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| viernes abril 19, 2024

La Destrucción del Medio Oriente


El patrimonio de siglos ha sido erradicado en poco más de un año.

Finalmente la necesidad de borrar todo rastro de incredulidad se vuelve obsesiva. En una época, por ejemplo, la ley egipcia exigía que toda casa en la que se encontrara una copia de La Apología de al-Kindi (un libro que contiene un diálogo polémico entre un musulmán y un cristiano) sería demolida junto con 40 casas a su alrededor.

La ética fue definida por lo que Allah dijo que era bueno o malo en la ley Sharia. El comportamiento del Estado Islámico está sólidamente enraizado en la ideología, la ley y la práctica islámica. Sólo cuando este hecho fundamental sea comprendido podremos abordar lo que nos enfrentamos.

Hay muchos musulmanes sabios y sensatos que están a favor de un cambio hacia una forma más actualizada de pensar. Son sus mezquitas y santuarios los que están siendo destrozados; es su herencia cultural. Hoy en día, estos musulmanes usan las libertades que occidente les otorga para escribir, vincularse y debatir su oposición a la interpretación fundamentalista del Islam por el Estado Islámico y otros partidarios del asesinato y la destrucción.

Estamos viviendo tiempos feroces. Las historias acerca del autoproclamado Estado Islámico [ISIS/ISIL/Da’esh] abundan en los medios de comunicación, en lo que ahora se ha convertido en una rutina diaria de decapitaciones, ataques suicidas y caos general desde Nigeria hasta Malasia. Parece que donde quiera que haya un país musulmán, hay violencia extrema. Pero una parte de la narrativa del Estado Islámico ha recibido menos atención que las horripilantes rondas de asesinatos: los continuos brutales ataques contra ciudades como Mosul, Alepo, Raqqa y Kobani. El Estado Islámico y los movimientos relacionados han devastado partes de Irak y Siria, destruyendo todo el patrimonio de las zonas antiguas, demoliendo históricas iglesias, sinagogas, mezquitas, santuarios sufitas y chiítas e importantes sitios arqueológicos. Todo este vandalismo es impulsado por una implacable pasión por aplicar la pureza religiosa en las regiones que ahora controlan.

Alrededor del mundo, historiadores de arte, expertos en antigüedades y arqueólogos,  apenas se atreven a abrir sus correos electrónicos todos los días, por temor a la pérdida de otro sitio irremplazable. La destrucción física en los ámbitos islámicos ha alcanzado las proporciones de las invasiones de los mongoles del siglo XIII.

En Mosul, el Estado Islámico emprendió una operación de «limpieza cultural e histórica» por toda la ciudad. El grupo despliega una unidad llamada el Kata’ib Taswiyya, o batallones de liquidación, que tienen la orden de identificar los sitios a destruir. La unidad arrasa toda mezquita, iglesia o, invariablemente, santuarios que se han construido sobre tumbas; tales lugares pueden atraer a devotos a rezar en ellos, creando así politeísmo – en el Islam uno de los crímenes más censurados. Además, la pintura o la escultura de la forma humana es anatema; si el hombre fue creado a imagen de Dios, representar al hombre es presumir de conocer a Dios y por lo tanto a disminuirlo.

Los cementerios son arrasados, las lápidas demolidas y destruidas las estatuas de importancia cultural para los habitantes de Mosul.

Al enfrentar al Estado Islámico y todos los movimientos jihadistas en rápida expansión en Medio Oriente y más allá, estamos empezando a reconocer que los ataques aéreos tienen resultados limitados. Si hemos de contener o derrotar a los adversarios en nuestro medio, tenemos que comprender su motivación, su psicología y su raigambre.

