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| jueves marzo 28, 2024

Simbiosis


Pepe Eliaschev

Perfil.com

30/09/12 – 12:33

Si la Presidenta es capaz de decirle a un estudiante norteamericano de 20 años que ella tiene contacto frecuente y abierto con los periodistas de este país es porque la mentira es incontenible y sistémica. Lo hizo al pasar por lo que la seduce, las aulas universitarias norteamericanas, justo ella, que ni de casualidad pisaría como presidenta una facultad en la Argentina para someterse a preguntas de los estudiantes. Si le miente a un chico y en la cara, ¿por qué no podría decirse que en eso consiste su metodología cotidiana, en todo y para todo?

) revelaba que la Argentina y el régimen de Irán negociaban en la clandestinidad, por lo menos desde enero de 2011, con apoyo explícito del régimen de Siria, sostenido principalmente entonces y ahora por Teherán. Más detalles y revelaciones aporté en mi segundo informe, el 23 de junio de 2011http://www.perfil.com/ediciones/2011/7/edicion_592/contenidos/noticia_0014.html Al blanquear ahora que, efectivamente, quiere “dialogar” con Irán, la Presidenta vuelve a violar groseramente la verdad, como si presumiera estar protegida por una eterna indulgencia. Héctor Timerman pretendió, con su gruesa torpeza, desasociarse de mi revelación de marzo de 2011, acusándome de “seudoperiodista”.

Inútil detallar aquí su triste peripecia por los medios de comunicación. Aquel informe mío fue puro periodismo. Entonces, como ahora, el Gobierno mintió.

Sencillo e incontrovertible, tan evidente como el aval presidencial al embajador criollo de Irán en la Argentina, Luis D’Elía, cuando presentó a su partido Miles en el Luna Park acompañado del encargado de negocios y máxima autoridad de la representación de Irán en Buenos Aires, Sayed Alí Pakdaman (http://www.infobae.com/notas/571910-El-piquetero-DElia-lanzo-su-partido-politico-junto-a-representantes-iranies.html), junto a Carlos Tomada, Martín Sabbatella, Hugo Yasky, Jorge Coscia, Juan Carlos Dante Gullo y Gabriel Mariotto, entre otros (http://www.partidomiles.org/2011_03_01_archive.html).

Las mentiras como herramienta de Estado son el método predilecto del Gobierno en su zigzagueante y turbia conducta para con la comunidad judía, Israel y los organismos internacionales. Este diario ha revelado que el embajador argentino en Siria desde 2009, Roberto Ahuad, había declarado en 2008 que “Israel es un Estado terrorista y genocida” y que en enero de ese año participó de una marcha de repudio frente a la delegación israelí en Buenos Aires, junto a Luis D’Elía, de quien Ahuad dijo estar “orgulloso” porque tuvo “la valentía de desafiar al lobby sionista”. En medio de la guerra entre Hezbollah e Israel en 2006, Ahuad dijo que “el Estado de Israel aplica el terrorismo de Estado como lo hacía la dictadura argentina” (Facundo F. Barrio, “Roberto Ahuad, embajador en Damasco: con Al Assad, Siria impulsó una línea de apertura y tuvo un gran desarrollo”, PERFIL, 6 de agosto de 2011).

Similar receta de mentiras le sirvió a la Presidenta para enunciar en la Asamblea General de las Naciones Unidas que le gustaría aplicar con Irán lo que bautizó inopinadamente como “doctrina Lockerbie”. Se refería la pequeña localidad escocesa sobre la que el 21 de diciembre de 1988 cayó un gigantesco Boeing 747 de Pan Am, tras estallar a bordo una poderosa bomba colocada por terroristas enviados por el régimen de Muamar Kadafi, con un saldo de 270 muertes. En abril de 1990, Kadafi entregó a dos agentes de sus servicios a la Justicia de Escocia, asumiendo la responsabilidad de Libia. Uno de ellos fue condenado a cadena perpetua en enero de 2001 por tres jueces escoceses. Lo que la Presidenta llama “la doctrina Lockerbie” no existe. El juicio de Escocia contra los terroristas se desarrolló en Holanda sólo para apaciguar los ánimos en una sede neutral, pero los magistrados eran escoceses y el único condenado (Abdelbaset al-Megrahi, jefe de seguridad de Libyan Arab Airlines) permaneció ocho años y medio en una cárcel de Escocia. Murió este año, tras ser liberado en 2009 cuando se le diagnosticó cáncer.

¿Qué “doctrina” Lockerbie? ¿Cuándo reconoció Irán su responsabilidad en el ataque a la AMIA de 1994? ¿Aceptaría la teocracia de los ayatolás que jueces argentinos juzgaran a los imputados iraníes y que la condena fuera servida en una cárcel argentina? ¿Qué significa y para qué sirve “dialogar” con un país que explícitamente niega toda responsabilidad en aquella matanza en suelo argentino? ¿De qué “dialogan” el gobierno de un país que acusa a funcionarios de otro gobierno de un crimen atroz, si los imputados se niegan a asumir su responsabilidad? ¿Dialogar con un régimen de esa calaña no es una forma explícita de tender un manto de impunidad definitiva sobre aquellos 85 crímenes de 1994?

Pero al margen de esta impunidad, lo relevante es la mentira como concepto, la praxis ya habitual de destrozar la veracidad con falsedades, ya sean sobre el costo de vida, la negociación con Irán o las supuestas conferencias de prensa que dice dar una presidenta que sólo habla, y a duras penas, ante auditorios extranjeros. Richard M. Nixon fue el único presidente norteamericano que renunció a su cargo acusado de mentiroso. Watergate fue eso. Tras ganar las elecciones de 1972, en las que el republicano obtuvo 60,7% de los votos contra el 37,5 % del demócrata George McGovern, se fue humillado dos años después. La famosa investigación periodística demostró que Nixon mandó a hacer espionaje en el Comité Nacional del Partido Demócrata durante la campaña de 1972. Tras negar su responsabilidad, la Corte Suprema lo obligó a entregar grabaciones que comprobaban que él había sido quien decidió encubrir y desviar la investigación. Renunció el 8 de agosto de 1974, antes que someterse a un “impeachment” (juicio político).

A Nixon, que era el hombre más poderoso del mundo y aseguraba que “la mentira forma parte del arte de la diplomacia”, su país lo condenó por mentir. ¿Sería factible en la Argentina que una colosal carrera política fuese tronchada por mitomanía incurable? Difícil, en un país cuyo juego de naipes esencial es el truco. Pero quién sabe.

 
Comentarios

el embajador argentino en siria no se habra equivocado al escribir el estado terrorista y habra querido decir que es Siria?
son ellos los que masacran a los civiles sirios

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