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| miércoles abril 24, 2024

Vive en La-la-land – Lo que Obama no ve


Yediot Ajaronot

Según el Presidente de Estados Unidos Barack Obama, nosotros estamos viviendo el periodo más calmo en la historia. Busqué el índice de calma mundial. No lo encontré. Sin embargo, hay una serie de institutos de investigaciones que analizan el número de heridos de acuerdo a periodos de tiempo y a conflictos en el mundo. Fuentes de centrales de investigación ofrecen distintos datos, aunque la imagen general es conocida. De todos modos, los hechos no siempre influyen. Berny Sanders, por ejemplo, se equivocó cuando dijo que diez mil palestinos habían muerto en Gaza en el verano de 2014. Y nuevamente se equivocó cuando trató de corregirse.

Obama debería saberlo. Las agencias de inteligencia de su país hacen un seguimiento. Parte de sus informes están abiertos al público. Parecería ser que sobre una cosa no hay discusiones: En los últimos cinco años hay un ascenso en la cantidad de enfrentamientos y también en la cantidad de damnificados. Países que funcionaron en la década pasada, como Libia, Yemen, Siria… se han derrumbado en los últimos años con enfrentamientos violentos que dejaron cientos de miles de muertos. Así, por ejemplo, a lo largo de menos de una década de dominio norteamericano en Irak murieron, de acuerdo a un balance moderado unas 174.000 personas, la mayoría de ellos civiles inocentes. Tras la retirada norteamericana, en 2011, han muerto 150.000 personas, en Siria han muerto desde el comienzo de la guerra civil hace cinco años entre 320.000 a 470.000, en los mismos cinco años Boko Haram en Nigeria ha matado otros miles. Se desconocen las cifras. Pakistán y Afganistán siguen sangrando. En Libia han muerto muchos miles. En el conflicto entre Ucrania y Rusia murieron unos 8.000 seres humanos, en el sur de Sudán otros 10.000.

En 2013 murieron cerca de 18.000 personas víctimas de la Yihad Global. En 2014 el número saltó a 32.000 y en 2015 el número asciende a 27.000 almas. Hablamos solamente de terrorismo. No hablamos de guerras. La mayoría de los muertos son musulmanes. No se trata de un conflicto entre sunitas y chiitas. Se trata de un conflicto entre las ramas de la Yihad, en especial la sunita, contra otros sunitas. Para evitar que este festival de la muerte llegue a Occidente el mundo libre debe pagar un precio alto. Por ejemplo, durante 2002 los gastos en seguridad civil de Estados Unidos ascendieron a 1.000 millones de dólares. Los enfrentamientos y conflictos han provocado el mayor flujo de inmigrantes desde la Segunda Guerra Mundial, y la calma que tanto se festeja ha provocado que países de Europa deban modificar sus reglas y evaluaciones para defenderse de lo que parece una invasión masiva. Nuevamente hay vallas entre los países y los acuerdos de Schengen, que ordenan el libre paso entre estados, se va desmembrando.

Podemos suponer que las declaraciones de Obama son parte de la visión del mundo en donde no hay terrorismo islámico o Yihad global, pues no es posible expresar ese par de palabras cerca en su cercanía. Se trata de una ceguera a voluntad. Un auto-engaño. Ya que… siguiendo el supuesto que no hay en el mundo ni Yihad ni terrorismo, entonces nosotros seguramente deberíamos estar viviendo en el edén.

Francis Fukuyama ya se arrepintió de su ilusión del “final de la historia” y del triunfo de la democracia y la calma. Obama no presta atención a los hechos. El vive en su propio mundo. Es un poco triste constatar que el presidente de la principal potencia del mundo vive en La-la-land.

 
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