Los políticos que proclaman que el Islam es una religión de paz nos hacen un flaco favor; el Islam nunca ha estado en paz con el mundo a su alrededor. El comportamiento del Estado Islámico está sólidamente arraigado en la ideología, la ley y la práctica islámica. Sólo cuando este hecho fundamental sea comprendido podremos abordar aquello a lo que nos enfrentamos. Ya es hora de que no sólo los jihadistas activos, sino sus patrocinadores ideológicos salafistas, wahabitas, mawdudistas, y otras interpretaciones clásicas y modernas del Islam, sean discutidas abiertamente antes de que hagan más daño. Ellos y nosotros no tenemos tiempo ocioso para esperar hasta que el dinero del petróleo se agote y deje débiles a los sauditas o qataríes.

Tenemos que aprender a decir la verdad, sobre todo en las altas esferas. En el siglo X, el Islam abandonó la razón y las actividades racionales en favor de la revelación y la ley revelada que no podía ser impugnada. La ética fue definida por lo que Allah dijo que era bueno o malo en la ley Sharia. El Islam ha permanecido congelado desde entonces. No podemos seguir patrocinando esto, y aceptando que los musulmanes saben mejor. Muy pocos captan el dilema en el que los musulmanes no extremistas, igual que sus antepasados, están atrapados. El racionalismo occidental, la ética occidental, y los estándares occidentales de paz y justicia deben mantenerse, o el mundo que conocemos podría ser pisoteado por hombres y mujeres que prefieren la muerte a la co-existencia y el fundamentalismo a la tolerancia.

Hay muchos musulmanes sabios y sensatos que están a favor de un cambio hacia una forma más actualizada de pensar. Muchos no pueden declarar abiertamente sus pensamientos por temor a represalias e, incluso, ejecución; otros son fieles musulmanes que tienen necesidad desesperada de una reinterpretación válida de su religión.

Hoy en día, estos musulmanes usan las libertades que occidente les otorga para escribir, vincularse y debatir sus pensamientos acerca de la interpretación fundamentalista del Islam por el Estado Islámico, otros salafistas, wahabitas, mawdudistas, y todos los demás clérigos y simpatizantes extremistas del asesinato y la destrucción. Son sus mezquitas, santuarios y monumentos antiguos los que están siendo destrozados; es su patrimonio cultural – tanto de judíos como cristianos, yaziditas y bahá’ís – el que está siendo borrado de las páginas de la historia.

Las pérdidas, hasta el momento, incluyen:

