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| miércoles abril 24, 2024

El crimen del deshonor


Sal Emergui 

Surif (Cisjordania)-Si el maldito pozo pudiera hablar… En las colinas que rodean la aldea palestina de Surif, encontramos un pozo sellado con una enorme piedra que intenta en vano esconder la vergüenza. Aquí, la palestina Ayah Baradiyya, de 21 años, fue arrojada en el olvido y castigo. 13 meses de desesperada desaparición finalizaron con el hallazgo de su cadáver.

La identidad del asesino y sus motivaciones son incluso más crueles que la muerte. El tío de Ayah, un jeque fundamentalista, decidió que Aya violaba el honor de su familia al verse sin permiso con un compañero de la Universidad de Hebrón. No era de su gusto. Así que junto a dos amigos, igualmente cobardes, decidió que el castigo debía ser ejemplar. Se la llevaron a las afueras de Hebrón y la tiraron al pozo donde la joven se pudrió sin alimentos ni bebidas.

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Aqui fue tirada y  enterrada Ayah por su tío (Sal Emergui)

  

El mal llamado “crimen de honor” de Ayah no se ha quedado enterrado como otros muchos en la sociedad palestna. La familia Baradiyya, grupos de feministas y la aldea de Surif se ocuparon de desenterrar a Ayah para denunciar una practica camuflada frecuentemente en el silencio social, político y religioso. Incluso el presidente palestino Abu Mazen ha anunciado su deseo de anular una cláusula de la Ley jordana de 1960-aún vigente en Cisjordania- que perdona o sanciona de forma muy leve a los asesinos en nombre del honor de la familia o del Islam.

 

La madre y hermanas de la joven víctima de «crimen de honor». (Sal Emergui)

“En el pasado, se mataba sin que nadie supiera nada. El caso de Ayah ha provocado que la sociedad empiece a decir Basta. En nuestro entorno, la mujer está fichada por los malos hábitos y siempre hubo apoyo a los autores de estos delitos”, nos dice Ruba Natsheh, feminista palestina de Hebrón. Una década de lucha de valientes mujeres de Cisjordania puede, por fin, traer como resultado una ley que condene a los asesinos. O al menos, no les aplauda

Natshech afirma que el Islam que ella profesa no es el Islam del asesino: “El hombre que la mató es un jeque muy religioso con ideas fanáticas pero la culpa no es de la religión. Mi padre también era un jeque pero entendía el Islam de forma diferente. Mucho más tolerante y por ejemplo me envió a estudiar. El problema no es el Islam sino su interpretación”.

 

En defensa de las mujeres palestinas (S. E)

El alma y la penetrante mirada de Ayah están presentes en cada rincón de la casa de Baradiyya. Ramy, uno de sus 12 hermanos, sigue en estado de shock. “Cuando la Policía nos informó que habían encontrado el cadáver de Ayah, les dije que no era verdad. No me lo podía creer. Todavía me niego a creerlo…Uff…Como una explosión en el corazón”, confiesa emocionado. 

Ibrahim, el padre de Aya nunca perdonará al asesino de su “flor” como la llamaba. “Ya no es mi hermano. Es más que un criminal, es un monstruo”, advierte mientras Ayah asiente en silencio desde un cuadro colgado en el salón lleno de familiares, dolor y tristeza.

 

 

El padre de Ayah en su casa (S.E)

 

Su madre repasa el álbum de fotos con la estéril esperanza que aparezca en el salón con su conocida sonrisa. “Ayah era una gran estudiante. Estudiaba inglés. Una buena chica con mucha personalidad y muy buena reputación”, recuerda entre sollozos. Su hermana añade que soñaba con estudiar en el extranjero.

La familia se reunió con Abu Mazen que prometió castigar a los responsables. La gran pregunta, sin embargo, no es si el tío de Ayah pasará muchos años en el calabozo, como garantizan los responsables de la Policía palestina a este periodista. La gran pregunta es si su muerte ayudará a acabar con estos delitos que confunden el honor con la vergüenza.

 

Salimos de la casa saludando a la anciana abuela de Ayah. Ciega desde los 20 años, echa de menos a su nieta. Sentada en un dramático silencio, no puede ver pero siente y llora el dolor instaurado para siempre entre los suyos. Y sigue sin entender cómo su hijo fue capaz de matar a su nieta. De hecho, nadie lo entiende.

 
Comentarios

porque no lo castigan de la misma manera tirandolo al mismo pozo en que murio la chica asi sabra lo que sintio su sobrina

Que poco hombre es el animal que ha hecho o cometido ese crimen con una mujer de 20 años.Que poco han avanzado éstos monstruos,viven en la edad del bronce.Si en su mundo conocen algo de justicia, la más adecuada sería la horca y después meterlo en otro pozo, pero con vida, ojo por ojo y diente por diente.No le echen la culpa al Islam,es la locura de descerebrados que tendrían que estar sólo en laboratorios para que los cientificos estudiaran sus cerebros.Malditos seais,castraros seria poco.

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