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| jueves abril 18, 2024

Reírse de uno mismo


La tradición oral hebrea dice que, desde la extracción de la costilla de Adán con la cual el Creador hizo a Eva, después de los mutuos frotamientos y abrazos que desembocaron, a su vez,  primero en Caín y luego en su hermano Abel, si ocurría que Adán se quedaba como atontado, la razón provenía de que el desnivel del hueso ausente rozaba la pieza cedida, y  entonces él volvía a cerrar los ojos para no tener que reclamar un préstamo jamás devuelto. En cuanto al hecho de que todos los descendientes de Adán se duerman después de hacer el amor, es blasfemo decir que es por cansancio. En todo caso será por cansancio de la mujer, dijo Rabí Abtalión el Cojo. A todo el mundo le adormece el fuego cuando tiene un poco de frío.

Antes de Eva, Adán tuvo otra mujer-relata el Midrash-, una hermosa morena llamada Lilit, de cabellos hasta la cintura y sonrisa brillante, cuyas maneras eran tan insaciables que el pobre primer ser humano se vio obligado a separarse de ella y enviarla a ese hoyo infecto y sulfuroso que es el Mar Muerto, en donde la pobre copuló con tantos demonios como pudo engendrando hijos que son nuestras enfermedades, neurosis e insatisfacciones. Mientras Dios sacaba a Eva de la costilla de Adán pensando que, siendo parte de un mismo cuerpo compartirían, por lo menos, los mismos gustos, Lilit fue llamada a juicio por el Creador, quien le preguntó:

-¿Por qué haces eso, Lilit?

-Siempre me gustaron los demonios-dijo ella-, no se cansan nunca y si acaso quedan flojos por un lado siempre saben cómo emplear la cola.

Ofendido, Dios la sumergió en un pozo, condenándola a peinarse la larga cabellera con un peine de dura raíz y a charlar con un sapo, a quien desde entonces besa constantemente esperando convertirlo en el príncipe de los rescates, dijo el Rabí Eliezer de Panópolis.

Cuando le preguntaron a Matusalén el longevo qué ventajas le habían deparado sus muchos años dijo que toda clase de satisfacciones. En los sueños. Dicen que el Rabí Jonás de Chipre sostenía con altivez que ´´La Ley es un beso muerto, y que el beso no puede evitar ser transgresor ya que no sabe lo que hace, pues al darse cierra los ojos. Legalista,  Rabí Meir Yuval de Pekiín, comentaba que, por el contrario, ´´el beso es un estatuto muerto si desconoce la Ley viva que creó su existencia´´. Llegó hasta ellos la hija de Meir Yuval de Pekiín y le dio un beso a Jonás de Chipre.

-¿Lo ves?-dijo el defensor del beso-No sabe leer y aún desconociendo la Ley me ha besado.

-Te equivocas-respondió el legalista-, te ha besado porque yo, su padre, le he enseñado la Ley, que postula  respeto y cariño a los mayores.

Mario Satz

6)Mientras R. Beroka estaba en el mercado de Lapet, junto al profeta Elías, aparecieron dos hombres. Elías le dijo: estos dos hombres tendrán parte en la vida futura. R.Baroka se acercó a  ellos y les preguntó:´´¿A qué os dedicáis? A hacer felices a las gentes. Cuando vemos a alguien cariacontecido le damos ánimos con bromas y anécdotas.´´ Del Talmud.