  • Las estatuas de Mulla ‘Uthman al-Mawsili (1845-1923), un famoso músico y poeta, de una mujer que lleva una urna, y de Abu Tamman (788-845), autor de la célebre Hamasa, una de las mayores recopilaciones literarias que se haya hecho en árabe.
  • La destrucción de la muy venerada tumba de ‘Ali ibn al-Athir Al Jazarí (1160-1233), un hito importante que se había mantenido en el centro de Mosul durante siglos. Ibn al-Azir es celebrado como el autor de La Historia Completa, una de las más importantes historias del Islam que se hayan escrito.
  • La destrucción, por parte del Estado Islámico, de la mezquita de la Tumba de Yunus (Jonás), que fue volada en pedazos junto con todo su contenido. Incluso antes de la explosión, los combatientes tomaron mazos de lápidas antiguas en el edificio. La mezquita era importante no sólo para los musulmanes de la ciudad, sino como un lugar de peregrinación para judíos y cristianos. La iglesia del monasterio de San Jorge, una de las más antiguas de la región, también ha desaparecido.
  • En Kirkuk el Estado Islámico ha destruido la tumba del profeta Daniel, y en Nínive, las antiguas ruinas que se encuentran al otro lado de Mosul del río Tigris, donde se extienden dañadas ruinas arqueológicas.
  • En Mosul, el 25 de julio de 2014,  miembros del Estado Islámico redujeron a escombros el santuario del siglo XIII del Imam Awn al-Din – con un impresionante techo abovedado, diseñado para parecerse a un panal de abejas, dentro de una torre en forma de pirámide, a orillas del Tigris, que es uno de los sitios más queridos de la ciudad – fue una de las pocas estructuras que sobrevivió a la devastación de la invasión de los mongoles del siglo XIII.
  • En Tikrit, San Ahoadamah, la más famosa y más hermosa iglesia de la ciudad, conocida como la Iglesia Verde, que data del siglo VII, ha sido borrada de la historia.
  • En Siria, la destrucción de la Iglesia Armenia Deir el-Zour, por parte de Jabhat al-Nusra, que se erigió como un monumento a los 1,5 millones sacrificados en el genocidio armenio en Turquía, fue volada.
  • En Malí, gran parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO de Tombuctú (Malí) fue destruido durante las batallas de Gao y Tombuctú, entabladas entre el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad y el Movimiento Islamista para la Unidad y la Jihad en África Occidental, entre el 26 y el 27 de junio de 2012. Después, el grupo islamista Ansar Dine arrasó ,de manera idéntica a la del Estado Islámico. Un funcionario del grupo, Abou Dardar, se jactó de que «ni un solo mausoleo permanecerá en Tombuctú».
  • Santuarios sufitas han sido pulverizados en Egipto, Libia, Malí, Pakistán, Irán, Somalia, Sudán, Túnez, Marruecos, India y los Balcanes.
  • En Bahrein, 43 mezquitas y decenas de otras estructuras religiosas chiítas han sido destruidas y dañadas por el gobierno sunita que gobierna allí.
  • A través de Siria e Irak, antiguos sitios arqueológicos han sido destrozados. No eran patrimonio sólo de esos países, eran fundamentales para nuestra comprensión del mundo antiguo, donde la civilización humana se desarrolló por primera vez en ciudades-estado. Apamea, con su famosa columnata y hermosos mosaicos, capital del imperio Seleucida, fue un importante centro de la dominación romana en el Levante, una ciudad líder en la Siria bizantina y, en algún momento, entre los sitios arqueológicos mejor conservados de la región. Hoy en día, parece la cara de la luna. Su devastación, el trabajo de demolición efectuado por saqueadores utilizando máquinas pesadas de movimiento de tierras, llevó apenas cuatro o cinco meses.
  • En Siria oriental, uno de los lugares arqueológicos más ricos del mundo, Dura-Europos, la «Pompeya del Desierto de Siria», fue destruido. Hallazgos notables habían salido a la luz: templos, decoraciones murales, inscripciones, equipamiento militar y tumbas. Había sido hogar de una sinagoga pintada del siglo III, así como el ejemplo más antiguo del mundo de una casa-iglesia cristiana, que contenía las primeras representaciones de Jesucristo que se haya encontrado, que data del año 235 dC. El Estado Islámico saqueó el lugar y, como en otros lugares, aparentemente ha vendido su tesoro en el mercado negro del comercio de antigüedades, presumiblemente utilizando las ganancias para inflar sus ya hinchadas arcas para la promoción de la jihad.
  • Santuarios y mezquitas, tanto chiítas como sufitas, han entrado en conflicto con el fanatismo del Estado Islámico. Sitios judíos han sido blanco de ataques tan extensamente que la UNESCO ha celebrado  una sesión especial sobre las amenazas que se les plantean. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO , ha descrito las actividades del Estado Islámico al respecto como «una forma de limpieza cultural». Muchos otros sitios judíos también fueron destruidos o están bajo la amenaza de las entidades islamistas en Libia, donde una antigua herencia judía fue casi aniquilada bajo el régimen de Mu’amar Gadafi, y donde lo que queda está sucumbiendo a nuevos ataques.
Gente del lugar inspecciona la colina de escombros que resultó de la destrucción de la Tumba de Yunus (Jonás), en Mosul, Irak. El Estado Islámico voló la tumba y la mezquita el 24 de julio de 2014.

El Estado Islámico, sin embargo, no restringe su demolición a sitios cristianos, judíos o paganos. Evidentemente, sus miembros también han sacrificado lo que puede ser considerado como su propio patrimonio. En Tikrit demolieron el sitio islámico más antiguo del país, el Santuario y la mezquita Arba’in (Cuarenta), donde fueron enterrados cuarenta de los compañeros (Salaf) del Profeta.

