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| viernes marzo 29, 2024

«Debemos tomar las riendas de la revolución»


Carla Fibla

Durante el último año y medio el Movimiento 6 de Abril, uno de los que apoyó las protestas de finales de enero de 2011 en Egipto y que luego desempeñó un papel relevante en la convocatoria de nuevas manifestaciones, ha aprendido mucho.

Consciente de que la magnitud de lo que se está intentando cambiar en Egipto obligará a negociar, aliarse y criticar, durante la entrevista celebrada en mayo de este año, Ahmed Maher, miembro active del movimiento, acerca una visión pausada y optimista de la evolución de la revolución que comenzó el 25 de enero de 2011.

– ¿En qué momento considera que se encuentra la revolución egipcia?
– Es una revolución que, como ha ocurrido en otros países en proceso de cambio, ha pasado por una serie de etapas, y deberá enfrentarse a otras fases, a muchas más. Los egipcios no estamos jugando la final de un campeonato, sino muchos partidos al mismo tiempo. Al principio, el movimiento social que generó la revolución fue muy fuerte; se despertaron muchas esperanzas, queríamos cambiar muchas cosas, modificarlo todo rápidamente. Pero el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF, sus siglas en inglés) no está dispuesto a perder el poder que ha ostentado en la sombra durante décadas. La SCAF quiere mantener su autoridad, controlar al régimen, porque existen diferentes caras e intereses del sistema y ellos están trabajando para preservar las que les afectan, controlar las que pueden perjudicarles.

Además, desde el comienzo de la revolución, la SCAF ha utilizado a las fuerzas islamistas y democráticas, como los Hermanos Musulmanes, contra nosotros, contra el movimiento de la calle que no está dispuesto a ser controlado de nuevo. Por ejemplo, ha intentando difundir rumores para destruir nuestra credibilidad en la calle, para debilitarnos y dividir al movimiento de jóvenes. Pero en este momento, después de haber pasado por etapas bastante complicadas en los meses de noviembre, diciembre, enero… volvemos a estar en situación de fuerza porque ahora hay problemas entre los grupos islámicos y la SCAF. De hecho, ahora los grupos islámicos se están acercando a nosotros, nos buscan, quieren cooperar en las manifestaciones y acciones que organizamos. Nos han pedido perdón en privado por haber votado a favor de la reforma de la Constitución. Ahora dicen que esa opción en el referéndum fue un gran error. Los Hermanos Musulmanes han llamado a muchos miembros de nuestros grupos para que participen en las administraciones locales, en los barrios… y han prometido un cambio de actitud. A partir de ahora nos apoyarán escuchando más a la calle.

– ¿Por qué cree que se acercan ahora los islamistas al Movimiento 6 de Abril?
– Existe una diferencia entre los Hermanos Musulmanes, que sienten que deben acercarse a nosotros, y los salafistas, que no tienen una trayectoria política. Los Hermanos Musulmanes se sienten en peligro porque el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas se ha vuelto contra ellos, y los que protagonizaron de forma más activa la revolución también desconfían de ellos. Están intentando disminuir los problemas que han existido en el pasado entre nosotros, reducir la distancia que nos separa por las decisiones y posturas que se han ido tomando durante los últimos meses. Ahora aceptamos hablar con ellos de nuevo, pero es sobre todo para que se lo piensen bien antes de volver a dejarnos de lado. Si los Hermanos Musulmanes quieren corregir sus errores y disculparse, les escucharemos; pero si solo pretenden utilizarnos contra la SCAF para luego destruirnos les dejaremos solos.

– ¿Confían en la palabra de los Hermanos Musulmanes? ¿Creen que mantendrán lo que les prometan?
– No, pero estamos dispuestos a cooperar y a encontrar un espacio común. De todas formas, antes de pasar a la acción, primero deben disculparse públicamente por haber apoyado a la SCAF contra nosotros en noviembre y diciembre del año pasado. Debemos firmar un acuerdo que nos garantice que eso no volverá a ocurrir.

