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| jueves abril 18, 2024

Israel. Entrevista: Ex jefe del Mossad, Danny Yatom: “La solución es el diálogo regional”


El ex jefe del Mossad, Servicio de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel, Danny Yatom, respalda la “lucha sin concesiones contra el terrorismo y las negociaciones de paz”. En diálogo con AJN, Yatom asegura que hay que aprovechar la situación sin precedentes que se da en el mundo árabe y optar por la solución regional.

El General Danny Yatom inició su extensa carrera militar en la Unidad de elite “Sayeret Matkal”, fue jefe del Servicio de Inteligencia Israelí y legislador, entre muchos otros cargos y funciones. En diálogo con AJN, Yatom explicó su visión de la situación actual y la presente ola de violencia y los caminos para resolverla.

¿Cómo se estabiliza y se calma la situación, qué le recomendaría al primer ministro Netanyahu?

Por el momento, la estabilización de la situación no está a la vista. Por el contrario, a mi entender se agrava. Hay una amplia serie medidas y caminos que se pueden tomar. Hay dos principios en base a los cuales hay que actuar. En primer lugar, hay que perseguir a los terroristas. Intentar, lo máximo que se pueda, separar entre población que no tiene interés en cometer atentados y protagonizar disturbios y los terroristas, por medio de información de inteligencia precisa que tenemos en la mayoría de los casos. En base a esa información de inteligencia hay que llevar a cabo la actividad operativa, policial y militar, para detener a quien intenta cometer un atentado, o quienes provocan los disturbios o atrapar a quien comete un atentado y huye.

Este principio debe estar acompañado por una actividad continua e ininterrumpida de presión sobre los terroristas, para que no puedan sentirse seguros y tengan que huir de un lugar a otro y de esta manera inviertan más tiempo, recursos y energía en tratar de protegerse y les quede menos tiempo para planificar atentados.

El segundo principio es la reanudación de las negociaciones de paz. Hoy en día palestinos e israelíes no tienen ninguna expectativa, ninguna perspectiva. Están desesperanzados allí, del lado palestino y aquí, del lado israelí. Y lo que puede traer una esperanza, y por tanto una significativa reducción de la violencia, es la reanudación del diálogo. Hoy en día hay una oportunidad extraordinaria, que probablemente dure poco, como consecuencia de una variedad de intereses comunes entre Israel y los países árabes moderados, como Egipto, Jordania, Arabia Saudita, y los Países del Golfo. Estos países, al igual que Israel, luchan contra el terrorismo y tienen mucho temor de que la Organización Estado Islámico llegue también a ellos. Ya hay células de esa organización en el Sinaí, en Gaza, en Jordania, en Arabia Saudita, en todas partes. Por tanto, la guerra conjunta contra el terrorismo es un interés común.

El segundo interés común es impedir que Irán consiga producir armamento nuclear, porque una gran parte de esos países moderados temen que ellos serán las primeras víctimas de ese armamento, si llega a manos de Irán. Todo ello es parte inseparable de una lucha titánica que tiene lugar hoy en día en los países árabes, entre chiitas y sunitas. Y esa lucha es entre Irán y Arabia Saudita, por la hegemonía en el mundo árabe, en el que Irán representa al eje chiita y Arabia Saudita el sunita.

En este contexto, y el del enfrentamiento entre Egipto y los Hermanos Musulmanes y la Organización Hamás, lo que Israel debe hacer, lo que yo espero que Israel haga es convocar una conferencia regional de Medio Oriente, con participación de todos los países moderados, incluyendo la Autoridad Palestina, y representantes de otros países del mundo.

Esta conferencia tendría dos objetivos. En primer lugar, coordinar la reconstrucción de la Franja de Gaza, después del Operativo Margen Protector. El segundo objetivo, más importante, es definir cómo se reanuda el diálogo y las negociaciones entre nosotros y los palestinos, pero también entre nosotros y el mundo árabe, sobre una base que no existía hasta ahora, la regional. El punto de partida es la propuesta árabe de paz, según la cual 57 países musulmanes, incluidos los 22 países árabes, estarían dispuestos a firmar acuerdos de paz con Israel, si se resuelve el conflicto palestino-israelí.