En ésto, hay ironía desesperada, porque la forma del Islam seguida por el Estado Islámico es el salafismo, basado en imitar las formas de Mahoma y sus compañeros.

El patrimonio de siglos ha sido barrido en poco más de un año. Habrá muchos que argumenten que esta devastación es, en el fondo, culpa de Occidente; que su colonización, ambiciones imperiales y la interferencia general, han obligado a los pueblos de Medio Oriente a levantarse en contra de Europa y Estados Unidos, y encontrar su única solución en la creación de un Estado Islámico donde la ley Sharia dominará y la justicia prevalecerá. Nada podría estar más lejos de la verdad. Siria nunca fue una colonia francesa, sino un territorio bajo su mandato entre 1922 y 1936 – catorce años. Líbano fue un territorio bajo su mandato entre 1922 y 1943 – veintiún años. Irak fue un mandato británico entre 1922 y 1932 – diez años. Todos fueron colonias del imperio Otomano durante siglos: Irak entre 1543 y 1918, Siria de 1516 a 1918, y fueron, antes de eso, colonias de anteriores imperios islámicos desde los Omeyas, los Abasidas hasta los mamelucos – y así sucesivamente.

Esto por sí solo expone la realidad de que las acciones de grupos como el Estado Islámico tienen sus verdaderas raíces en el propio Islam. El Profeta y sus compañeros lucharon guerras jihad y destruyeron ídolos paganos, así como lugares que consideraban que podrían convertirse en centros de cultos. Durante las conquistas árabes, muchos centros religiosos fueron destruidos, especialmente en la India, donde fueron saqueados y arrasados templos y ciudades enteras arruinadas por los Ghaznavidas y Timuridas.

Finalmente la necesidad de borrar todo rastro de incredulidad se vuelve obsesiva. En una época, por ejemplo, la ley egipcia exigía que toda casa en la que se encontrara una copia de La Apología de al-Kindi (un libro que contiene un diálogo polémico entre un musulmán y un cristiano) sería demolida junto con 40 casas a su alrededor. [1]

En tiempos más recientes, en 1802, durante el primero de los tres estados sauditas, los ejércitos wahabitas atacaron la principal ciudad religiosa chiíta de Karbala en el Irak Otomano, donde mataron a 5.000 habitantes y destruyeron los santuarios del yerno de Mahoma ‘Ali (el primer imán chiíta y el cuarto califa sunita) y a su hijo Hussein, nieto del profeta. Al año siguiente, fuerzas wahabitas, bajo el liderazgo del primer gobernante saudita, ‘Abd al-Aziz, entraron en La Meca, donde destruyeron tumbas y santuarios y, en el proceso, eliminaron gran parte de la historia de la ciudad – como se está repitiendo hoy en La Meca y Medina.

Entre 1913 y 1927, fuerzas extremistas wahabitas, conocidas como el Ikhwan, arrasaron la península arábiga, de la misma forma que lo hacen ahora miembros del Estado Islámico, matando y destruyendo a cualquiera y cualquier cosa que consideraban contraria al puritanismo de su credo, que los extremistas interpretan como predicar la aniquilación de todo lo que no es el islam.

Hoy en día, La Meca y la Medina de los siglos I y II de la fe islámica han sido prácticamente destruidas, no por el Estado Islámico o alguna otra entidad radical, sino por el gobierno wahabita saudita. Durante las últimas dos décadas, los principales lugares históricos de La Meca y Medina, todos relacionados con la vida del Profeta y poco después, han sido destruidos o desfigurados hasta el punto que ni siquiera la ciudad es reconocible, salvo por la Ka’ba y la Gran Mezquita en La Meca y la Mezquita del Profeta en Medina.

Aunque mucho se ha hecho para dar cabida a los crecientes millones de peregrinos que acuden allí para la peregrinación hajj, la mayor parte de la demolición parece relacionarse con un temor wahabita y salafista de que los peregrinos podrían rezar en las tumbas de los compañeros de Mahoma, en la casa donde nació, o en otros edificios relacionados con la primera época del Islam. Parece que hay una insistencia en que cualquier cosa que pueda poner en peligro la unidad de Dios debe ser erradicada, y esta preocupación puede haber provocado que los gobernantes del país los destruyeran.

