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| miércoles abril 24, 2024

España, Israel y el Gran Oriente Medio. La agenda internacional


Grupo de Estudios Estratégicos

 http://www.gees.org/files/article/13032012150026_EspIsrael.pdf

Junto con Cuba, la política socialista hacia Israel ha sido una de las líneas más desequilibrada de la acción exterior española mucho más allá de la posición europea con su apoyo incondicional a los palestinos, pero lejos de lograr acelerar el proceso de paz o la construcción de los dos estados para los dos pueblos, ha alimentado el unilateralismo de la Autoridad Palestina, ha bendecido el acercamiento de los moderados a los radicales y violentos de Hamas, nos ha alienado en Israel, disminuyendo drásticamente nuestra capacidad de interlocución en la zona y no ha conseguido con ello acercarnos al mundo árabe, donde somos un actor secundario.

 

Resulta imperativo que España retome una postura más equilibrada respecto de las partes y que de señales inequívocas y rápidas de aspirar a una política radicalmente distinta a la de los gobiernos de Zapatero y también sobre el proceso de paz no permite no tomar posición o dilatar una definición de lo que España quiere de la zona y de cómo pretende conseguirlo.

 

1. La primera acción que se debe contemplar es definir qué problemas nos parecen más importantes y cuales son secundarios. Es bien sabido que muchos líderes piensan que resolver el conflicto israelo-palestino debe ser la prioridad. Para la UE así ha sido durante años. Sin embargo, como se ha podido comprobar desde Marruecos a Yemen con los movimientos populares, el tema palestino es muy secundario para las gentes y, como también hemos sabido gracias a las filtraciones de Wiki-leaks, para la mayoría de sus dirigentes. En ese sentido, el gobierno debería dejar de colocar como asunto angular de la región el tema del proceso de paz.

 

2. El asunto estratégico que afecta a toda la zona y a nosotros también es sino Irán y su ambición nuclear. Si el régimen de Teherán llegara a disponer de un Arsenal atómico, por pequeño que fuera numéricamente, supondría una auténtica revolución estratégica para todo el mundo. Sería una bomba con una triple dimensión: una bomba persa en medio del mundo árabe; una bomba shií en medio de una mayoría social y religiosa sunní; una bomba revolucionaria frente a vecinos respetuosos de la estabilidad y el status quo. El régimen islamista iraní encontraría su mejor instrumento de supervivencia en la bomba atómica, así como su mejor escudo para poder expandir su influencia en todo el Levante con total impunidad. El régimen de los ayatollahs busca esencialmente su supervivencia y sólo ha dado pruebas de frenar sus ambiciones nucleares cuando ha calculado que el programa atómico era un riesgo para la misma. De ahí que en 2003, con los marines norteamericanos entrando en Bagdad, los dirigentes iraníes paralizaran el programa a fin de evitar una provocación que motivara un ataque americano en su suelo. Sin embargo, como hemos sabido tras el último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Irán ha concluido que ninguna intervención militar es hoy por hoy creíble y se ha lanzado a acelerar el programa atómico en contra de lo estipulado por la ONU y a pesar de régimen de sanciones.

 

Actualmente, la postura más crítica y firme hacia Irán está defendida por Francia y el Reino Unido, con Israel haciendo un llamamiento a la comunidad internacional a someter a mayor presión al régimen de Teherán y los Estados Unidos en una ambigüedad manifiesta sobre el curso de acción a. La agenda internacional en relación al Oriente Medio. En estos últimos siete años España ha ido seguir. A pesar de cuanto se ha oído recientemente sobre un inminente ataque israelí,. Tanto Sarkozy como Cameron están dedicando una gran. En la cumbre del día 9, además de los asuntos económicos, la UE el juego estratégico consiste en realidad en presionar a la Casa Blanca para volver a hacer creíble a los ojos iraníes que todas las opciones, incluida la militar, siguen encima de la mesa atención y energía al tema y sería una oportunidad excelente para el gobierno poder sumarse a sus iniciativas adoptará una resolución sobre Irán. Sería el momento ideal para que expresáramos.

 

3. Un segundo tema igualmente de alcance estratégico es la expansión de islamismo en todo el Norte de África y el Oriente Medio. Si bien hay que saludar positivamente los cambios que se iniciaron en Túnez hace ahora un año y que, con desigual fortuna, se conocieron como la «primavera árabe», no es menos cierto que allí donde ha habido procesos electorales libres y limpios, el voto popular ha encumbrado a las fuerzas islamistas auto proclamadas «moderadas» pero todas con inspiración y conexiones con la Hermanos Musulmanes.

