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| viernes marzo 29, 2024

¿Cuán Posible es la Desradicalización?


¿Los radicales musulmanes harán cola para ser desprogramados y terminar enseñando en jardín de infantes o elaborando un programa de doce pasos para sus hermanos menores? Desde el inicio de los programas de desradicalización, el número de musulmanes radicalizados ha aumentado.

¿Por qué no hay ningún Movimiento por la Paz Musulmán haciendo campaña para poner fin a la violencia en los países musulmanes? ¿Por qué los musulmanes – y otros – salen a las calles para condenar al Israel democrático, pero nunca marchan para protestar por el uso de Hamas de palestinos como escudos humanos, o la violencia de al-Qaeda, Boko Haram o cualquier otro grupo jihadista? ¿Por qué no estar enojado con la forma que los musulmanes violentos arrastran por el barro la imagen de los musulmanes no violentos? Muchos musulmanes, sin embargo, se quejan de la «islamofobia», mientras que ignoran las principales causas de la hostilidad hacia ellos.

Muchos musulmanes están entrampados porque el Corán y la ahadith, que componen la sagrada escritura, consienten u ordenan la jihad y el odio a los no creyentes, y lo hacen muy abundantemente. Sin embargo, comentaristas y políticos todavía se preguntan de dónde los combatientes del Estado Islámico o los asesinos de Theo van Gogh obtienen su inspiración. Un joven que ve el mundo a través de una lente como esa se referirá fácilmente a ésta para justificar su deseo de emprender la jihad.

Todavía es riesgoso para cualquiera en cualquier país musulmán requerir un nuevo enfoque de los textos más sagrados.

El Primer Ministro Británico, David Cameron, anunció el 1 de septiembre que los jihadistas británicos que regresen a este país estarán obligados a entrar en programas de desradicalización. Ahora, el gobierno danés ha ofrecido un programa similar a los jihadistas que regresan, sin acusarlos.

Una idea razonable, se podría pensar, y que todos podríamos esperar que sea exitosa. ¿Pero es probable que esta última ronda en la batalla contra el radicalismo islámico sea más eficaz que sus predecesoras? ¿Los radicales musulmanes – llámense salafistas, jihadistas, combatientes del Estado Islámico o lo que sea – harán cola para ser desprogramados y terminar enseñando en jardín de infantes o elaborando un programa de doce pasos para sus hermanos menores, haciendo cola ahora para tomar su lugar en la línea del frente entre el Islam y la incredulidad?

El Primer Ministro indicó que los sospechosos de terrorismo serán incluidos en un régimen de Medidas de Prevención del Terrorismo e Investigación y ahora serán obligados a participar en el programa del gobierno «Prevenir», que confronta a la radicalización. Esto sugiere que Cameron está tristemente fuera de foco. El programa Prevenir, introducido hace varios años, ha sido descrito como un fracaso abismal por comentaristas como Douglas Murray, un Miembro Senior del Instituto Gatestone.

Las Comunidades de Gran Bretaña y la Junta de Gobierno Local informaron ya en 2010 que «el programa Prevenir fue un tiro por la culata y era difícil saber qué bien estaba haciendo.

El 13 de septiembre, un británico de 21 años de edad, de la capital galesa Cardiff, Khuran Iqbal, fue condenado a tres años y tres meses de prisión, después de su arresto en Kenia, en octubre de 2011, cuando trataba de cruzar a Somalia para unirse al grupo jihadista al-Shabaab. Los servicios de seguridad británicos sabían entonces acerca de él, aunque a su regreso a Gales no fue acusado. En cambio, fue ubicado en el programa Prevenir. Pero eso no lo detuvo. En 2012, voló a Turquía con dos amigos, con la intención de llegar a Siria para luchar la jihad allí, pero se lo frustró nuevamente. Mientras tanto, publicó 848 enlaces en línea con material violento y mantuvo en su laptop copias de la revista Inspire de Al Qaeda con sede en Yemen. La revista contenía instrucciones sobre cómo fabricar explosivos y cómo manejar un rifle de asalto. La desradicalización era claramente ineficaz, y tres años de cárcel podrían radicalizarlo aún más y proporcionarle mejores contactos en el mundo exterior para facilitar su siguiente intento de unirse a un grupo jihadista.