El vasto cementerio Jannat al-Baqi, que posee tantos restos de la familia de Mahoma, de los compañeros cercanos y de los más antiguos santos musulmanes, ha sido nivelado, y todas las bóvedas y mausoleos convertidos en polvo. Ese acto fue continuación de nivelaciones anteriores, por parte de wahabitas, en 1206, y el Ikhwan en 1925. Ésos incluyeron las tumbas de los mártires de la Batalla de Uhud y la de Hamza, el tío del profeta y más querido seguidor. Así también la Mezquita de Fátima (la hija de Mahoma), la Mezquita de los Manaratayn (los minaretes gemelos), y la cúpula que señalaba el lugar de entierro de los dientes incisivos del profeta.

También en Medina, la casa de la esposa etíope de Mahoma, Maryam, donde nació su hijo Ibrahim, ha sido pavimentada.

En La Meca, la casa de su primera esposa, Khadija, la primera persona a la que le reveló su misión, ha sido convertida en baños públicos. En 1998, la tumba de la madre del profeta, Amina bint Wahb, fue demolida en Abwa, después de lo cual se vertió nafta sobre ella. Hay mucho más. [2]

La destrucción de los lugares sagrados de las religiones o denominaciones rivales no es nada nuevo; ha sucedido a lo largo de la historia. Enrique VIII destrozó abadías y monasterios católicos; sus ruinas aún salpican la campiña Inglesa. La destrucción de la mezquita Babri en Ayodhya por hindúes en 1992 produjo dos mil muertes. La destrucción romana del Segundo Templo del judaísmo marca un hito en la historia del mundo y es fundamental para el actual conflicto en Tierra Santa. Pero el uso más consistente de la destrucción a través de los siglos ha sido la guerra musulmana contra los no musulmanes. A pesar de una gran controversia, se ha afirmado que más de 2.000 templos y lugares sagrados hindúes, jainistas y budistas fueron destruidos por los conquistadores musulmanes en la India. Iglesias y sinagogas han sido demolidas o convertidas en mezquitas en muchos lugares.

Cuando Jordania controló Jerusalén oriental, entre 1948 y 1967, todas menos una de las sinagogas de la Ciudad Vieja fueron reducidas a escombros o convertidas en establos y gallineros; el principal cementerio judío fue profanado y fueron destruidos hogares judíos.

Hoy en día, en Irán, el régimen islámico ha demolido todos los lugares sagrados y cementerios de una fe autóctona, la religión Baha’i.

Si, por fin, las depredaciones del Estado Islámico han de tener algún significado, tal vez será porque habrán demostrado cuánta razón tienen los musulmanes no extremistas en exigir un cambio profundo dentro del Islam.

El Dr. Denis MacEoin, con sede en Newcastle-upon-Tyne, es profesor de Estudios Árabes e Islámicos y Distinguido Senior Fellow en el Instituto Gatestone.

http://www.gatestoneinstitute.org/4973/destruction-middle-east-antiquities

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

________________________________________

[1] Robert Reilly, Lo Concluyente de la Mente Musulmana, Wilmington, 2010, p. 36.

[2] Sitios web donde los lectores pueden leer detalles acerca de estas destrucciones incluyen: Irfan Ahmed, «La destrucción de los lugares sagrados de La Meca y Medina». Islamic Magazine; Laith Abou-Ragheb , «Dr. Sami Angawi en Profanación Wahabita de La Meca: Desarrolladores y Puristas Borran la Historia de La Meca» Centro para el Pluralismo Islámico/Reuters, 12 de julio de 2005; Ziauddin Sardar, «La Destrucción de La Meca» The New York Times, 30 de septiembre de 2014; Carla Power, “Topadoras de Arabia Saudita Sobre su Patrimonio”, Time, 14 de noviembre de 2014; Jerome Taylor, «Medina: los Sauditas llevan una topadora contra la Historia del Islam», The Independent, 26 de Octubre de 2012; Jerome Taylor, «Las fotos que Arabia Saudita no quiere que se vean – y prueba de que la mayoría de las reliquias sagradas del Islam están siendo demolidas en La Meca», The Independent, 11 de diciembre de 2014.