¿Qué incidencia tiene el Movimiento Islámico local en la presente ola de violencia y, en general, en el conflicto?

El Movimiento Islámico local, en particular su rama norte, es una agrupación extremadamente militante, que incita e inflama los sentimientos, por medio su permanente mensaje en el sentido de que Israel tiene intención de cambiar el statu quo en el Monte del Templo. Así estimula árabes israelíes y también palestinos a salir a las calles, enfrentarse con las fuerzas de seguridad, utilizar medios letales como bombas incendiarias, todo ello para expulsar a Israel del Monte del Templo y de Jerusalem. No es casual que se esté debatiendo ahora la posibilidad de declararla ilegal, porque es una organización extremista, que incita a la violencia y provoca enfrentamientos innecesarios e inútiles entre árabes israelíes y judíos. No queremos, de ninguna manera, volver a la situación en la que la Intifada se infiltró dentro de los límites de la Línea Verde.

¿Qué inlfuencia tiene la incitación de la Autoridad Palestina y el hecho – del que se vuelve a hablar ahora – de que paga salarios a las familias de los terroristas?

Tanto Mahmoud Abbas como sus fuerzas de seguridad todavía hacen esfuerzos para terminar los enfrentamientos. Las fuerzas de seguridad palestinas actúan en coordinación con el Servicio General de Seguridad de Israel y con las FDI, pero no sé por cuánto tiempo más, porque también ellos se sienten frustrados. Por el momento, la cooperación en el área de seguridad funciona y es un interés israelí preservarlo.

Si el Tanzim, el brazo armado de Fatah, entra en este círculo de violencia con sus armas, el conflicto escalará y estaremos en una Intifada con muchas víctimas. El Tanzim depende directamente de Abu Mazen. Alguien escribió en el diario de hoy: “Si Abu Mazen se va, llegaremos a extrañarlo”.

Lo que quiero decir es que nosotros no podemos elegir nuestro socio para el diálogo, quien lo elige es el pueblo palestino. Nosotros tenemos que decidir si hablamos con Abu Mazen o no hablamos, y eso depende de nosotros.

Si esta situación sigue así, sólo empeorará. Y finalmente, si no se encuentra una solución, la presión internacional hará que la situación cambie y hará que entre el Jordan y el Mediterráneo se cree un estado árabe, no binacional. El estado árabe número 23. Y yo no quiero que eso suceda. Nosotros vivimos en un estado judío y democrático y debemos asegurarnos que siga siendo así por siempre.

¿Estamos ya ante una Intifada o no?

En primer lugar, no creo que sea tan importante definirlo. Hay disturbios violentos y hay que enfrentarlos. El concepto de Intifada se refiere a una revuelta popular de grandes proporciones, con cientos y miles de personas saliendo a las calles y atentados terroristas de gran envergadura. En la Segunda Intifada fueron asesinados más de mil israelíes. Por tanto, lo que debemos preguntarnos es si la situación se agravará en tal medida que el terrorismo se apoderará de las calles también dentro de los límites del Estado de Israel y también – y principalmente – en la Margen Occidental. Y debemos hacer todos los esfuerzos necesarios para que eso no suceda.

Lamentablemente, los sucesos de los últimos días y el hecho de que todo ataque terrorista con resultados “exitosos” estimula a más extremistas a cometer nuevos atentados y les da motivación, puede llevar a un gran estallido en los territorios. Esto significa que muchos palestinos, de los que en esta etapa no están involucrados en absoluto en atentados y disturbios, comenzarán a involucrarse y eso es algo que se debe evitar.
¿Qué puede darnos esperanzas, en medio de este panorama?

Nuestra esperanza es doble: llevar adelante una lucha sin concesiones contra el terrorismo, intentar mediante inteligencia precisa neutralizar a los terroristas y dejar de lado a los inocentes, para que no se sumen a la violencia como consecuencia de la desesperanza y el deseo de venganza. Y, sumado a todo ello, actuar para reanudar el proceso de paz.

 
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