7)La Tierra mágica: ¿Por qué a Nahum le decían el de Guimzo? Porque ante cualquier cosa que ocurría solía decir: también esto, que en hebreo es gam-zo. Expresión que puede traducirse por incluso eso es para bien. En cierta ocasión los rabinos quisieron enviar un regalo al emperador y deliberaron para decidir por medio de quién se lo enviarían. Por fin se decidieron por Nahum de Guimzo, ya que, en su vida cotidiana y en sus suaves delirios de ensueño siempre le ocurrían milagros. De modo que le encargaron llevar el envío. La noche de ese mismo día Nahum pernoctó en una posada. Los demás huéspedes de su habitación cogieron el contenido de su talega y la llenaron de tierra. Cuando Nahum llegó a destino, abrieron la talega y vieron que contenía  polvo y briznas de hierba. El emperador, indignado, exclamó:´´¡Los judíos se burlan de mí!´´, y ordenó que le mataran, e incluso en esa situación Nahum dijo: ´´También esto es para bien´´, gam-zo.  Entonces apareció Elías bajo la forma de una persona del séquito del emperador y le dijo al monarca: ´´Quizás esta tierra sea la que utilizaba el patriarca Abraham. Cada vez que tiraba un puñado contra sus enemigos los grumos se transformaban en espadas y cuando les arrojaba paja ésta se convertía en flechas, pues según está escrito: les entregó como tierra a su espada y a su arco como brizna de hierba.(Isaías XLI). Precisamente por aquél entonces había una provincia sublevada imposible de administrar, a la que el emperador envió un poco de aquella tierra, logrando así someterla. Como recompensa, el emperador invitó a Nahum a visitar sus tesoros y le llenó la talega de piedras preciosas y de perlas, despidiéndolo con grandes honores. Cuando llegó a la posada, al descubrir tamaña recompensa, los huéspedes le dijeron:´´¿Qué le llevaste al emperador para que te tratara con tanta deferencia?´´ Y él les contestó: sencillamente le entregué lo que llevaba. Entonces los huéspedes colmaron sus sacos de aquella tierra aparentemente milagrosa y se la ofrecieron al emperador, pero cuando éste intentó utilizarla, no se transformó en espadas ni en flechas sino que continuó siendo polvo y nada. Furioso, irritado,el emperador mandó a matarlos. Enterado del destino de esos hombres Nahum volvió a decir: también eso, gam-zo.

8)¿Por qué los dedos acaban en punta como si fueran estacas? Para poder taparse los oídos cuando se oyen estupideces. Talmud.

9)¿Por qué tenemos una lengua blanda y todos los dientes duros? Para diferenciarnos de los caracoles, que son blandísimos en casi todo el cuerpo y tienen un sólo diente de calcio para incrustárselo mutuamente cuando hacen el amor. De ser como ellos todo sería muy lento y las casas tan individuales que nunca conoceríamos otra cosa que el vello de la hierba y el olor del estiércol, dijó el Rabí Jarif de Teimán.

      10)Relato de El Paraíso de los tontos. Historia del adolescente perezoso que quería morir para beber el vino de los justos e irse al Paraíso. Los padres recurren a un baal shem tob o maestro del buen nombre y éste ´´decora´´su casa como si ésta ya fuese el Paraíso y el muchacho estuviese muerto. Reflexiones sobre el vino de los justos y   el tiempo siempre igual a si mismo. La misma mosca, los mismos rostros, las mismas comidas. Por fin, el joven desea volver a vivir y se descubre el truco que le han hecho.

11)El general romano y el Rabí Tzeba el Tintorero. El estudio de la Torá. Negativa e insistencia. El blanco y el negro. Quién se va a lavar. Etc. No es posible que un día sábado dos judíos se arrojen por la  chimenea.

 

  • La historia de Tzipor el pájaro loco. En un pueblo medieval el chambelán, harto de la creciente influencia de los judíos le sugiere al rey que los expulse a todos. Ante tamaña respuesta, y no convencido del todo, el rey decide publicar un bando en el que se invita al más inteligente de los judíos a participar en una contienda verbal con el monarca; si el representante de los judíos gana, se quedan. Pero si pierde morirá y los demás deberán irse al exilio. Como pólvora encendida la noticia llega a las humildes casas del gueto y los sabios se reúnen para comentar la situación:

-Deberíamos mandar-dijo el rabino en jefe-, al más brillante y suspicaz de              nuestros hermanos, para que así pueda vencer al rey.

-Por el contrario-dijo otro-sostengo que debería ir el más tonto, pues si perdemos   y debemos irnos siempre es mejor llevarnos a los más sabios e inteligentes con nosotros¿no os parece?

-¿Qué tal Tzipor, el panadero?- comentó un tercero-. Está lo bastante majara como para que, si pierde, no se de cuenta de ello, y si nosotros lo perdemos a él tampoco lo lamentemos.

Tzipor, a quien todos llamaban el pájaro loco por su estrabismo y lo estruendoso de su risa, además de por un persistente remolino de pelambre roja que le erizaba la coronilla, era panadero, trabajaba de madrugada, solía hablar solo y cocer panes con la forma de todos los animales que fueron salvados por el Arca de Noé en los días del Diluvio: un hipopótamo enano, una cabra, una paloma, un león o un elefante. Horneaba machos y hembras en tandas separadas porque decía que la cercanía del fuego podía ser tan peligrosa para la incitación de los amores, que temía que se le llenase la casa de bichos sin los signos de un próximo Diluvio.