 
Comentarios

Encuentro muy interesante este artículo pues ayuda mucho a entender acontecimientos actuales,
pero siempre recordando hechos pasados/historicos, no siempre agradables de recordarlos pero
necesarios para entender la complejidad de este tema musulmán-occidente.
A mí siempre me fascinó esta discusión israelitata/palestina, como persona ajena en el sentido de no ser/no
tener vínculo alguno con una u otra, creo me ayuda enormemente esta información que desde luego considero objetiva .No siempre es posible acceder a libros como se menciona al final de l artículo, por eso gracias por el trabajo de ustedes .

No hace falta mucho detalle, alcanza con ver lo que están haciendo ahora, para comprender su naturaleza y aún así es incomprendible como han alcanzado tantos fieles.

Eliseo Pardo

A la luz de los hechos, el islam se ha convertido en el mayor depredador del patrimonio universal que atesoraba médio oriente, por mor de su fanatismo abrasivo y patológico …
No contentos con constituirse en un foco de tension permanente, en fuente constante de conflicto, y en el mayor peligro cualitativo y cuantitativo al que es llamado a enfrentarse occidente, los musulmanes quedaran tambien, como los aniquiladores de un patrimonio religioso y cultural irremplazable, y del éxodo de comunidades milenarias, obligadas a huir ante el avance de su sangriento fanatismo (veanse, cristianas, kurdas, drúsas y otras muchas) …
Ninguna ideologia problablemente, habrá concitado en torno a si, tamaña capacidad asoladora, ni tan álto grado de sectarismo, sin exeptuamos el nazismo, y el comunismo chino y sovietico …
ésos seran a la póstre los «réditos» que dejaran para la historia, los discipulos de mahoma …

Es increible para quien ignora todo lo relatado en este articulo (muy bien traducido al castellano) el desvastamiento que se ha llevado a cabo en los lugares mencionados, y permite entender que lo que hoy estan llevando a cabo no es mas que continuacion de agresiones fanaticas que han existido por siglos.
Pienso que la lucha de occidente contra este salvajismo es tan solo una muestra de lo que el «mundo libre» puede hacer (mundo que con su silencio permitio el genocidio y los horrores cometidos en el siglo XX).
La verdadera guerra es castigar a quienes alimentan con dinero este desvastamiento. Si bien existe el dicho «hamelej erom» (quien subitamente descubre lo que quienes lo rodean vieron antes y callaron») .
Vivimos en un mundo de intereses creados que aprendio a luchar hasta hoy con «guerra fria»,y hoy «con acuerdos diplomaticos» o «con sanciones diplomaticas» y actualmente con «ataques ciberneticos».
Por si estos metodos nos parecen «preferibles» este mundo «civilizado» nos recuerda al mismo tiempo que no olvidemos el dicho anterior. Y para ello vota en el parlamento de las naciones unidas,que [quien hasta hoy nos agredio con «guerrilla» y ultimamente con misiles (sabiendose quien se los proporciona) y con la firme declaracion de querer borrarnos del mapa»], no deben seguir incluidos en la lista como «terroristas» que no nos llame la atencion que nosotros seamos declarados en el futuro «ejecutores de crimenes contra la humanidad»

Me parece increible lo que se comenta en este articulo. HIPOCRESIA TOTAL. Porque no se menciona lo que hace Israel con los palestinos; Victimas inocentes como mujeres y ninios asesinados a sangre fria por soldados israelies. Los judios SIEMPRE han sido unos corruptos sobre la Tierra. Si asesinaban profetas, no nos tiene que extraniar que asesinen a civiles inocentes. Pero no se preocupen que todos rendiremos cuentas ante Dios, nadie se va a librar aunque le parezca que es una patrania. Paz

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