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| viernes marzo 29, 2024

La utopía ilustrada


En su artículo del 17 de abril de 2016continúa Víctor Hurtado sin comprender el trasfondo real del conflicto palestino – israelí e insiste en resumirlo en un problema interno con la religión de Israel, lo que hace pensar que desconoce el panorama completo de la región.

Será ese dejo de antirreligiosidad que le hace creer que la cura de todo sea solamente la renuncia a la naturaleza judía de Israel. Don Víctor no ha comprendido que el judaísmo es una identidad que trasciende la simple etiqueta de “religión”. Parece además que le incomoda la religión de los judíos y no la religión de los palestinos, y por supuesto, tampoco le importa la religión de otros Estados llamados “Islámicos”, para él es terrible que exista un “Estado Judío” y eso no lo digiere porque además este Estado es una democracia plena.

Indica que los “ilustrados” (posmodernos al parecer) no comprenden de nacionalidad, ni de religión, lo que me hace suponer que ese exclusivo grupo al cual pertenece el Señor Hurtado tampoco conocen nada de la “Realpolitik” y padecen del buenismo exacerbado de los progresistas que todo lo simplifican a una solución supuestamente social, pero olvidan que no todos están dentro de su ola y todavía existen quienes por ideología prefieren conservar el “Statu Quo” tal y como está, sin hacer una ruptura de paradigma para renunciar ni al territorio ni a los derechos de autodeterminación de los pueblos; lo que dio paso al Establecimiento de Israel y las bases para un eventual Estado Palestino independiente.

De lo anterior, la utópica propuesta de un Israel absorbiendo territorio y población de Cisjordania, dándole nacionalidad israelí a los palestinos tiene problemas de fondo que al parecer Hurtado no contempla y que no necesariamente tiene que ver con Israel directamente:

·       En el caso que Israel aceptara tomar esa ruta con los palestinos de Cisjordania, su liderazgo (palestino), los clanes y las agrupaciones políticas laicas independentistas, ocasionarían una revolución interna ya que no estarían de acuerdo en renunciar a su derecho a Estado Propio y esto ocasionará más muertes palestinas por los enfrentamientos.

·       Los grupos islamistas del enclave en Gaza causarán también una revolución porque su idealismo religioso es el de liberar toda la tierra “santa islámica”. Una absorción israelí de los territorios sería una gran afrenta a sus intereses dogmáticos del Islam más ortodoxo.

·       Quienes apuestan por una idea de integración de ciudadanos son los grupos palestinos que patrocinan movimientos en los cuales el creciente número de “refugiados palestinos” (según la Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos – UNRWA-) deberían ir al actual territorio de Israel y ser absorbidos por el Estado, con la clara intención de provocar una asfixia demográfica para acabar con el “Estado Judío”. Similar a lo planteado por Hurtado, con la diferencia que ellos buscan acabar con el Estado Judío para implantar uno islámico; elemento que no se si sería parte de la “utopía hurtadista”.

Dice el escritor “…No somos ciudadanos de un país, sino ciudadanos de una Constitución ilustrada por esto –aparte de las costumbres– es lo mismo ser costarricense o japonés….” Lo interesante es que existen países que no poseen una Constitución escrita formal y sin embargo sus habitantes se identifican como ciudadanos plenos de dicho territorio. Inglaterra, Nueva Zelanda, Omán, Canadá son ejemplos de esas Naciones sin constitución cuya identidad nacional es clara.

Su concepto de “constitución ilustrada” hay que restarle lo que parezca idealista para comprender dónde un costarricense y un japonés por medio de la constitución serían lo mismo, porque la identidad nacional es un concepto modernista aprendido que se implanta en el inconsciente de los individuos. Es de este modo que dos individuos de diferente nacionalidad que hablen el mismo idioma, tengan costumbres y gastronomías similares, no se identifiquen como iguales, nacionalmente hablando. Sino que las normas del país bajo el que se rigen definirán los elementos básicos que debe cumplir un individuo para ser parte de esa nación.

Por lo tanto si el primer individuo vive en el territorio del segundo, este sigue siendo extranjero y no obtendrá la otra nacionalidad hasta que se ajuste a los principios de la constitución del país donde habita ahora. En el caso de algunos países hay que modificar hasta costumbres para eso, por ejemplo, alguien que tiene por costumbre beber alcohol en su país, al movilizarse a un país islámico debe abstenerse porque las normas lo prohíben.

De lo anterior, hay enfatizarle al articulista que el sistema político israelí es inclusivo, y que al igual que cualquier otro Estado corresponde a los poderes supremos determinar quiénes pueden optar por la nacionalidad por nacimiento, naturalización, o por parentesco familiar y dentro del Estado hay normas.

Aún así, Israel es un Estado en el cual salvo el derecho de nacionalidad automática que brindaría la identidad judía a quienes lo soliciten; los ciudadanos de otros grupos que nacen en el país tienen derecho a la ciudadanía, aún aquellos judíos que se casan con no judíos fuera del territorio, cuando se establecen en Israel se le da a la pareja el derecho como ciudadano pleno.

Los palestinos tienen su sistema de ciudadanía. Por medio de UNRWA se ha determinado que son palestinos todas las personas que salieron como refugiados después de la guerra de 1948 más sus descendientes, lo que significa millones de personas de dicha identidad con derecho a establecerse en un eventual Estado para los palestinos.

Acerca de los asentamientos, propuestas de paz como la de Olmert, contempla el desmantelamiento colonias y la retribución por territorios a los palestinos, lo cual es realista políticamente que absorber palestinos como plantea Hurtado, algo que de paso denota un profundo desconocimiento sobre la situación real, lo cual solucionaría si se toma un viaje exploratorio y ve con sus ojos la situación de ambos lados y los intereses de ambas poblaciones.

Recomendar además, que estudie los Acuerdos de Oslo II donde Israel tiene administración plena sobre la zona “C” de Cisjordania, hasta para realizar construcciones. Y donde, de llegar a un acuerdo definitivo con los palestinos, un plan como el de Olmert desmantela colonias, y deja infraestructura lista para que sea aprovechada por los palestinos eventualmente, esperando que estos no decidan como hicieron sus hermanos en Gaza de desmantelar infraestructura para usar los materiales en la guerra contra Israel luego de la salida en el 2005.

La naturaleza de Israel como Estado Judío, garantiza libertades plenas para todos los ciudadanos, defendidos por las leyes básicas del Estado y complementadas con normas impuestas por el parlamento que es conformado por los ciudadanos plenos del país de cualquier denominación religiosa, origen étnico, ideología política y hasta opositores fervientes del sionismo.

La utopía que plantea Hurtado como “Constitución ilustrada”, en realidad es un modo bonito para llamar al “binacionalismo”, propuesta que no funcionaba según la opinión de las comisiones a mediados de los años 40, y por supuesto no funciona ahora. Si los palestinos no quieren ser israelíes, porque los moderados quieren su propio Estado independiente, y los radicales un solo Estado Islámico, en dónde queda esta utopía ilustrada? Por lo visto en ninguna parte.

 
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