 

Lejos de estar garantizada la democracia, la dinámica abierta en el seno de países como Egipto, Túnez o Libia, augura un progresivo escoramiento hacia la islamización de esas sociedades pero incluso las monarquías como Marruecos y Jordania, aparentemente más estables e inmunes, se están también viendo sacudidas por este fenómeno. Se está lejos de poder conocer la evolución final, pero en el mejor de la casos nos podríamos encontrar con modelos de islamización a la turca, pausados, pragmáticos pero inequívocos, y en el peor en auténticas sacudidas revolucionarias, como pueda suceder en Siria. Irán se está aprovechando de la situación para establecer lazos con grupos que defiendan sus posturas antioccidentales.

 

En ese sentido, no es de interés español aumentar las incertidumbres sobe el destino de toda la zona apoyando ingenuamente cuanto cambio tienda a producirse. De manera inmediata seSimbólicamente debe evitar ofrecer una imagen optimista o irrealista de la situación, se debe dejar de usar la expresión «primavera árabe» públicamente en favor de conceptos que den cuenta tanto de las promesas como de los riesgos. En segundo lugar, ha que establecer una métrica clara sobre la que juzgar los cambios.

 

Tres elementos son esenciales en ese punto:

 

Respeto a la igualdad de sexos; tolerancia religiosa; y abandono de la incitación al odio contra judíos y el Estado de Israel de estrechar lazos con Israel, el único país en toda la región de naturaleza abierta, democrática, avanzada y plural.

 

Es más, Israel sea posiblemente el país con mejores conocimientos e inteligencia real sobre la zona y asegurarse su cooperación en esta materia solo puede redundar en la mejora de nuestra información y seguridad.

 

4. Hay que estar muy atentos a la cambios tectónicos que están teniendo lugar en la región producto por un lado de miedo árabe a Irán y, por otro, al vacío de. Dentro de ese marco, hay que subrayar la necesidad. La ola de islamismo ha penetrado con desigual intensidad nuestra inequívoca condena tanto de las peligrosas ambiciones atómicas como de la sistemática violación de los derechos más básicos por parte de los dirigentes iraníes. Junto con Cuba, la política socialista hacia Israel ha sido una de las líneas más desequilibrada de la acción exterior española. En estos últimos siete años España ha ido

mucho más allá de la posición europea con su apoyo incondicional a los palestinos, pero lejos de lograr

acelerar el proceso de paz o la construcción de los dos estados para los dos pueblos, ha alimentado el

unilateralismo de la Autoridad Palestina, ha bendecido el acercamiento de los moderados a los radicales y violentos de Hamas, nos ha alienado en Israel, disminuyendo drásticamente nuestra capacidad de interlocución en la zona y no ha conseguido con ello acercarnos al mundo árabe, donde somos un actor secundario.

 

Resulta imperativo que España retome una postura más equilibrada respecto de las partes y que de señales inequívocas y rápidas de aspirar a una política radicalmente distinta a la de los gobiernos de Zapatero

. La agenda internacional en relación al Oriente Medio y también sobre el proceso de paz no permite no tomar posición o dilatar una definición de lo queEspaña quiere de la zona y de cómo pretende conseguirlo.

 

1. La primera acción que se debe contemplar es definir qué problemas nos parecen más importantes y cuales son secundarios.

 

Es bien sabido que muchos líderes piensan que resolver el conflicto israelo-palestino debe ser la prioridad. Para la UE así ha sido durante años. Sin embargo, como se ha podido comprobar desde Marruecos a Yemen con los movimientos populares, el tema palestino es muy secundario para las gentes y, como también hemos sabido gracias a las filtraciones de Wiki-leaks, para la mayoría de sus dirigentes. En ese sentido, el gobierno debería dejar de colocar como asunto angular de la región el tema del proceso de paz.

2. El asunto estratégico que afecta a toda la zona y a nosotros también es sino Irán  y su ambición nuclear. Si el régimen de Teherán llegara a disponer de un Arsenal atómico, por pequeño que fuera numéricamente, supondría una auténtica revolución estratégica para todo el mundo. Sería una bomba con una triple dimensión: una bomba persa en medio del mundo árabe; una bomba shií en medio de una mayoría social y religiosa sunní; una bomba revolucionaria frente a vecinos respetuosos de la estabilidad y el status quo. El régimen islamista iraní encontraría su mejor instrumento de supervivencia en la bomba atómica, así como su mejor escudo para poder expandir su influencia en todo el Levante con total impunidad.

 

El régimen de los ayatollahs busca esencialmente su supervivencia y sólo ha dado pruebas de frenar sus ambiciones nucleares cuando ha calculado que el programa atómico era un riesgo para la misma. De ahí que en 2003, con los marines norteamericanos entrando en Bagdad, los dirigentes iraníes paralizaran el programa a fin de evitar una provocación que motivara un ataque americano en su suelo.

