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| viernes marzo 29, 2024

“Es necesario entender de una vez por todas que estudiar el Holocausto no es un problema judío. Es un tema de todos, de la Humanidad”.


Conversamos al respecto con la diputada Verónica Alonso del Partido Nacional, que tiene muy claro qué lecciones deben extraer los ciudadanos del mundo en general, también en nuestro país, del conocimiento de la historia.

Al realizarse la semana pasada una sesión especial de la Comisión Permanente del Parlamento con motivo del Día Internacional de Recuerdo del Holocausto, resurgió un tema que ya tiene unos años, pero que aún no se ha concretado: la exhortación a que el estudio de la Shoá sea incluido en el sistema de enseñanza nacional. Conversamos al respecto con la diputada Verónica Alonso del Partido Nacional, que tiene muy claro qué lecciones deben extraer los ciudadanos del mundo en general, también en nuestro país, del conocimiento de la historia.

Aprovechamos la oportunidad para recabar sus impresiones sobre su reciente viaje a Israel.

 

 

P: Diputada Alonso, le agradezco ante todo que me haya concedido esta entrevista. E indefectiblemente, aunque son varios los temas a tratar, quisiera comenzar preguntándole sobre su propuesta de que se incluya en el programa curricular uruguayo el estudio de la Shoá, el Holocausto sufrido por los judíos durante la segunda guerra mundial, a manos de los nazis. Primero, le agradecería una aclaración técnica, si es que cabe el término..¿Es una iniciativa particular suya o una propuesta que usted ha presentado en nombre del Partido Nacional?

 

R: Gracias Ana, por tu pregunta porque creo que es muy importante y oportuna. Esta es una propuesta que volvemos a hacer desde el Partido Nacional. Esto se remonta al año 2005 cuando nuestro país aprobó y ratificó la Resolución 60/7 de Naciones Unidas, la cual establece en su artículo 2do, que el estudio del Holocausto sea incorporado en los programas de enseñanza de nuestro sistema educativo. Sin embargo a pesar de haberlo internalizado en nuestro ordenamiento jurídico desde hace años, se viene dejando de lado y no se ha implementado. Desde los distintos partidos políticos se ha insistido en este sentido pero no hemos tenido respuesta satisfactoria.

  

Por eso nos pareció importante, especialmente por los tiempos que hoy vivimos, volver a insistir y trabajar para que esto sea incorporado cuanto antes. La conmemoración que hacemos cada 27 de enero desde el Parlamento sin duda sirve para mantener vivo el recuerdo y la memoria de los que desaparecieron. Pero si no se consigue educar a la sociedad, la conmemoración y el recuerdo no sirven de nada.

No alcanza con recordar al Holocausto, hay que aprender del Holocausto.

 

P: ¿Qué receptividad siente que ha tenido esta idea? Recordemos que el muy respetado profesor Gerardo Caetano la planteó hace ya años…pero como bien dice, nada se ha concretado hasta ahora…

R: La receptividad es muy buena, el problema es que no alcanza con la buena voluntad, tiene que traducirse en hechos y en resultados concretos. Todos somos contestes que debemos incorporarlo, desde el propio Presidente Mujica, el Ministro de Educación Ricardo Ehrlich, hasta las autoridades de la enseñanza están mas que enteradas del tema. Sin embargo falta la acción y que se lleve a cabo.

 

Recuerdo Ana lo que tú decís, el gran aporte que ha hecho en este sentido el historiador Gerardo Caetano a través de un completo documento que vale la pena leer. El documento: “De la Unicidad de la Shoa a la construcción de una memoria ejemplar” lo hizo en junio del 2006. Desde esa fecha sigue dormido, por eso vamos a seguir de cerca e insistiendo en que sea incorporado.

 

Vamos a seguir planteando que el Holocausto merece un estudio individual, no sólo como un sub-capítulo de la 2da Guerra Mundial, sino como un episodio atroz de la humanidad que tiene que ver con el comportamiento humano. El holocausto no se puede enseñar de la misma manera que se enseña el desembarco de Normandía por ejemplo.

 

P: ¿Por qué lo considera esencial? ¿Por qué es clave que los alumnos uruguayos todos sepan qué fue la Shoá?

R: Estoy convencida que estudiar el Holocausto puede ayudar a crear una conciencia entre nuestros estudiantes sobre los genocidios contemporáneos, fortalecer una cultura en la cual se entiendan como necesarias las políticas de prevención de persecuciones de seres humanos por otros seres humanos por razón de religión, raza, ideas políticas u orientación sexual.

 

Esto es apostar a la educación en derechos humanos, que es por donde tenemos que introducir el estudio. Y educación en valores, que hoy parece que fuera la finalidad última de la enseñanza.