Si otros internos no hacen el trabajo, algunos de los imames «moderados» puede que lo hagan por ellos. El profesor Anthony Glees, director del Centro de Estudios de Seguridad e Inteligencia de la Universidad de Buckingham, le dijo al Times: «Nuestras cárceles se han convertido en un caldo de cultivo para el extremismo financiado por el estado. Es completamente inaceptable que a imanes con puntos de vista extremistas se les permita predicar en las cárceles». En un e-mail a Mail Online añadió, «Lo que hacen estos ‘predicadores’ es darles puntos de vista extremistas a los prisioneros – por ejemplo que los homosexuales deben ser ahorcados, los judíos/CIA llevaron a cabo el 11-S, las adúlteras deberían ser apedreadas hasta la muerte. Fomentan resentimientos y cuando se agrega extremismo al resentimiento se obtiene radicalización y finalmente terrorismo. No todo radical es un terrorista, pero todo terrorista ha sido radical».

Ha habido otros programas, entre ellos el Proyecto Calle, operado en Brixton por el activista salafista Abdul Haqq-Baker, que ha estado trabajando en contra de la línea jihadista del Islam. Es el autor de los Extremistas en Medio de Nosotros: Enfrentar el Terrorismo. Pero aunque la mezquita de Brixton en Gresham Road (un lugar principalmente para conversos negros), donde Baker fue presidente, trata de mantener una postura moderada, ha recibido atención no deseada de radicales pro-terroristas. Richard Reid, el «terrorista del zapato», que ahora cumple tres cadenas perpetuas consecutivas en Colorado, visitó la mezquita entre 1996 y 1998. Zacarias Moussaoui, vinculado a los ataques del 11-S, que ahora cumple cadena perpetua junto a Reid, asistió a Brixton entre 1996 y 1997. [1]

La mezquita Brixton no es un centro radical, sin embargo, a pesar de los declarados intentos de predicar la moderación, algunos radicales violentos parecen estar surgiendo de ahí. ¿Hasta dónde puede un genuino moderado convertir una mezquita extremista en un refugio para un Islam genuinamente pacífico? Al Furqan, un programa operado por más o menos 200 capellanes musulmanes en las cárceles británicas, ofrece cierto grado de desradicalización a los que han sido juzgados y condenados por delitos de terrorismo. Y hay musulmanes moderados genuinos que trabajan por objetivos similares – hombres como Haras Rafiq y Maajid Nawaz de la Fundación Quilliam, o el extraordinario Dr. Muhammad al-Hussaini, quien fue un Fellow en Estudios Islámicos en el Leo Baeck College de Londres, y que ha brindado asesoramiento antiterrorismo a los gobiernos y otros organismos.

Este julio, el columnista del Times David Aaronovitch se quejó, en «Musulmanes Moderados, es el momento de estar indignados», de que no había ninguna señal de indignación de musulmanes moderados sobre el Estado Islámico – la posición por omisión de victimismo musulmán.

Además escribe sobre la insuficiencia de los esfuerzos musulmanes para vigilar a sus propias comunidades:

«No es que algunas organizaciones musulmanas no están tratando. Las dos declaraciones de campaña más recientes del Consejo Musulmán de Gran Bretaña tratan de la condena del reclutamiento jihadista para Isis y de la mutilación genital femenina. Merecen crédito por eso.

«Pero es obvio que este auto-control no es lo que hace flotar políticamente el barco de los musulmanes. Ocasionalmente habrá una buena declaración, pero si, por ejemplo, Israel bombardea Gaza, entonces, de pronto, los medios de comunicación sociales se llenarán de indignación islámica, comentaristas cuidadosos se apasionarán, manifestantes saldrán a las calles. ¿Por qué no hay ningún Movimiento por la Paz Musulmán haciendo campaña para poner fin a la violencia en los países musulmanes, donde las víctimas son musulmanas y los perpetradores son musulmanes? Dónde podría hacer la mayor diferencia».

¿Por qué los musulmanes – y otros – salen a las calles para condenar al Israel democrático, pero nunca marchan para protestar por el uso de Hamas de palestinos como escudos humanos, o por la violencia de al-Qaeda, Boko Haram o cualquier otro grupo jihadista? ¿Por qué no estar enojado con la forma que los musulmanes violentos arrastran por el barro la imagen de los musulmanes no violentos? Los judíos luchan contra el antisemitismo, los cristianos denuncian ataques islámicos contra sus correligionarios, pero no lo hacen como víctimas y no señalan su «victimismo» para permitirse actos inmorales o ilegales. Muchos musulmanes, sin embargo, se quejan de la «islamofobia», mientras ignoran las principales causas de la hostilidad hacia ellos mismos – 11-S, 7-J, ISIS, las decapitaciones, las masacres, la esclavitud de mujeres y niñas, la lapidación, la amputación y el visible odio de muchos musulmanes a occidente, a los cristianos, a los judíos – sin embargo, muchos marchan en las calles de las ciudades occidentales para alabar a movimientos genocidas como Hamas.

