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| martes abril 23, 2024

Romney apuesta a la paz por la fuerza


ENTREVISTA | GABRIEL BACALOR, EXPERTO EN TEMAS DE MEDIO ORIENTE

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«Estados Unidos y Rusia pujan por el control de los recursos energéticos de Medio Oriente» «Obama fracasó en promover una solución justa y duradera al conflicto entre palestinos e israelíes»

Gabriel Bacalor, experto en temas de Oriente Medio, analiza los efectos que tendrán en esa región, los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

  

Por PILAR DÍAZ, DIRECTORA DE INTERNACIONALES DEL DIARIO EL UNIVERSAL DE VENEZUELA

 

-¿Cómo analiza el futuro de la política exterior de los Estados Unidos hacia Medio Oriente?

El resultado electoral de los comicios que tendrán lugar el 6 de noviembre próximo en Estados Unidos será determinante para el futuro de Oriente Medio. Evidentemente, las propuestas sobre política exterior de Barack Obama y Mitt Romney representan caminos opuestos, tanto en su metodología como en la relación entre los Estados Unidos y el mundo árabe.

El actual presidente apuesta por una salida democrática para los conflictos que plantea la Primavera Árabe, y cuando interviene lo hace en forma indirecta, a través de sus aliados regionales. En contraste con la política actual, Romney apuesta a la paz por la fuerza. El candidato republicano sugiere una mayor intervención militar de los Estados Unidos en la región, para evitar el avance de los Hermanos Musulmanes, los salafistas y demás facciones religiosas musulmanas.

-¿Qué se podría esperar en términos de relaciones internacionales si Romney ganase las elecciones?

Mitt Romney ha declarado abiertamente que Rusia es el principal enemigo de los Estados Unidos, reeditando así el viejo esquema de la Guerra Fría.

En el actual panorama de inestabilidad económica mundial, una puja frontal entre los Estados Unidos y Rusia podría tener consecuencias de difícil previsión. ¿Cuál será la magnitud de la respuesta de Irán ante a una intervención militar norteamericana? ¿Qué actitud tomará China al respecto? Recordemos que China importa anualmente 31 millones de toneladas de crudo iraní y es, al mismo tiempo, el principal tenedor de deuda pública norteamericana.

El retorno a un escenario de guerra fría es altamente probable, en caso que Mitt Romney acceda a la presidencia, y presenta un panorama de incertidumbre en materia de política exterior. Un triunfo del candidato republicano también señala que deberemos monitorear con suma atención sus primeros pasos, para interpretar los reales efectos.

-¿Se podría decir que algo similar a la Guerra Fría está ocurriendo, cuando el ejército ruso envía su fuerza naval al puerto de Tartus en Siria, para cuidar al presidente Bashar Al Assad?

En efecto. Tanto el conflicto interno en Siria, que ya se cobró 30.000 vidas humanas, como el inminente enfrentamiento armado entre ese país y Turquía o la potencial invasión americana a Irán, enmascaran el verdadero enfrentamiento: Estados Unidos y Rusia pujan por el control de los recursos energéticos de Medio Oriente.

Más allá de la moderada dialéctica usada por los candidatos Obama y Romney, en su tercer debate electoral, cabe subrayar actitudes diferentes: Mientras el candidato republicano tiende a interpretar las relaciones de su país con China y Rusia en términos binarios, es decir, “si no son aliados, son el enemigo”, el postulante demócrata propone una relación más civilizada entre ambas potencias, presentándolas como contendientes en determinadas áreas y colaborando entre ellas en otras, con el objetivo de asegurar la estabilidad mundial.

-¿Cuál de los dos candidatos tiene más chances de resolver el conflicto israelí-palestino?

Israel y la Autoridad Palestina no mantienen conversaciones de paz desde septiembre de 2010, y esto evidentemente marca que, por lo menos hasta el día de hoy, Obama fracasó en promover una solución justa y duradera al conflicto entre palestinos e israelíes.

A diferencia de George W. Bush, quien respaldaba abiertamente la creación de un Estado Palestino, el candidato Mitt Romney aún no se ha pronunciado en este sentido. La relación personal que existe entre el candidato republicano y el premier Benjamín Netanyahu, hace pensar que la posición de Romney respecto al conflicto se vea influenciada por la de su par israelí.

Recordemos que Netanyahu no está dispuesto a negociar con la dirigencia palestina, a menos que ésta reconozca previamente, el carácter judío del Estado de Israel.

-¿Qué le conviene más a Israel, el triunfo de Obama o de Romney?

Depende desde qué lugar se mire el conflicto. En Israel coexisten dos posturas antagónicas. Están aquellos que consideran que un Estado Palestino es de interés estratégico para Israel y, en el otro extremo del arco político, se colocan quiénes consideran que Cisjordania debería anexarse definitivamente al territorio israelí, acabando así con la posibilidad que los palestinos constituyan su propio estado.

Mientras Barack Obama ha sido contundente en el interés de restablecer negociaciones de paz que conduzcan a la fundación de un Estado Palestino, el aspirante republicano Mitt Romney evita pronunciarse taxativamente sobre la cuestión, y por tanto se convierte en el candidato preferido de aquellos israelíes que rechazan la independencia de Palestina.

-¿Cuáles son principales desafíos de política exterior que deberá afrontar quién sea elegido presidente?

Los desafíos del día después de la elección se podrían sintetizar en tres puntos: En primer lugar, la redefinición del rol de los Estados Unidos en un escenario global complejo; con Rusia y China compitiendo por el control de los recursos estratégicos que, hasta hoy, pertenecían en exclusividad a la gran potencia americana.

En segunda instancia, el nuevo presidente deberá articular los mecanismos para evitar que las Primaveras Árabes deriven en gobiernos religiosos extremistas y proclives a iniciar una carrera armamentística no convencional. La suspensión del programa nuclear iraní, es crítica en este sentido.

Finalmente y en lo que respecta a América Latina, la nueva administración norteamericana tendrá que desarrollar vínculos de cooperación con los países en desarrollo, basados en relaciones de mutuo beneficio y, en contraposición con las viejas propuestas de integración comercial asimétrica que ya han demostrado su fracaso.

 
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