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La UE "Mejora" Relaciones con Israel, Estrangulantes Sogas Incluidas


Soeren Kern

3 de agosto de 2012

http://www.gatestoneinstitute.org/3245/eu-israel-relations-upgrade

La mejora, que llega en medio de un aluvión de interminables críticas a las políticas de Israel, de hecho, parece destinada a incrementar la dependencia económica de Israel de la Unión Europea, con el objetivo de ampliar la influencia del bloque sobre el Estado de Israel. Escrito por delegaciones de la UE ante la Autoridad Palestina, el documento incluye severas recomendaciones destinadas a fortalecer el control palestino sobre Jerusalén Oriental y obligar a Israel a cambiar su política en la Margen Occidental. El documento no tiene precedentes en cuanto a que trata sobre asuntos internos israelíes.

La Unión Europea ha mejorado las relaciones comerciales y diplomáticas con Israel, en más de 60 actividades y campos, incluidas agricultura, energía e inmigración.

Pero el amplio impulso de las relaciones bilaterales, que fue anunciado en la reunión anual del Consejo de la Asociación UE-Israel en Bruselas el 24 de julio, es poco probable que ponga fin a la profundamente arraigada hostilidad del funcionariado europeo hacia el estado judío.

La medida, que llega en medio de un interminable aluvión de críticas europeas respecto de las políticas israelíes en la Margen Occidental, Gaza y dentro del mismo Israel, de hecho, parece destinada a incrementar la dependencia económica de Israel de la Unión Europea, con el objetivo de ampliar la influencia del bloque sobre el Estado de Israel.

En conjunto, el paquete no llega a mejorar completamente las relaciones que fueron congeladas después de la invasión israelí de la Franja de Gaza en enero de 2009 pero, no obstante, es muy significativo.

Entre otras medidas, la Unión Europea eliminará los obstáculos que impiden el acceso de Israel a los mercados europeos gubernamentalmente controlados y ampliará la cooperación de Israel con las nueve principales agencias de la UE, incluidas la Oficina Europea de Policía (Europol), la Unidad de Cooperación Judicial de la UE (Eurojust) y la Agencia Espacial Europea (ESA).

Notablemente ausente del paquete está el Acuerdo sobre Conformidad, Evaluación y Aceptación de Productos Industriales (ACAA), un acuerdo comercial que busca eliminar las barreras técnicas al comercio de productos industriales, con el objetivo de aumentar el acceso europeo a los mercados israelíes, y viceversa.

Aunque la Comisión Europea y el Consejo Europeo aprobaron el ACAA en marzo de 2010, la ratificación del acuerdo se ha frenado en el Parlamento Europeo, debido a la presión ejercida por grupos de activistas pro-palestinos, que sostienen que el acuerdo beneficiará a empresas israelíes que hacen negocios en los disputados, así llamados territorios ocupados.

El 7 de junio, la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo (AFET) recomendó que la ACAA fuera ratificada, pero su destino será determinado por la Comisión de Comercio Internacional (INTA), que tiene programado votar sobre la medida el 18 de septiembre de 2012.

En cualquier caso, la declaración oficial de la UE anunciando la mejora de las relaciones bilaterales también está repleta de condescendientes críticas a Israel, en las que la UE acusa de perpetrar una amplia gama de abusos contra los derechos humanos en el «territorio palestino ocupado (TPO)» y dentro del propio Israel.

Entre otras cosas, la declaración se refiere a la obligación de Israel de proteger los derechos de la minoría árabe-palestina, recalcando «la importancia de abordarlo como un problema central en su propio derecho». El documento también condena el «excesivo uso, por parte de Israel, del recurso de detención administrativa».

La UE insta a Israel a «abstenerse de acciones que podrían… restringir la libertad de asociación y la libertad de expresión (de la sociedad civil)», y exhorta a Israel a procesar a los “colonos extremistas» por su «continua violencia y las deliberadas provocaciones contra civiles palestinos».

La declaración «recalca las obligaciones de Israel con respecto a las condiciones de vida de la población palestina» y condena «acontecimientos sobre el terreno que amenazan con hacer que resulte imposible una solución de dos estados, como, entre otras cosas, la marcada aceleración de la construcción de asentamientos, los desalojos en curso de palestinos y la demolición de sus viviendas e infraestructura en el territorio palestino ocupado (TPO), incluida Jerusalén Oriental, el empeoramiento de las condiciones de vida de la población palestina y serias limitaciones a que la Autoridad Palestina promueva el desarrollo económico de las comunidades palestinas, en particular en la zona C».