 

Creo que le haríamos un flaco favor a las generaciones futuras si la enseñanza del Holocausto queda reducida a referencias puramente históricas y estadísticas de lugares y cantidades. Normalmente, cuando se habla del Holocausto, se refieren a cifras, volumen de víctimas, imágenes que son tan terribles que acaban para anestesiar a los jóvenes contra la tragedia. Y yo creo que de esta manera estaríamos colaborando a banalizarlo con cuestiones ideológicas contemporáneas que no tienen nada que ver con lo que fue la Shoa. “Es banalizar el mal”, como decía Hannah Arendt.

 

Estoy convencida que tenemos que incorporarlo a las nuevas generaciones desde esa dimensión, intentando poner a la reflexión de nuestros jóvenes lo que pueden llegar a hacer naciones consideradas modernas y cultas. Que pueden crear las condiciones para aniquilar a millones de seres humanos. Y que estos seres humanos no eran sólo números dentro de estadísticas, sino que eran personas, con vida, con familia como cada uno de nosotros.

 

P: Es la dimensión humana y social impresionante de la Shoá…No se trata por supuesto de simplemente estar informados.. sino de ser consciente de lo que es capaz de hacer el ser humano. ¿Verdad? ¿Realmente cree que ello puede minimizar los riesgos de que una hecatombe así, o de otra envergadura, se repita en el seno de cualquier sociedad?

R: Estoy convencida que puede ayudar mucho en este sentido. Ana, estamos hablando de un hecho que compromete a la esencia misma del ser humano y como tal debe ser enseñado. Conocer el Holocausto pone arriba de la mesa lo que significó el abuso del poder, el rol y las responsabilidades que le caben a los ciudadanos y a los gobiernos al enfrentarse con políticas genocidas y con violaciones a los derechos humanos.

Estudiar el Holocausto no sólo tendría una dimensión política, como si todo hubiera sido producto de un delirio nazi, sino que permitiría reflexionar sobre la crueldad humana, sobre los peligros del silencio ante las injusticias. Es una forma de inculcar en los más jóvenes conceptos como el de la solidaridad pero también el de la indiferencia que tuvieron muchos frente a estos hechos.  

 

P: ¿Cómo explicaría especialmente a no judíos que no sólo los judíos deben saber sobre la Shoá?

R: Porque es necesario entender de una vez por todas que estudiar el Holocausto no es un problema judío. Esto es un tema de la humanidad, es de todos.

 

Sólo si somos capaces de entender esto y dejar de lado esa visión miope del Holocausto, vamos a empezar a entender que tomar conciencia de esto, es la mejor prevención contra la mentalidad genocida que está latente en muchos seres humanos en el mundo de hoy.

Pero además estamos ante un mundo y una región que preocupan con sus señales. Y lo digo porque tenemos al actual gobierno iraní que no sólo es profundamente antisemita, sino que tiene la actitud imperdonable del negar un genocidio como el Holocausto o proponer la destrucción de Israel. Pero si esto fuera poco, en la región lamentablemente hay aliados de estas posturas como el caso del Presidente Chávez en Venezuela. Y sin irnos muy lejos, tenemos actitudes totalmente cuestionables como la que ocurrió hace unos días en nuestra vecina Republica Argentina a través de un medio de prensa subestimando y banalizando al Holocausto a través de una caricatura.

P: En efecto, en Página 12, una caricatura que nada tenía de graciosa…Volviendo a la propuesta de su partido, yo siento que tiene que haber mucho sentimiento de por medio…que no basta con el análisis intelectual del tema. ¿Es realmente así?

R: Absolutamente. Por lo que te decía recién, lo que ocurre en el mundo tiene que hacernos reaccionar. Y hacernos levantar nuestra voz. Porque tan malo como el que genera estos hechos, es el que pudiendo alertar y advertir, mira para el costado y hace silencio. Y nosotros tenemos que seguir siendo exportadores de paz, tolerancia y convivencia pacífica y no importadores de conflicto. Todos quienes estamos en lugares de responsabilidad deberíamos preguntarnos todos los días frente a los hechos que ocurren delante de nuestras narices y a la indiferencia del mundo: ¿qué estoy haciendo yo por ayudar a la paz?

 

P: ¿Siente que todos los partidos pueden unirse detrás de una iniciativa como la suya? ¿O cree que hay distintos enfoques?

R: En esto no debería haber bandera partidaria, creo que todos, independientemente del color político que tenemos y mas allá de nuestras concepciones filosóficas, ideológicas e incluso religiosas, estamos hablando de derechos humanos universales que como país libre, democrático y tolerante que somos tenemos que cuidar y proteger. En nuestro país y en cualquier lugar del mundo.

 

Por eso lo que veo y me preocupa en estos últimos tiempos desde el Parlamento, es una posición oficialista indiferente a estos hechos. Muchas veces he sentido que actúan en base a posturas ideológicas y no se toman el tiempo en analizar cómo suceden realmente los hechos. Siempre es más fácil condenar a Israel, y creo que hay posiciones desde el gobierno, que no colaboran en este sentido.