El problema es más simple de lo que ningún político o musulmán moderado o cristiano nunca ha estado dispuesto a admitir: Muchos musulmanes que quieren alejar a los creyentes jóvenes de la jihad o el odio a los cristianos, a los judíos y otros no creyentes, están entrampados. Están entrampados porque el Corán – las seis compilaciones de tradiciones sagradas (los ahadith), que constituyen las Sagradas Escrituras, así como la biografía de Mahoma (la sira) – todo consiente u ordena la jihad y el odio a los no creyentes, y lo hace muy abundantemente.

Mahoma condujo a sus seguidores en alrededor de 27 batallas[2], y sus sucesores conquistaron la mitad del mundo conocido. El propio Mahoma ordenó o apoyó asesinatos de individuos o grupos. Una lista bien documentada muestra 43 ocasiones en las que esos asesinatos tuvieron lugar, generalmente porque alguien había insultado al profeta[3]. Un sitio web musulmán moderno contiene una traducción efectuada por la conversa estadounidense Aisha Abdurrahman Bewley, de parte de una obra del siglo XII del jurisprudente Ibn Iyad, titulada «La prueba de la necesidad de matar a cualquier persona que maldiga al Profeta o que le encuentre defectos».

Sin embargo, por alguna razón, los comentaristas y los políticos todavía se preguntan de dónde obtienen su inspiración los combatientes del Estado Islámico o el futuro asesino de Salman Rushdie o el asesino de Theo van Gogh.

Es difícil para un joven que quiere emular al único «verdadero modelo a seguir», ignorar el uso habitual de Mahoma de la jihad; y aún más difícil ser visto contradiciendo versículos de lo que él y su comunidad consideran que es la palabra de Dios, la última revelación divina para la humanidad.

Aquí hay un conocido pasaje coránico (2: 190-191): «Lucha en el camino de Dios contra los que luchan contigo… Y mátalos dondequiera que los encuentres, y échalos de dondequiera que te echaron, porque la persecución es peor que la masacre; no luches con ellos en la Mezquita Sagrada hasta que luchen contra ti en ella, pero si te combaten, entonces mátalos; tal es la recompensa para los no creyentes».

Los musulmanes moderados interpretan que esto significa que la lucha sólo es admisible si los musulmanes están siendo perseguidos. Pero sabemos que los musulmanes de todo el mundo se consideran víctimas de occidente, EEUU, Israel, Francia, el RU y decenas de otros lugares. Ellos ven conspiraciones sionistas y de la CIA en todas partes. Y así, un joven musulmán que ve el mundo a través de esa lente se referirá a éste y muchos otros versículos para justificar su deseo de emprender la jihad. Podría sentirse perseguido aun cuando no lo esté, y podría encontrar confirmación en la frecuentemente violenta historia de las conquistas musulmanas y las guerras de la jihad a lo largo de los imperios musulmanes.

Es doloroso llamar la atención sobre este problema: parece que el tipo de retórica islamófoba es muy fácil de encontrar, por ejemplo, en los escritos extremistas de otros grupos o en las consignas de la Liga de Defensa Inglesa. Pero como humanista secular y académico, no tengo ningún interés en encubrir los hechos. Éste es un elefante que nos amenaza a todos en nuestra habitación, los musulmanes son tantos como los no musulmanes. Y aquí radica la ironía.

Hay una gran cantidad de complejidad en el aprendizaje de cómo interpretar el Corán y sus tradiciones de una manera que elimine la jihad del discurso moderno. El imán de mezquita promedio puede no tener el talento – o posiblemente la voluntad – para hacerlo. Demasiados de ellos parecen estar dispuestos a interpretaciones que expresan odio hacia los cristianos y los judíos, las que triunfan sobre las interpretaciones que expresan una actitud favorable. Además, había una tradición en el Islam de cancelar desde el principio los pasajes más amables del Corán. Además, pasajes como el siguiente no ayudan: «Oh creyentes, no tomen a los judíos y a los cristianos como amigos: son sólo amigos entre ellos. Si alguno entre vosotros los trata como amigos, él mismo es uno de ellos. Dios no guía a los malhechores». (Corán 5: 57).

