El mundo está lleno de problemas, pero para Obama y Kerry sólo hay uno que merece su completa atención, el conflicto israelí-palestino. Los otros problemas son de menor importancia:
- Putin anexó Crimea a pesar de que Estados Unidos, el 5 de diciembre de 1994, firmó el Memorando de Budapest que garantizaba la integridad territorial de Ucrania. Y Obama no sabe como reaccionar a la acción de Putin.
- Irán cada día está más cerca de convertirse en potencia nuclear con lo cual podrá tratar de destruir Israel, amenazar Europa y controlar el Medio Oriente. Y Obama no sabe que hacer al respecto.
- En Siria ya han muerto más de 150,000 personas en la guerra civil. Y no hay señales de que esto terminará pronto. La táctica de Obama de amenazar a Assad con líneas rojas que no debía cruzar mereció el menosprecio y la burla del gobierno sirio.
- En Afganistán, la organización islámica extremista Talibán, ha recuperado fuerzas, y Obama ya está retirando a sus soldados.
- Corea del Norte es una dictadura lunática, armada de bombas atómicas, que amenaza a Corea del Sur. Obama prefiere no pensar al respecto.
- China está destruyendo demográficamente al Tibet. Obama ignora que ese problema existe.
- El gobierno islámico de Turquía se está volviendo extremista y dictatorial.
- Egipto es un caos, y todos los pasos tomados por Obama, desde que le quitó el apoyo a Mubarak para dárselo a los Hermanos Musulmanes, han contribuido a esa situación..
¿Y mientras tanto que hacen Obama y Kerry? Descuidan los problemas realmente graves, importantes y urgentes del mundo, y pierden su tiempo tratando de solucionar un problema que ya dura 100 años y que posiblemente dure 100 años más. Un problema que, si no le darían esa desmedida atención e importancia, hace tiempo que podría haber sido resuelto entre las partes, sin intervención de los Estados Unidos, como ocurrió cuando Sadat visitó Jerusalén, el rey Hussein de Jordania firmó un tratado de paz con Israel, y (a pesar de que fue el peor error en la historia de Israel), el gobierno de Rabin firmó los acuerdos de Oslo con el terrorista Arafat (con la ingenua y absurda esperanza de que el tigre pierda sus rayas).
Obama parece no estar enterado de que los acuerdos de Oslo permiten la construcción de casas en los asentamientos. Es la obsesión de Obama respecto a la construcción de algunas casas y edificios en asentamientos judíos en la Cisjordania la que dio pretexto a los palestinos para demandar la congelación de dichas construcciones, lo cual una vez conseguido, no condujo a las negociaciones prometidas.
Otro factor contraproducente de Obama es criticar, condenar, culpar y responsabilizar públicamente a una sola de las partes (Israel) por el fracaso de las negociaciones y tratar a la otra parte (los palestinos) con guantes de seda. Esto da como consecuencia dos resultados: a) los israelíes se sienten discriminados y pierden la confianza en la imparcialidad de Obama, y b) los palestinos se sienten alentados para presentar demandas extremas e imposibles de aceptar, sabiendo que Estados Unidos nunca los va a criticar.
Lo más acertado que podrían hacer Obama y Kerry es decir a ambas partes: «Arréglenselas entre ustedes. Nosotros tenemos problemas mucho más importantes y urgentes».
Si eso ocurriese, es muy probable que, en dos años o menos, ambas partes habrán llegado a un acuerdo tal vez no final, pero por lo menos temporal.
Totalmente de acuerdo. Este artículo es puro sentido común.