 

Sin embargo, como hemos sabido tras el último informe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Irán ha concluido que ninguna intervención militar es hoy por hoy creíble y se ha lanzado a acelerar el programa atómico en contra de lo estipulado por la ONU y a pesar de régimen de sanciones.

 

Actualmente, la postura más crítica y firme hacia Irán está defendida por Francia y el Reino Unido,

con Israel haciendo un llamamiento a la comunidad internacional a someter a mayor presión al régimen de Teherán y los Estados Unidos en una ambigüedad manifiesta sobre el curso de acción a

poder que los cambios y el nuevo auge del islamismo están causando. Así, por ejemplo, Arabia Saudí se está estableciendo como el bastión conservador frente a Irán y los movimientos revolucionarios, acercando posiciones incluso con Israel. Igualmente, frente a la caída de líderes regionales tradicionales, como Egipto, países como Turquía están jugando la carta de colocarse como nuevos hegemones de la zona, ejerciendo influencia política en partidos islamistas, influencia económica, como en el Kurdistán y con la permanente tentación de recurrir a una retórica agresiva como fórmula de status, como ha ocurrido frente a Israel. Buena parte de estos nuevos alineamientos son también debidos a la disminución de la presencia e influencia norteamericana en la región, influencia que tenderá a disminuir aún más cuando las tropas estadounidenses abandonen Irak en los próximos meses y más tarde Afganistán.

 

5. Finalmente, hay que reconocer que la situación de seguridad de Israel se ha degradado y amenaza con erosionarse más en un futuro inmediato. A la amenaza existencial de un Irán nuclear en un plazo relativamente breve, o a la fuerza de los movimientos radicales y de grupos terroristas en sus fronteras Norte y Sur, se viene a sumar la caída de su principal pilar en el mundo árabe, Egipto, así como la amenaza de desestabilización de la vecina Jordania. La actual política de confrontación mantenida por Erdogan, agrava la sensación de progresivo aislamiento de Israel, aumentado por la intensa campaña de deslegitimación internacional y por el reciente unilateralismo de los palestinos. Contribuir a agravar la soledad israelí, no puede traer ningún buen fruto.

 

6. Hay que redimensionar el proceso de paz dentro de nuestra política hacia la zona. España debe defender la solución de los dos estados para los dos pueblos y debe exigir a ambas partes el mutuo reconocimiento: Palestina para los palestinos e Israel para el pueblo judío tal y como se estableció pe la ONU en 1947. Ahora bien, hay que ser conscientes de que en estos momentos la posibilidad de avanzar en el proceso de paz son casi nulas. Las partes están lejos de acordar lo que pueda ser una solución definitiva y sólo cabe pensar en arreglos transitorios.

 

La postura del gobierno de Zapatero consistió básicamente en culpar a Israel de la falta de avances

y aceptar sin contrapartidas todas las exigencias palestinas, alimentando grandes frustraciones en

ambas partes. Lo lógico en la situación actual sería demandar que los palestinosSe debe hacer ver a las partes que regresen a la mesa de negociación, haciéndoles ver que el unilateralismo no solo no

es aceptable sino que aleja cualquier solución posible, un acuerdo exige concesiones y contrapartidas mutuas y se debe exigir que ninguno caiga en actos deliberadamente provocativos. Más allá de eso, el énfasis debe residir en el diálogo entre. Obrando así se las partes y en que toda solución tiene que ser fruto de ese diálogo quita la falsa contraproducente centralidad del tema y se deja tiempo a que las partes maduren sus propias opciones. Querer imponer un calendario o atajos, está condenado al fracaso y disminuirá la credibilidad de España ante todos.

 

Israel presenta muchas oportunidades económicas, tecnológicas, científicas y estratégicas que beneficiarían a España a través de una mejor y más intensa relación bilateral sin que eso suponga ningún riesgo o coste para nuestras relaciones con el mundo árabe. Piénsese, por ejemplo, que Israel va a convertirse en pocos años en un proveedor de gas gracias a sus grandes reservas off-shore cuya explotación está comenzando.

 

Ante el atribulado panorama energético del Norte de África, encontrar nuevas fuentes de

aprovisionamiento es vital para España. Así mismo, Israel cuenta con una gran experiencia antiterrorista muy beneficiosa para la preparación de nuestras tropas en sus misiones internacionales. Y desde luego ofrece una innovación tecnológica en dominios de futuro que interesa a nuestro país,

desde tratamiento de aguas a nanotecnologías.

 

En consecuencia, la política más adecuada para España de cara a la región y España pasa por un acercamiento a Israel que nos exige, por mor de los errores del anterior gobierno, un esfuerzo político

de expresión de nuestro entendimiento de los problemas de la zona, incluido el proceso de paz.

 

Cuanto antes se haga la manifestación de esta nueva voluntad, más beneficios para nuestro país.

 
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