Los problemas que los versículos y expresiones como éstas les causan a los musulmanes reformistas han sido abordados por una serie de intelectuales modernos y eruditos religiosos, como el indonesio Nurcholish Madjid y el filósofo y teólogo argelino Mohammed Arkoun. El fallecido, (1963), clérigo egipcio Mahmud Shaltut también se refirió al tema de la jihad abiertamente en un tratado titulado, El Corán y la Lucha, en el que argumenta en contra del uso de la fuerza para difundir la religión islámica[4]. Shaltut se convirtió en el principal erudito del mundo suní como Rector [Shaykh] de la Universidad al-Azhar de El Cairo, la institución más importante, internacionalmente, de aprendizaje islámico[5]. A pesar de ello, en 1957, diecisiete años después de escribir su llamado a limitar la violencia, habló a favor de la eliminación violenta de Israel.

Su sucesor como Shaykh de al-Azhar, Hasan Ma’mun, también afirmó que la única solución para los palestinos era recuperar sus tierras por la fuerza. Un año después de la guerra de 1967, una conferencia convocada en al-Azhar por Ma’mun, declaró que la jihad era otra vez un deber para todos los musulmanes.[6]

La influencia de los intelectuales reformistas fuera de los círculos de ideas afines es limitada. Todavía es riesgoso para cualquiera en cualquier país musulmán requerir un nuevo enfoque de los textos más sagrados. Más que eso, el tipo de argumentación sofisticada utilizada por escritores como Arkoun está más allá del alcance de los imanes tradicionalistas que dominan muchas mezquitas británicas. Pocos pueden desafiar a cualquier brillante joven pro-jihadista que conoce su Corán y los textos ahadith lo suficientemente bien como para contrarrestar cualquier racionalización. Aisha Bewley, la traductora de Ibn Iyad, es una notable erudita en todos los sentidos, con una larga lista de obras originales y traducciones en su haber. Los radicales creen que los líderes musulmanes que trabajan con Impedir u otros esquemas subsidiados por el gobierno están trabajando junto con fuerzas anti-islámicas y, sin duda, son coconspiradores con los despreciados sionistas.

Si el problema de la posibilidad real de desradicalización no se aborda abiertamente, y sus muchas complejidades son traídas a plena luz del día, el mismo se agravará. Desde el inicio de los programas de desradicalización, el número de jóvenes musulmanes radicalizados ha aumentado. Se estima que unos 500 jihadistas británicos se han unido el Estado Islámico en algún momento, y muchos están regresando a Gran Bretaña. Adoctrinados en la ley islámica de la jihad y al corriente de los versículos de lucha del Corán, estos jóvenes hombres y mujeres son contrincantes para aquellos que abogan por una forma quietista de la fe.

Es profundamente necesario encontrar un camino que lleve, como una vez pidió Salman Rushdie, a una reforma al por mayor del Islam – un Islam en el que los creyentes se hagan amigos de los judíos y los cristianos, en lugar de salir de sus casa para decapitarlos. James Foley era un cristiano, Steven Sotloff un judío. Otro cristiano también ha sido decapitado, y sólo este mes, varios canadienses han sido asesinados y heridos. ¿Cuántas personas más morirán antes de que los musulmanes británicos, en todas nuestras salas de estar, se enfrenten con el problema?

El Dr. Denis MacEoin es un ex profesor de Estudios Árabes e Islámicos y Distinguido Miembro Senior del Instituto Gatestone.

http://www.gatestoneinstitute.org/4815/deradicalization

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

[1] James Bamford (2005). Un pretexto para la guerra: 11-S, Irak y el abuso de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, Random House, Inc. p. 237

[2] Ibn Kathir, Albidaya wa’l-Nihaya, vol. 4, p. 179.

[3] «Lista de asesinatos ordenados o autorizados por Mahoma», en Wikislam, donde cada ocasión emana de los textos originales

[4] Para una traducción al Inglés de este breve tratado, ver Rudolph Peters, la Jihad en el Islam Clásico y Moderno: A Reader, Princeton, 1996, pp. 60-101.

[5] Sobre Shaltut, ver a Kate Zebiri, Mahmud Shaltut y Modernismo Islámico, Oxford, 1993.

[6] Ghada Hashem Talhami, Palestina en la Prensa Egipcia: Desde Al-Ahram hasta Al-Ahali, Lanham MD, Plymouth RU, 2007, pp. 200-201.

 
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