– ¿Qué pretende obtener el Movimiento 6 de Abril de una colaboración con los Hermanos Musulmanes?
– Los Hermanos Musulmanes no son como los salafistas. Estos representan a la derecha radical de la política de Egipto. En cambio, los Hermanos Musulmanes tienen una ideología conservadora y de derechas pero son muy pragmáticos. Han demostrado que pueden variar su estrategia si lo necesitan o si les compensa para alcanzar sus objetivos.

– ¿Qué ha aprendido como activista en el último año y medio?
– Que necesitamos construir una estructura mucho más estable, que son necesarias profundas raíces para avanzar. No lo hemos hecho hasta ahora porque los egipcios, el ciudadano medio, no estaban preparados. También debemos establecer un plan estratégico mucho más preciso de cara al futuro de nuestra lucha. Cuando comenzó la revolución carecíamos de ese plan y ahora es imprescindible para seguir avanzando porque ya no podemos improvisar más. Hay que centrarse en los momentos en los que se deben producir cambios concretos, hay que tomar las riendas de esta revolución.

– ¿Por qué no lo han hecho durante los últimos 18 meses?
– Lo intentamos pero no fuimos capaces. Creo que ahora las organizaciones dispuestas a implicarse son mucho más fuertes que el año pasado.

– El Movimiento 6 de Abril llevaba años luchando por el cambio, protagonizaron momentos complicados, llamando a la movilización popular. ¿Qué ocurrió después de que triunfara la revolución? ¿Por qué esa actividad queda algo diluida?
– Durante el último año hemos organizado muchas manifestaciones, pero a partir del mes de julio de 2011 la SCAF comenzó a atacarnos directamente y tuvimos que concentrar toda nuestra energía en defendernos para no perder la credibilidad por la que habíamos trabajado durante años. Nos acusaban de ser espías, de coger dinero del extranjero. Fue muy duro ignorar todos esos rumores y seguir trabajando. Hace solo unos meses que logramos reorganizar nuestros movimientos, y es ahora cuando podemos decir que estamos en todos los ayuntamientos de Egipto. En la actualidad tenemos una nueva estructura construida a partir de muchos niveles de implicación social. De esta forma, los miembros del Movimiento son los que nos apoyan, los que dicen que les gustamos, los que trabajan de forma activa o los que se consideran miembros reales, de base. En esa última categoría, que es el verdadero cuerpo del Movimiento 6 de Abril, hay 20.000 personas.

– ¿Cuáles son los objetivos para 2012?
– Construir una organización sólida, con raíces en la sociedad a todos los niveles. Nosotros rechazamos las elecciones que se han celebrado hasta ahora, incluidas las presidenciales, pero creo que estaremos preparados para presentarnos con más de 20.000 candidatos a los próximos comicios locales y, por supuesto, lo haremos a las siguientes elecciones parlamentarias.

– ¿Qué opina de los candidatos que se han presentado para suceder a Hosni Mubarak?
– Creo que Omar Suleiman no era el candidato de la SCAF pero que era una baza fácil de utilizar contra Shater. Parece ser que hubo mucha presión de los coptos y de los hombres de negocios del antiguo régimen para que se apoyara la candidatura de Amr Mussa. La situación ha sido complicada porque los Hermanos Musulmanes no podían apoyar a Abul Futuh porque abandonó el movimiento, ni a Abu Ismail, al que finalmente impidieron presentarse. Al final quedó Mohamed Morsi como candidato de los Hermanos Musulmanes y eso aleja a nuestro movimiento de su visión de la realidad social porque los Hermanos Musulmanes prometieron que no presentarían un candidato a las elecciones presidenciales y lo han hecho.