La UE también está «preocupada por los informes sobre una posible reanudación de la construcción del muro de separación, porque la UE considera que el muro de separación construido en territorios ocupados es ilegal bajo el derecho internacional, constituye un obstáculo para la paz y amenaza con hacer imposible una solución de dos estados».

La declaración llega en medio de una ola de críticas oficiales de la UE a Israel que, a menudo, son tendenciosas, desproporcionadas y lindando con lo obsesivo.

En julio, por ejemplo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución muy parcial acusando a Israel de, literalmente, decenas de delitos contra la población palestina, instituciones palestinas e, incluso, contra beduinos árabes. La declaración critica a Israel por «la expansión de asentamientos y la violencia de los colonos, de restricciones a las planificaciones y de la consiguiente grave escasez de viviendas, la demolición de viviendas, desalojos y desplazamientos, confiscación de tierras, difícil acceso a los recursos naturales y falta de servicios básicos sociales y de asistencia…». La resolución, incluso, acusa a Israel de «crear un vacío institucional y de liderazgo en la población palestina local».

En junio, la “Ministra de Relaciones Exteriores” de la UE, Catherine Ashton, quien tiene una bien ganada reputación por hacer declaraciones que tratan de aislar y deslegitimar al estado judío, criticó las políticas israelíes como que «son ilegales según el derecho internacional y amenazan con hacer imposible una solución de dos estados». Desde que asumió su cargo, en diciembre de 2009, Ashton nunca criticó el obstruccionismo palestino y sus imposibles precondiciones para entrar en conversaciones genuinas de paz con Israel. (En marzo, Ashton, notablemente, equiparó el asesinato de tres niños en una escuela judía en Francia, con «lo que está sucediendo en Gaza»).

En mayo, 27 ministros de Relaciones Exteriores de la UE condenaron unánimemente «los desalojos en curso y las demoliciones de casas en Jerusalén oriental, los cambios en el estatus de residencia de palestinos… la prevención de las pacíficas actividades, culturales, económicas, sociales o políticas palestinas… el empeoramiento de las condiciones de vida de la población palestina… de poner en peligro los importantes logros de la Autoridad Palestina en la construcción del estado… de la continua violencia de los colonos y deliberadas provocaciones contra civiles palestinos…». Pero, en ninguna parte, el documento llama a la Autoridad Palestina a reconocer la legitimidad de Israel como estado judío, una medida que, podría decirse, más que ninguna otra haría avanzar las aspiraciones palestinas a la condición de estado.

En enero de 2012, la UE publicó un documento titulado «Informe de los Jefes de Misión de la UE sobre Jerusalén Oriental», que hace un urgente llamamiento para que la UE adopte una forma más «activa y visible» de implementación de su política hacia Israel y el proceso de paz.

Escrito por las delegaciones de la UE a la Autoridad Palestina, el documento incluye severas recomendaciones destinadas a fortalecer el control palestino sobre Jerusalén Oriental y obligar a Israel a cambiar su política en la Margen Occidental.

El documento recomienda que la Unión Europea financie proyectos palestinos de construcción en la zona C de la Margen Occidental sin la cooperación de Israel, socavando el control israelí. Sin embargo, en virtud de los Acuerdos de Oslo, la zona C está bajo pleno control civil y de seguridad israelí; contiene todos los asentamientos israelíes en la Margen Occidental y una pequeña población palestina. El documento de la UE también declara que las políticas de Israel están minando la perspectiva de un estado palestino en las fronteras de 1967, y pide a Israel que apoye la construcción palestina en la Zona C y Jerusalén Oriental.

El informe incluye una propuesta radical para una «adecuada legislación de la UE para prevenir/disuadir transacciones financieras en apoyo de la actividad de asentamientos». Según la propuesta, la Comisión Europea utilizaría legislación para obligar a empresas europeas a dejar de hacer negocios con empresas involucradas en actividades de construcción de asentamientos y comerciales.

Las recomendaciones incluyen la preparación de una «lista negra» de colonos considerados violentos, a fin de considerar, más adelante, la opción de prohibirles la entrada en la Unión Europea. El documento también pretende fomentar una mayor actividad y representación de la AP en Jerusalén Oriental.

