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| jueves abril 25, 2024

¿La Jihad Islámica enciende a Siria camino al Golán?


Ron Ben Yishai

16.5.2012

 

El coche explosivo que estallara en Damasco, tal como la carga de enorme potencia contra la caravana de la ONU en Daraa, no representa el patrón de conducta habitual de los grupos armados de la oposición siria. En general, esos grupos se equipan solo con armas livianas y sus hombres carecen de formación tecnológica, entrenamiento y la experiencia requerida para la concreción de atentados asesinos masivos o la composición de cargas complejas. Se enfocan, en especial, en la guerra de guerrillas, de casa en casa y en barreras callejeras en territorios urbanos como, también, emboscadas de fuego y minas en regiones agrícolas.

Es difícil  como creíble aceptar  el argumento de los voceros de la oposición siria diciendo que, en si mismo,  el régimen promovió los atentados para oscurecer la imagen de la oposición en Siria y el mundo. Sin embargo, el atentado en Daraa estuvo dirigido contra los observadores de la ONU mientras, en el atentado en Damasco, murieron muchos civiles. Pero,  en ambos casos, murieron y resultaron heridos decenas de militares y hombres de los servicios de inteligencia.  No cabe suponer que el régimen –incluso tratándose de un régimen asesino y maquiavélico como el que Bashar Assad encabeza- se arriesgue a que algunas de las víctimas o sus familias, descubran que el promotor de los asesinatos es a quien condenan. Y todo ello por un logro de propaganda sospechosa.  De aquí que,  la posibilidad más considerable,  sea que los dos atentados fueran promovidos y llevados a la práctica por una organización o grupos terroristas cuyos hombres son musulmanes sunitas extremos, que actúan a favor o bajo su influencia de quien se da en llamar “Jihad Mundial”. El estilo de realización de los atentados y la sofisticación en su planificación o en la composición de las cargas explosivas apuntan, con claridad,  hacia las mismas organizaciones que llevan a cabo atentados del mismo estilo en Irak. Es, incluso,  probable  que los perpetradores sean sunitas extremistas, gente de la “sede iraquí” de Al Qaeda que se infiltraron a Siria a fin de tomar parte en la jihad contra el régimen de Baath, laico y socialista que gobierna Siria, no simplemente “un régimen árabe laico”, sino uno cuya conducción es alawita perteneciente a la corriente chiita del Islam.

Hace tiempo, los organismos de inteligencia localizaron  claras señales que los atentados explosivos más grandes en Siria los lleva a cabo la Jihad Mundial que se filtra desde el norte de Líbano (entre ellos muchos palestinos que residen en los campamentos de refugiados en la región de Trípoli) y especialmente desde Irak.  Bashar Assad tiene una historia interesante en el contexto del terrorismo sunita en Irak. Inmediatamente después de la conquista de Irak por los norteamericanos (2003), Assad ofreció refugio a su aliado Saddam Hussein y les permitió a muchos  retornar y penetrar a Irak para perpetrar atentados. Después de todo, los leales a Saddam y parte importante de los dirigentes de su régimen y su ejército eran hombres del partido Baath iraquí –partido hermano del Baath sirio- encabezado por Bashar y que le sirve de base política civil como sostén ideológico.

Los norteamericanos fueron a Assad con duros argumentos por el hecho de ofrecer a los terroristas iraquíes sunitas, ex hombres de Saddam, una base de salida, financiamiento y refugio en su tierra. Cada tanto, las fuerzas norteamericanas invadían  los campos de terroristas iraquíes dentro de Siria. Como consecuencia,  Bashar  decidió “tirar un hueso” a los norteamericanos: encerró a activistas de Al Qaeda,  que intentaban atravesar su país, camino a Irak. Asimismo, les ofreció información en sus manos sobre Al Qaeda. No lo hizo solo por amor a Washington sino por cálculos de supervivencia propios. Los hombres de Al Qaeda son sunitas extremistas  que se impusieron derrocar a regímenes árabes laicos para crear un estado de la Sharia sunita en su lugar.