– Pero Abul Futuh, al tener una tendencia más abierta que la de los Hermanos Musulmanes, se podría acercar más al planteamiento que busca el Movimiento 6 de Abril…
– Es cierto que Abul Futuh es un poco diferente a la tendencia de los Hermanos Musulmanes, es más liberal; pero nosotros apoyamos más tendencias como la de Hadmin Sabahi que tiene un vínculo más directo con la revolución. También se ha dado la paradoja de que muchos revolucionarios apoyan a Amr Mussa para que los Hermanos Musulmanes no acumulen más poder a través de la figura de Abul Futuh que al final tiene sus raíces en los Hermanos Musulmanes, es un islamista. No tengo problemas con el islam político. Nosotros somos seculares pero no estamos en contra de la religión. No tengo miedo a los Hermanos Musulmanes, ni a Abul Futuh.

– ¿Amr Musa no es una figura que recuerda demasiado a Hosni Mubarak?
– Genera cierta desconfianza porque la SCAF lo apoya. Colaboradores de Mussa me han llamado diciendo que quieren acercarse al Movimiento pero por ahora a nosotros nos interesa salvaguardar nuestra independencia y solo trabajar en momentos puntuales con los que estén completamente de acuerdo con nuestra visión.

– ¿Cree que el uso de las redes sociales, la comunicación a través de Facebook y Twitter se ha sobreestimado en Egipto, teniendo en cuenta el reducido acceso a Internet?
– En 2008 fuimos los primeros que organizamos una huelga general a través de Facebook, a través de las redes sociales. Para nosotros la difusión de los mensajes, la capacidad para
convocar, no fue una sorpresa porque antes de la revolución teníamos muy en cuenta que debíamos utilizar las redes de forma profesional. Ahora todo el mundo utiliza este medio de comunicación para hacer política, pero no llega a todas partes y por eso debemos mejorar su efecto real en la sociedad. Los medios de la red son viejos, es más importante llegar a los barrios pobres, y tener una mayor difusión entre los que no están conectados.

– Pero, ¿diría que ha sido una de las vías que han ayudado a que triunfara la revolución?
– Es una herramienta efectiva pero no llega a la mayoría de la población. Fue útil en la convocatoria del 25 de enero de 2011 porque hubo mucho apoyo externo, pero para las elecciones no tuvo un gran alcance. Grupos como los Hermanos Musulmanes tienen gente que les apoya en los barrios populares en lugar de estar centrados en las redes sociales, y eso es práctico y efectivo.

– ¿Qué papel cree que debería desempeñar la juventud a partir de ahora?
– Deben moverse y participar en todo. La presión es muy fuerte para lograr cambiar muchas normas. Los jóvenes serán los líderes en el futuro de este país.

– ¿Por qué no han creado un partido político?
– No es el momento, no estamos preparados. Lo haremos en un segundo nivel, dentro de cinco años.

– ¿Por qué hay que esperar ese tiempo?
– Por muchas razones. Quizás la más importante surge cuando comparamos a los Hermanos Musulmanes con cualquier otro partido político. Ellos son más fuertes, y lo son porque en realidad no son un partido político, sino un movimiento. Hay mucha presión fuera de Egipto, un aparato que tiene fuerza para cambiar las cosas en el país. Por el momento, los partidos políticos en Egipto son muy inconsistentes y eso provocará que los liberales desaparezcan pronto. Son débiles porque no tienen organización. En los próximos cinco o seis años crearemos nuestro grupo de presión, con el apoyo suficiente para ser sólidos. Extenderemos nuestras redes y como han hecho los Hermanos Musulmanes, tras ocho años formaremos un partido político.

– ¿Y cómo van a proteger el cambio provocado por la revolución si no participan políticamente en el sistema?
– Los Hermanos Musulmanes forman parte del sistema. La gente de la calle les apoya, pero si haces hoy una encuesta no les apoya tanto. Nosotros debemos aprovechar este momento de descontento para negociar, hacer encuentros, firmar acuerdos, organizar manifestaciones…Queremos que Egipto tenga una verdadera democracia, una verdadera Constitución, nuevas normas, cambiar el sistema y el régimen. Transparencia, justicia… En esa dirección haremos nuestro lobbying.

– ¿Y los Hermanos Musulmanes les ayudarán a hacerlo?
– A veces sí, otras no, por eso también les combatiremos cuando sea necesario.

Fuente: Afkar / Ideas – Revista Identidad

 
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