 

P: Hay sin duda cierta ambivalencia de parte del gobierno actual en algunos temas relacionados a Oriente Medio, pero creo que hay que destacar que en lo que a la Shoá se refiere, a pesar de que aún no se ha hecho nada o al menos no lo suficiente para concretar el tema de su estudio en el programa curricular uruguayo, las manifestaciones de legisladores oficialistas-como las que se pronunciaron en el Parlamento la semana pasada-han sido terminantes en cuanto al rechazo absoluto de todo tipo de negacionismo del holocausto. Verónica, quisiera combinar este tema con otro referente a su actividad..Su reciente viaje a Israel. ¿Le influyó algo en todo esto su reciente visita a Israel, que incluyó seguramente una recorrida por el Museo Recordatorio del Holocausto Yad Vashem?

R: Si, sin ninguna duda. Recorrer Yad Vashem me impactó. Especialmente el museo dedicado a los niños. Entrar en ese lugar en la absoluta oscuridad, iluminado por pequeñas velas, mientras escuchaba los nombres de cada uno de los niños que murieron en la Shoa me conmovió hasta las lágrimas. Sólo estando ahí, uno puede empezar a darle la dimensión a la barbarie.

 

EL VIAJE A ISRAEL

P: Hace varias semanas que estábamos por realizar esta entrevista, precisamente sobre su reciente viaje a Israel..¿Qué le dejó esa experiencia? Era la primera vez ¿verdad?

R: Si, la primera vez y ya me prometí que no será la última. Este viaje me reconfortó el alma y me llenó el corazón.

 

Un viaje inolvidable, removedor desde varios puntos de vista. Desde lo personal un viaje que tenía para mi mucha carga emocional y desde lo laboral una gran experiencia donde tuvimos la oportunidad de conocer la situación política de Israel y la región de la mano de sus principales protagonistas.

 

Te decía desde lo personal, fue un viaje que me conmovió profundamente. Recorrer Jerusalem fue una experiencia que quisiera repetir con mi familia. Es un sentimiento intransferible, independientemente de la religión que uno profese. Estar en el Kotel y ver los restos del antiguo Templo, recorrer la Vía Dolorosa y conocer la Iglesia del Santo Sepulcro es encontrarse de frente, cara a cara, con la historia de la humanidad, con los sentimientos más profundos y con las aspiraciones más hondas.

 

P: ¿Es muy diferente de lo que imaginaba?

R: Si, la verdad que si. Por lo menos lo que uno se construye en su imaginario. Especialmente a partir de la información que se recibe a través de los medios, donde lamentablemente nunca es objetiva y real. Pero además la información es casi exclusivamente sobre el conflicto. Pero Israel es mucho más que conflicto. Israel es tecnología, es educación, es ciencia, es avance. Es historia, con su pasado doloroso, con mucho presente, pero más que todo es futuro y esperanza en ese futuro.

P: Voy a ser poco original en comparación conmigo misma..y preguntarle algo que siempre pregunto: ¿Notó una vida mucho más normal de lo que uno puede imaginar al leer los titulares de la prensa mundial sobre los conflictos que por cierto existe en el lugar?

R: Si, totalmente. Me impresiona como uno puede caminar tranquilamente por las calles sin que ocurra nada, especialmente en la noche. . Me impresiona la cercanía de los lugares en conflicto y esa interacción de la vida cotidiana entre judíos, palestinos, árabes musulmanes o cristianos. Especialmente en Jerusalem.

 

La seguridad, que es un recurso tan escaso y que tanto nos preocupa a los uruguayos es un tema que en Israel está completamente superado. Si nosotros tuviéramos esa amenaza permanente con la que viven los israelíes, de tener a pocos kilómetros de distancia la posibilidad de un ataque, no se cómo sobreviviríamos. Sin embargo en Israel lo internalizan muy bien. Y es algo que deberíamos aprender

 

P: ¿Qué importaría de Israel para Uruguay?

R: Y …de Israel importaría esa obsesión que tienen con la educación, con la investigación y el desarrollo. Con la innovación. Israel es el ejemplo más claro, que nada impide a un país que vive amenazado, crecer. Que sin importar la escases de los recursos es un país que apuesta a la innovación, a la tecnología y a la ciencia. Aún en la adversidad.

Y lo más importante es que todos los días reafirman su decisión de ser un pueblo democrático, pluralista, con libertad de expresión, con igualdad de la mujer y con respeto por la justicia.

 

P: ¿Alguna enseñanza con la que se ha vuelto a Uruguay tras la visita a Israel?

R: Unas cuantas. A luchar por lo que uno cree más allá del dolor y la amenaza de la persecución. Que es un pueblo que apuesta a superarse día a día, que apuesta al progreso basado en el esfuerzo al trabajo y a la educación.

Y algo que quedó muy marcado en todo el recorrido, en cada lugar que visité, con cada persona que conversé fue que a pesar del dolor, a pesar de las dificultades siempre hay lugar para renovar la esperanza. Y estoy convencida después de volver, que su vocación no es la guerra, sino vivir en paz para seguir creando y creciendo. 

 
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