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| viernes abril 19, 2024

Un merengue en La Mano de Elías

Juan Luis Guerra y sus 4.40 llenan el legendario Nokia Arena.


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A los espectadores del Nokia Arena (la antigua Mano de Elías) más latino que se recuerda no les costó mucho ponerse las pilas. Ya venían cargados y muy calientes de casa. Nada más ver a Juan Luis Guerra en el escenario con su habitual sombrero, los miles de israelíes y latinoamericanos ya estaban de pie para bailar al ritmo de la leyenda de Santo Domingo. Anoche, los asientos servían de decorado al merengue y bachata.

El primer concierto en Israel de la dilatada carrera de Guerra empezó fuerte. Como si necesitara atrapar el corazón del público lo antes posible. Siempre bien acompañado por la banda 4.40, empleó la artillería pesada con la primera canción. Subió ‘La bilirrubina’ y con ella la temperatura en el recinto lleno de banderas de casi todos los países de habla hispana.

«¡Shalom, Tel Aviv!», saludó en hebreo. Fue cuando llegó el momento esperado. A las 21.40 empezó a llover café sobre Tel Aviv. Uno de los temas más famosos de la música latina en las últimas décadas (‘Ojalá que llueva café’) acabó de enloquecer a sus seguidores. Y aun faltaba toda la noche.

«Es uno de los grandes mitos de la República Dominicana y de la cultura latina en general», nos dice Yovani Sánchez, una dominicana que vive desde hace tres años en Israel. «Cuando nos enteramos que venía, fue una emoción terrible. Debía ir y además en el espacio VIP», añade riéndose. Como sus amigas dominicanas, Sánchez pagó más de 100 euros por la entrada. «Lo hice con gusto y orgullo», añade.

Daniela Yurman (Venezuela) y Clara Gutman (Colombia) viven desde hace mucho en Israel. «En Colombia sigue siendo uno de los músicos más escuchados.¡Es increíble que esté aquí en Tel Aviv!», dice la ultima mientras Yurman recuerda: «Desde mi adolescencia en Venezuela, que es hace mas de dos décadas, escuchó a Juan Luis Guerra, ‘La bilirrubina’, Quisiera ser un pez, frío frío, Bachata rosa, y resto de clásicos».

Bromea al ver como el idioma de Cervantes ha tomado la mítica cancha de baloncesto del Maccabi Tel Aviv. «Le comenté a mi amiga que debíamos de tener cuidado con lo que decíamos aquí ya que todos entienden…».

Gracias al ritmo y voz del reverendo dominicano, el recinto bailó con el merengue, bachata, bolero y salsa. No todos eran de origen hispano. «Venimos de un club de salsa en Kfar Saba y aún estamos alucinados con verle aquí. Ha sido espectacular», nos dice la israelí Ortal que como sus amigos entiende español gracias en parte a las letras del cantautor.

Grupo de dominicanas en Israel esperando a su ídolo. | Sal EmerguiGrupo de dominicanas en Israel esperando a su ídolo. | Sal Emergui

Recuerdos de otra vida

El público de anoche era una rara mezcla de jóvenes y mayores. Chicas de 18 años que no habían nacido cuando el artista ya triunfaba y padres que le vieron nacer como joven promesa de Santo Domingo.

David Cohen (alias Davicito), cámara español que suele trabajar en diversos países de Oriente Próximo, no faltó a la cita. «Crecí con Juan Luis Guerra en España y desde que vivo fuera cada vez que escucho su música me viene el recuerdo de mi infancia, la juventud, España, el mundo latino», explica.

Amante y practicante de la salsa, nos explica por qué el símbolo de la bachata y el merengue sigue arrastrando masas: «Un amigo me dijo una vez que los cantantes se dividen en dos: los que se escuchan siempre y los que se escuchan sólo cuando tienen éxito. Juan Luis Guerra es como Elvis o Bob Marley, uno siempre lo escucha y no se cansa».

Guerra tampoco se cansa. Ya sea por la ayuda divina al devoto creyente cristiano que lleva dentro y fuera como lo demostró ayer o ya sea por los genes de su padre y jugador de baloncesto Gilberto Guerra, el hecho es que el artista no se quedó quieto ni un instante. A sus 57 años y poseído por el merengue, bailó y saltó como si fuera aquel chaval que soñaba triunfar en la ‘casa del teatro’.

«¡El concierto en Tel Aviv será memorable! Tanto yo como mi banda 4.40 daremos lo mejor» ,había afirmado el cantante en una entrevista a ELMUNDO.es. Misión cumplida.

 

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/17/cultura/1381994898.html

 
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