El informe aconseja a las principales figuras de la UE que visitan Jerusalén Oriental que se abstengan de ser escoltados por funcionarios representantes o personal de seguridad israelíes. Además, el documento alienta a los funcionarios a que instruyan a las empresas europeas de turismo a que se abstengan de apoyar a empresas israelíes situadas en Jerusalén Oriental y aumentar la conciencia pública de la UE sobre los productos israelíes procedentes de los asentamientos o de Jerusalén Oriental.

En diciembre de 2011, el diario israelí Haaretz obtuvo un documento de trabajo clasificado, producido por las embajadas europeas en Israel, que recomienda que la Unión Europea debiera considerar el tratamiento de Israel de su población árabe como «un tema central, no secundario en el conflicto palestino-israelí».

El documento no tiene precedentes cuando trata de asuntos internos israelíes. De acuerdo con diplomáticos europeos y altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, citados por Haaretz, el documento fue escrito y enviado a la sede de la UE en Bruselas a espaldas del gobierno israelí.

Otras cuestiones que el documento aborda incluyen «la falta de avances en el proceso de paz, la continuada ocupación de los territorios, la definición de Israel de sí mismo como judío y democrático, y la influencia de la población árabe israelí».

El documento original también incluía sugerencias para la acción que la UE debería tomar, pero éstas fueron eliminadas de la versión final por insistencia de varios países. Entre ellas estaba la sugerencia de que la UE presente una protesta oficial cada vez que un proyecto de ley discriminatorio contra los árabes sea aprobado en segunda lectura en la Knesset, y que la UE garantice que todas las ciudades árabes puedan completar planes urbanísticos, «con cada estado miembro potencialmente ‘adoptando’ a un municipio con ese fin».

Haaretz informó que, según un diplomático europeo involucrado en la elaboración del informe, el trabajo en el mismo se inició en 2010 a iniciativa de Gran Bretaña. La idea era escribir un informe que pudiera ser debatido por un foro de ministros de relaciones exteriores de la UE. En algún momento, sin embargo, varios países, entre ellos la República Checa, Polonia y Holanda, expresaron objeciones sobre su contenido y el documento fue suavizado.

También en diciembre, cuatro países de la UE miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, emitieron un airado comunicado conjunto tildando a los «asentamientos» israelíes en los territorios palestinos ocupados y Jerusalén Oriental como «ilegales bajo la ley internacional». La declaración decía: «Hacemos un llamado al gobierno israelí para revertir estos pasos. La viabilidad del estado palestino que queremos ver y la solución de dos estados, que es esencial para la seguridad de Israel a largo plazo, se ven amenazados por la sistemática y deliberada expansión de los asentamientos».

Si bien la UE sigue ejerciendo presión sobre Israel, Jerusalén ha sido incapaz de obtener concesiones significativas de parte de Bruselas. Por ejemplo, la UE ha rechazado, una vez más, una solicitud israelí de que el bloque designe al grupo Hezbollah, con sede en Líbano, como un grupo terrorista.

El Ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, lanzó recientemente un nuevo impulso diplomático para convencer a la UE para que ilegalice a Hezbollah, después del asesinato de cinco israelíes y un conductor búlgaro de autobús el 18 de julio. Israel culpa a Hezbollah por el atentado suicida en el aeropuerto Burgas de Bulgaria.

El Ministro de Relaciones Exteriores chipriota, Erato Kozakou-Marcoullis, cuyo país encabeza actualmente la presidencia de la UE, dijo que «no hay consenso entre los estados miembros de la UE para colocar a Hezbollah en la lista de organizaciones terroristas», y afirmó que «no hay pruebas tangibles de que Hezbollah participe en actos de terrorismo».

Lieberman tampoco pudo convencer a Catherine Ashton, jefa de la política exterior de la UE, para «intervenir», en nombre de Israel, en una controversia relacionada con el deseo de Túnez para incluir una cláusula, en su nueva Constitución, que hace que la normalización de relaciones con Israel sea una ofensa criminal.

Como lo indican estos ejemplos y muchos otros, Israel no debería tener ninguna ilusión de que la reciente «mejora» de las relaciones bilaterales con la Unión Europea terminará con la hostilidad europea hacia el estado judío. Muy por el contrario, Israel debería esperar un aumento de la injerencia europea en sus asuntos internos.

 
Comentarios

La verdad, a Mi entender, es VERGONZOSO, el accionar discriminatorio de la UE, hacia el Estado de Israel.

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