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| jueves marzo 28, 2024

Parasha Behar-Bejukotai


parashaEn el Monte Sinaí, Di-s le comunica a Moshe las leyes del año sabático. Cada séptimo año, todo el trabajo en la tierra debe cesar, y su producto debe ser dejado libre para que lo tomen todos, tanto seres humanos como animales.

Siete ciclos sabáticos son seguidos por un quincuagésimo año, el año de jubileo, en el cual también cesa el trabajo en la tierra, todos los sirvientes son enviados libres y las propiedades ancestrales en la Tierra Santa vuelven a la posesión de sus propietarios originales.

Behar también contiene leyes adicionales que gobiernan la venta de tierras, y las prohibiciones contra el fraude y la usura.

En la sección Bejukotái Di-s promete que si los Hijos de Israel observarán sus mandatos, disfrutarán de prosperidad material y vivirán seguros en su tierra. Pero también da una dura “reprimenda” advirtiendo sobre el exilio, la persecución y otros sufrimientos que les ocurrirán si abandonan su pacto con Di-s.

Sin embargo, “Aun entonces, cuando están en la tierra de sus enemigos, no los aborreceré ni los despreciaré como para destruirlos y anular Mi pacto con ellos; pues Yo soy el Señor, su Di-s”.

La parashá concluye con las reglas de cómo se calculan los valores de los diferentes tipos de promesas económicas hechas a Di-s.

LA PROPIEDAD DE LA TIERRA

El concepto de venta de la tierra que aparece en la Torá no tiene nada en común con lo que nosotros conocemos como una operación de compra-venta.

En realidad el comprador compraba y el vendedor vendía… cosechas. Se calculaba el producto anual del campo y eso marcaba el precio, pudiendo el comprador recuperar su propiedad mediante el pago de la diferencia entre las cosechas ya obtenidas y las cosechas futuras.

Generalmente la venta se efectuaba en caso de necesidad, y el propietario original, en el año del jubileo recuperaba su campo gratuitamente.

¿Cuál era el motivo de este procedimiento? La respuesta la encontramos en el Libro de Salmos (115:16): “Los cielos son de Di-s y la tierra la dio al hombre”. La tierra fue dada al hombre para que la trabaje y viva de su producto, pero sigue siendo propiedad del Creador, Quien en cierto modo nos la da en arriendo para sustentarnos, pero sigue siendo el verdadero y único propietario de la misma.

Judíos por Elección

¿Los conversos son ciudadanos de segunda en el judaísmo?

By Yossy Goldman


¿Los conversos son ciudadanos de segunda en el judaísmo? ¿La conversión a nuestra fe es algo que aceptamos a regañadientes? Lamentablemente, a lo largo de mi vida escuché muchas frases derogatorias sobre este tema, irónicamente, de gente que no se considera observante, como: «La mona vestida de seda, mona queda» y más por el estilo, pero fuera de lo que algunos individuos puedan pensar ¿Qué piensa el Judaísmo?

La respuesta simple es la vieja y clásica definición sobre quién es judío «Aquel nacido de madre judía o convertido acorde a la Halajá (Ley judía)» Entonces, si la conversión fue hecha y supervisada por un Beit Din (Tribunal Rabínico), el converso es tan judío como cualquier judío de nacimiento. Aquellos que miran con desdén a los conversos deben recordar que muchos de nuestros grandes Sabios fueron descendientes de conversos, incluido el legendario Rabí Akiva.

Más todavía, el Midrash menciona que un converso genuino es mas preciado a los ojos de Di-s que un judío de nacimiento ¿Por qué? Porque el que nació de madre judía no tuvo elección. Si tu madre es judía, tú eres judío, y listo. No puedes renegar de tus orígenes. Te guste o no, es un hecho biológico y espiritual que marca tu vida. Puedes tratar de convertirte a otra religión pero el judaísmo no reconoce estas alteraciones artificiales. Un judío es judío, y queda judío. Si naciste judío morirás judío.

Pero un converso no debía convertirse al Judaísmo. Nadie lo forzó. Al contrario, aquellos que eligen el judaísmo están al tanto de lo que llamamos Antisemitismo. ¿Para que necesitan esto en sus vidas? ¿Son suicidas o simplemente entupidos? ¿Puede alguien cuerdo buscar deliberadamente Tzores (Sufrimientos)? El Midrash dice que alguien que toma esta decisión en forma consciente, y deliberadamente abraza la fe de los hijos de Abraham, sabiendo la impopularidad y el rechazo que ellos sufren, es alguien que merece el amor de Di-s. Un judío por elección es un judío cien por cien.

No obstante, queda por dilucidar un pasaje talmúdico complicado que dice «¡Los conversos son para Israel como la plaga!» No es muy agradable la definición. Una explicación simple puede ser que cuando un converso no es sincero y no está dispuesto a vivir una vida judía plena (quizás se convirtió al judaísmo por motivos ajenos, como casarse con un judío) entonces su mal desempeño en el cumplimiento de los preceptos desmorona al judaísmo y tiene un efecto negativo en los otros judíos.

Pero, existe otra interpretación de este texto. Algunos entiendes que decir que los conversos son una plaga para Israel se refiere a que los conversos dejan mal parados a los judíos de nacimiento. ¿Por qué? Porque comúnmente los conversos son más aplicados en el compromiso con la fe. Es posible ver que los conversos son más observantes y apasionados en el cumplimiento de las mitzvot que aquellos que nacimos judíos. «Una plaga para Israel» se refiere entonces a que este entusiasmo y profundo compromiso nos avergüenza al resto.

Esta semana leemos la Tojaja – el reproche. Una serie de graves advertencias al pueblo judío de no alejarse de los caminos de Di-s y una variedad de maldiciones si lo hacemos – la Tojaja la leemos siempre poco antes de Shavuot, la fiesta de la entrega de la Tora. Ese momento en la montaña, cuando todos estuvimos parados en Sinaí frente a la gran Revelación, escuchando los Diez Mandamientos fue el momento que nos convertimos en un pueblo. En Shavuot dejamos de ser una familia (hijos de Abraham, Isaac, Iaacob, Sara, Rivka, Rajel y Lea) para convertirnos en un pueblo. Ese día todos nos convertimos al Judaísmo. Todos nos hicimos judíos en Sinai.

Entonces, todos los años leemos el solemne reproche preparándonos para revivir este histórico evento en el que nos «convertimos», y podemos de esta forma ser parte del pacto con Di-s sincera y genuinamente, con reverencia y temor.

Seamos todos, tanto aquellos que nacieron como aquellos que se convirtieron, verdaderos judíos sinceros con nuestra fe, nuestra Tora y nuestra Tradición. Que podamos aceptar la Tora nuevamente con el celo y la pasión de quien tomó esa decisión, la decisión de ser judíos.

(Extraído de www.es.chabad.org)

(Contacto: jabad_esp@yahoo.com.ar)

 

 
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