Ya en palacio, con el rostro enharinado, Tzipor el pájaro loco escuchó las advertencias del chambelán:

-Nuestro rey y señor te hará algunas preguntas silenciosas y tú deberás contestarlas con atención. Si pierdes, ya lo sabes, se te va la vida en ello, y tu gente deberá dejar el país. Si ganas, en cambio···

-Si ganas-intervino el rey-, te colmaré de regalos y tu tribu podrá quedarse entre nosotros.

Dicho lo cual el rey se puso de pie entre redobles de tambores, acomodó su capa, carraspeó, y mirando de arriba abajo al judío Tzipor, el panadero, le mostró el dedo índice de la mano derecha tieso y rígido.

Casi sin pensarlo, el enharinado fabricante de antílopes de miga y lagartos de dorada corteza, le respondió levantando dos dedos de la misma mano.

Incómodo, el rey abrió los ojos aseverando de ese modo la inteligencia del judío. Luego, recuperando la fuerza de su dignidad,  levantó una mano abierta.

Sin dudarlo un solo instante Tzipor el panadero le mostró el puño cerrado de la misma mano.

Otra vez había acertado, dio a entender el rey, y los murmullos de la corte crecían a la par que la furia casi incontenible del chambelán. Súbitamente, el monarca, sacando un huevo de su bolsillo se lo mostró al judío señalando con su índice el interior de la blanca cáscara.

Sin incomodarse, diligente, rápido, Tzipor sacó por toda respuesta un trozo de queso del bolsillo y lo exhibió ante el rey y toda su corte.

Y así fue como, convencido de la imbatible inteligencia proverbial de los judíos el rey dio por acabado el concurso reconociendo haber perdido y enviando a Tzipor, colmado de regalos, con los suyos, a quienes por supuesto se les permitiría quedarse con todas las garantías de la ley.

-Has visto cuán avispados y listos son-dijo el monarca a su chambelán-, si hasta el más imbécil entre ellos adivinó todas mis preguntas sin palabras.

-No me explico cómo-suspiró, lleno de resentimientos, el chambelán.

-Sencillamente-dijo el rey-Yo levanté un dedo insinuando que en la Biblia sólo es válido un testamento, y él, tú lo viste con tus propios ojos, me respondió que no, que los dos son igualmente válidos.

Los ojos del chambelán se abrieron con una mezcla de espanto y aprehensión.

-Luego toda la corte-prosiguió el rey-me vio levantar la palma de la mano abierta para insinuarle que él y todos los judíos estaban desperdigados por el mundo a lo largo y ancho de los cinco continentes, y ya viste tú cómo respondió: con un puño abierto para decirme que, aún así, estaban muy unidos.

Azorado, el chambelán tosió y se atragantó con su propio odio. Tamaña suspicacia en Tzipor el panadero lo alucinaba.

-Por fin-continuó el rey-, te habrás dado cuenta que cuando saqué el huevo y le insinué que ellos, los judíos, estaban encerrados en sí mismos como la  yema bajo la cáscara y el rígido calcio de sus prejuicios, él me respondió mostrándonos un queso tierno y respondiéndome que eso no impedía que fueran maleables y flexibles. A un pueblo así, tan inteligente, no podemos echarlo de nuestras tierras. Siempre nos serán de suma utilidad.

-Pero, majestad-comentó el chambelán.

-Nada de peros-dijo el rey-.Se quedarán.

A todo esto, recibido con honores entre los suyos, a la puerta de su panadería, Tzipor el pájaro loco repartía los regalos del rey entre sus correligionarios.

-¿Qué ocurrió?¿Qué fue lo que te preguntó el rey y cómo pudiste ganarle?-quiso saber el gran rabino.

-Ah-respondió Tzipor el panadero tras un sonoro eructo, después de beber un largo trago de vino pues era sábado-, fue todo muy sencillo. El levantó un dedo y me dijo: te saco un ojo, y yo-ni lerdo ni perezoso-, le respondí que si me sacaba uno ojo yo le hundía los dos. Después, mostrándome la palma de la mano en alto me insinuó que me daría una cachetada, y yo le dije que entonces tendría que vérsalas con mi puño. Finalmente me mostró un huevo más blanco que el papel.

-Y tú, Tzipor-le preguntaron todos a coro-¿qué hiciste entonces?

-Nada especial: saqué un trozo de queso de mi bolsillo y le sugerí que si él ponía el huevo y yo el queso ¡juntos podíamos hacer una torta!

 

Mario Satz

 

Para  la velada del 31 de enero de 1998, en el Harlem Jazz Club, Barcelona

 

 

 
Comentarios

Me encantó la fábula del panadero y el rey, muy buena. 😀

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