombres de confianza son pocos y rigurosamente seleccionados – ellos, sin ser miembros del gabinete, son los que influyen en las cosas vitales.

Otro «hábito» propio de los gobiernos israelíes, es pedir muchos informes, recabar «propuestas alternativas», que su destino son la cesta de papeles. Es distinto en los rangos militares: el comandante reclama alternativas, las analiza, resuelve el camino a seguir, y el esquema actúa en función de la determinación del comandante. Esta sistemática de acción lamentablemente no existe en el área civil, enfatizó el ex jefe del Consejo para la Seguridad Nacional.

A MODO DE GUÍA

El Gral. ® Shlomo Gazit, ex Jefe de los Servicios de Inteligencia, destacó que el «milagro» del establecimiento del Estado de Israel se basó en un previo prolongado y angustioso proceso de obtener respaldo y reconocimiento internacional; que la infraestructura orgánica del país estaba establecida; que las células que conformaron la comandancia del «flamante» Ejército de Defensa de Israel habían sido conformadas un par de decenios atrás; que la pasión y el respeto por la soberanía estaban definidos y consensuados: «Un Estado, un Pueblo, un Ejército». Todo eso fue previsto por los líderes de entonces.

¿Qué caracterizaba entonces a los líderes?

1 – Visión – Cualidad primordial, más para un líder político que para un comandante militar. Tener visión es saber determinar objetivos que se deben alcanzar en el futuro.

2 – Sensación de «misión»– el dirigente político no llegó a su posición para recibir sueldo, sino por que tiene ideales, principios y objetivos de carácter nacional que son la razón de sus esfuerzos. «¿Cuántos ministros de hoy responden a esta caracterización?», preguntó Gazit.

3 – Capacidad profesional – el conducir a una nación no es tema que figura en los planes de estudio de ningún marco de preparación formal. La capacidad necesaria se va adquiriendo sobre la marcha, y hay que entender que el tiempo inicial es crítico para todo líder.

4 – Disposición a escuchar – Generalmente los líderes políticos israelíes consideran que «ya lo saben todo». El líder debe permitir a los demás expresarse, tiene que escuchar con atención a lo que se dice, y habrá de entender que por el dinamismo de la realidad muchos conceptos concertados pudieron haber perdido su actualidad e importancia, requiriéndose un severo y no comprometido análisis de la actualidad.

5 – Luchar por las convicciones propias – Hay ministros que tienen opiniones adversas, pero no se esfuerzan en exponerlas, no luchan por sus conceptos. Tal vez no se animan. El diálogo es fundamental, el exponer las ideas es imprescindible. Los comandantes deben poder escuchar de los líderes políticos la razón de sus ideas, deben conocerlas y saber interpretarlas – más tomando en cuenta que los militares no tienen experiencia política.

6 – Flexibilidad – No es pecado ajustar ideas e incluso cambiar de opinión. Difícil imaginar que nuestro liderazgo se presente ante la opinión pública y declare «me equivoqué».

7 – Responsabilidad – El líder forjador debe tomar responsabilidad de las medidas que asumió, y debe ser consecuente cuando sus hechos son meritorios de su renuncia.

8 – Encuestas de opinión pública – Se debe depender menos de los resultados de las encuestas y no dejarse llevar por sus descripciones estadísticas. Ben Gurión solía decir «actúa de acuerdo a lo que tú crees conveniente para el pueblo y para el país, y no según lo que el pueblo considera conveniente».

LIDERAZGO COMO ARTE

Cerró el panel el Gral. ® Moshé Yaalón, Vice Primer Ministro y Ministro de Asuntos Estratégicos, quien precisó que «liderazgo es arte y no ciencia». El liderazgo se forja con la experiencia, es resultado de la capacidad de adoptar las conclusiones correctas según las circunstancias cambiantes. No existen cursos académicos que diploman líderes.

A pesar de haber acumulado su experiencia en el área militar (y observemos que casi todos los participantes del panel provienen de las esferas militares), el ministro Yaalón considera que sus opiniones son aplicables al liderazgo nacional, que debe tener la capacidad de conducir gente para materializar variados objetivos – sean estos económicos, militares, políticos, sociales, etc.

La condición básica es la «confianza»: sin ella es imposible liderar. ¿Cómo se la consigue? Demostrando capacidades, siendo efectivos al analizar las circunstancias y al adoptar las conclusiones – todo ello en el área profesional, y siendo veraces, honestos, transparentes – todo ello en el área de los valores y la moral personal.

Las dos perspectivas, la profesional y la moral, sostienen la confianza y ayudan a preservarla.

Asimismo, resulta crítico adecuarse a los cambios, saber no aferrarse a soluciones obsoletas frente a problemas actuales. Y todo esto podrá hacerse si se trata de un «liderazgo participativo» que escucha opiniones, que acepta críticas – es decir, acepta que uno no sabe todo sin que ello sea interpretado como expresión de debilidad.

Esta participación es más crítica en las áreas gubernamentales que en las militares: los esquemas civiles son más complejos, menos flexibles, más caóticos. No se dedica suficiente tiempo ni esfuerzo a analizar alternativas. La problemática se expone y se toman resoluciones, pero en el ínterin no se desmenuzan los detalles, las probabilidades, las consecuencias. No hay trabajo de equipo, generalmente los jefes de gobierno prefieren imponer sus criterios, temen que filtren comentarios a los medios de comunicación, y todo esto arriesga a que se tomen medidas incorrectas.

Confianza, capacidad profesional, conducta moral, flexibilidad conceptual, trabajo en equipo – todo ello requiere la presencia de asesores competentes. Pero también hay que enfrentar a los focos de fuerza que al no tener compromisos democráticos no asumen responsabilidades: los millonarios, los medios de comunicación, los esquemas judiciales. Todos ellos provocan inquietudes y se prefiere adoptar resoluciones que no despierten críticas, a sabiendas que no siempre son las más adecuadas.

 

A MODO DE REFLEXIÓN

 

Señalamos ya que casi todos los panelistas eran militares retirados, que en el ejercicio de sus posiciones castrenses demostraron capacidad, empeño y buen criterio. Los análisis giraban fundamentalmente alrededor de los líderes políticos israelíes. Pero los comentarios y la repetitiva apreciación que éstos no son suficientemente participativos, para algunos será razón para interpretar que el simposio sirvió de catarsis individual suscitada por un angustioso sentimiento de frustración personal. Resultará muy interesante, y tal vez muy útil, un panel de especialistas civiles que analicen, independientemente, al liderazgo militar».

 
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