Otro objetivo importante es llevar a cabo una guerra de boicot contra los chiitas y la corriente teológica chiita en el Islam. No sorprende que los hombres de Al Qaeda cierren cuentas con Assad mientras su fortín va en aumento. Además cuentan con sitios de refugio y bases de salida cómodas no solo en Irak y Líbano sino, también, en Turquía y Jordania. Es probable, incluso, que algunos sean financiados y apoyados por Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico aunque, por ahora, no haya prueba.

‘¿Por qué debe interesarnos tanto todo esto? No es necesario ser un analista de inteligencia experimentado para ver que la oposición siria, incluido “el ejército sirio libre” y otros grupos armados sirios, no están organizados ni entrenados como corresponde. Están divididos políticamente. Sus  intereses son distintos y carecen casi absolutamente de jerarquías de comandancia y control, indispensables para su funcionamiento de modo efectivo. Así ocurre  con los diversos elementos políticos y conflictivos que conforman la llamada oposición siria.

Por el contrario, la gente de la Jihad Mundial es disciplinada, organizada y con amplia experiencia militar y terrorista. Ello le permite llenar el vacío organizativo creado por el caos político,  que caracteriza a los rebeldes sirios en éste momento. Si las cosas continúan en el marco actual, los extremistas musulmanes sunitas son capaces, en un lapso de tiempo no demasiado largo, convertirse en un factor dominante y líder entre los movimientos de la resistencia siria y cuando Assad caiga (si cae)  será el factor que gobernará y dictaminará el carácter del régimen. Un suceso parecido es lo que acontece  en Libia.

En Occidente temen por un suceso de esas características, y ese es uno de los motivos por el que Estados Unidos y los países de Europa se oponen, con firmeza,  a proveer a los rebeldes sirios de armas y equipos de guerra modernos. Temen que esas armas caigan, como en Afganistán en su momento o en Libia ahora, a manos de los musulmanes extremistas y les ayude a masacrar a sus opositores, ya sean alawitas o cristianos o laicos sirios, que se les opongan.

En Israel están alertas ante la amenaza oculta de una transformación de la Jihad Mundial y los  extremistas sunitas en un factor dominante entre los rebeldes en Siria. Por ahora sus esfuerzos se enfocan en el derrocamiento de Assad. Pero, si cae ese régimen, el arsenal de misiles y cohetes sirio, compuesto por más de cien mil piezas como las ojivas químicas y biológicas que Siria desarrolló y fabricó para sí, podría caer a manos de organismos pertenecientes a la corriente militante y más extremista del Islam.

Existe una posibilidad que esos organismos extremistas se infiltren en el plazo más cercano hacia la región de frontera, entre Siria e Israel, en el Golán con el fin de llevar adelante atentados de provocación. El objetivo sería  provocar una reacción israelí que desemboque en una confrontación e, incluso, una guerra entre Israel y Siria.

Los grupos sunitas extremos están  interesados en un enfrentamiento de ese tipo tanto porque eso obligaría al ejército sirio a orientar a la mayoría de sus unidades hacia el frente con Israel y porque, durante el enfrentamiento, las FDI juzgarían la capacidad del ejército sirio, destruyendo las estructuras del país sirio, las bases del gobierno y la economía. Todo ello acercaría el fin del gobierno de Assad y la “victoria del islam”.

Existe un antecedente a esa estrategia: organismos libaneses pertenecientes a la Jihad Mundial vienen provocando, desde hace años, lanzamientos y atentados explosivos de magnitud a fin de encender el enfrentamiento entre Hezbollah e Israel y entre Hezbollah y las fuerzas de la ONU (UNIFIL) en Líbano. Es otra razón para suponer que, el atentado en Daraa (sur de Siria, junto a la frontera con Jordania), fue responsabilidad de la Jihad Mundial.

No hay nada que Israel o las FDI deban o puedan por ahora promover con el objetivo de reducir o intentar minimizar esa amenaza. Por ahora, el mayor imperativo  consiste en multiplicar los esfuerzos de inteligencia a fin de hacer un seguimiento sobre lo que se hace en Siria y sus fronteras y manifestar disposición sobre la “línea violeta” en las Alturas del Golán.

 
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