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| viernes marzo 29, 2024

Lo que se ve desde aquí no se ve desde allá


Un intercambio de correspondencia que tuve hace unos días con un buen amigo, que vive en ese país pacifico y maravilloso que es Canadá, me trajo a la memoria el título de la canción que la cantante Yehudit Rabitz hizo famosa hace algunos años: «Lo que se ve desde aquí no se ve desde allá.»

Mi amigo siente gran simpatía hacia Israel pero no está de acuerdo con la oposición del gobierno israelí al tratado que Obama y Kerry están empecinados en firmar con Irán. Mi amigo está sinceramente convencido de que el acuerdo evitará un ataque nuclear iraní al Estado Judío, (en contraste, el convencimiento de Obama no me parece tan sincero, pero ese ya es otro tema).

La última frase que mi amigo me escribió, que resume su punto de vista, y con la cual dimos por terminado nuestro debate, fue «los ayatolas no son locos y no van a hacer nada que cause la destrucción de su régimen y de su país.»

El gobierno de Israel y la gran mayoría de la población (incluyéndome a mí) discrepamos de ese diagnostico psiquiátrico, y, por el contrario, creemos be emuná shlemá (con «convencimiento total») que los Ayatolas comparten la lunática obsesión de Hitler contra los judíos. Al igual que Hitler, quien en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, prefirió utilizar sus trenes para enviar judíos a los campos de exterminio en vez de usarlos para enviar soldados al frente de batalla, los Ayatolas, motivados por su teología y por su odio virulento a Israel, no tendrán reparos en arriesgar la destrucción de su país si ese es el precio que deben pagar para exterminar el Estado Judío. Un general iraní dijo, «No nos interesa que Israel tenga muchas bombas. A nosotros nos basta una sola para borrar del mapa el régimen sionista.»

Es una cuestión de prioridades. Al igual que Hitler consideraba que lo más importante era dar «solución final al problema judío», los Ayatolas tienen como Prioridad #1 la destrucción de lo que ellos llaman «el tumor en el Medio Oriente».

Hay una frase que dice, «los ladrones creen a todos de su condición.» Igualmente, gente razonable y decente, como mi amigo canadiense, asume que todos, o la gran mayoría de las personas y de sus gobiernos, son tan razonables y decentes como ellos mismos. Lamentablemente, la realidad es distinta.

Los ayatolas no son gente razonable. Son fanáticos religiosos, y esa es la peor categoría de fanáticos. Están convencidos de que Allah les ha encomendado la misión de destruir el Estado de Israel. Ellos esperan la llegada del Mahdi (Mesías shita) que solo vendrá cuando impere totalmente el caos. Una guerra nuclear es ideal para imponer caos y así, mediante la destrucción causada por una guerra nuclear, los iraníes apresurarán la llegada del Mahdi.

El erudito islamista Bernard Lewis solía decir «La Destrucción Mutua Asegurada (DMA) evitó la guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. En el caso de Irán, DMA no es un factor disuasivo. Es un incentivo.»

 
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