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| viernes marzo 29, 2024

La mentira como método diplomático


Dore Gold

Jerusalem Center for Public Affairs

10.10.2012

Hace dos semanas, en el diario Al Jihat fue citado el jefe de la Agencia de Energía Atómica en Irán, Fereydoun Abbasi, en un singular reconocimiento según el cual, el gobierno de Irán proporcionó información engañosa con el objetivo de defender su programa nuclear. Para justificar la política de mentiras a la comunidad internacional, Abbasi acusó a la Agencia de Espionaje Británico, M-16, de espionaje en Irán.

  Con el fin de aumentar la inquietud en los servicios de seguridad en Occidente, Abbasi destacó que, a veces, los iraníes exhibieron debilidades inexistentes  o, por el contrario, se mostraron con una capacidad de la que no disponían.  El reconocimiento de Abbasi no estuvo destinado a sorprender dado que la política del engaño es usada, desde hace tiempo, como piedra basal de la diplomacia iraní. Fue el Ayatola Khomeini, el fundador de la República Islámica, quien escribió en su libro “El gobierno islámico” (editado en su lugar de exilio, en Irak, en 1970): “La conservación del Islam chiita”, exige a sus fieles mantener el “principio de la Takiyya”. El sentido práctico del término es “engaño” y es extraído de la raíz en árabe que significa “cuidar” o “defender”. Los historiadores de Medio Oriente escribieron que, por medio de la Takiyya, los chiitas perseguidos lograron defender a sus comunidades de los peligros externos provenientes de la mayoría sunita. Khomeini convirtió lo que alguna vez fuera considerado obligación de la realidad en una ventaja.

Abbasi, de hecho, materializó para la República Islámica, parte de la tradición ideológica de Khomeini a fin de defender su programa nuclear. Fue  testigo del sorprendente triunfo de esa política,  dado que lo que caracterizó su materialización fue la negativa de Occidente a reconocer su negativa.

Durante años, los iraníes hicieron uso de las mismas técnicas con el fin de debilitar la determinación occidental de enfrentarlos, de manera efectiva. En 2003, fue el telegrama del Presidente Bush por medio del embajador sueco en Irán, que incluía una Hoja de Ruta para la normalización de las relaciones con Estados Unidos. La autenticidad de la propuesta fue rectificada por el círculo más cercano del líder supremo, el Ayatola Ali Khamenei. Luego, Khamenei publicó una declaración donde decía que, las armas nucleares, son contrarias al Islam.  En  2005, cuando el Secretario General de la AIEA, pidió una copia de la declaración al embajador iraní, Teherán no proporcionó nada por escrito.

La causa principal por la que los iraníes hacen amplio uso de esa táctica es que se demuestra por sí misma. En el caso específico de la cita de Abbasi a Al Jihat, es probable otra causa. En el pasado, Irán reveló componentes en su programa nuclear; tal como en 2009, cuando dio a conocer su planta de enriquecimiento en Fordow, considerando que el  hallazgo estaba cerca. A  veces los iraníes cambian, de modo unilateral, las normas de la supervisión (como en 2007), cuando anunciaron que debían revelar una planta nuclear desde el momento en que comenzaba a contener material nuclear y no desde su construcción. De ese modo, los iraníes intentan diluir sus compromisos sin romper las normas (como los norcoreanos).

El uso de esas técnicas eleva en Estados Unidos y sus aliados la sospecha que Irán cuenta con plantas nucleares aún no declaradas. No debe negarse la posibilidad que Abbasi difundió  la declaración para abonar el terreno a una excusa sobre porqué Irán no informó, en forma pormenorizada a los inspectores de la AIEA sobre determinadas partes de su programa nuclear.

En última instancia y en este caso, la motivación de los iraníes no es importante. Es más importante la evidencia más significativa que, mientras la política del engaño sea una parte esencial de la política diplomática de Teherán, cualquier orden futuro – entre Occidente e Irán-  si es alcanzado, estará obligado a basarse en rígidas e inapelables posibilidades de supervisión.

Jerusalem Center for Public Affairs

Att. CIDIPAL

 
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