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| viernes abril 19, 2024

Ocupación


El artículo 42 del Reglamento de La Haya de 1907 sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre define la ocupación beligerante de la siguiente manera: “Se considera un territorio ocupado cuando este se encuentra de hecho colocado bajo la autoridad del ejército enemigo. La ocupación no se extiende sino a los territorios donde dicha autoridad se ha establecido y puede ser ejecutada «. No aplica en los casos de los territorios de Judea, Samaria y Gaza debido a que nunca formaron ni forman parte de un estado constituido; sólo existe la ocupación, en el sentido del Reglamento de La Haya de 1907, cuando un Estado ejerce su autoridad real sobre el territorio o parte del territorio, de un estado enemigo. La presencia israelí se debe a la derrota, en 1967, sobre Jordania y Egipto quienes ocupaban esos territorios desde 1948.

La ocupación militar se considera que existe, si los siguientes elementos se pueden demostrar: la presencia de tropas extranjeras, que están en condiciones de ejercer un control efectivo sin el consentimiento del soberano (estado constituido)- Las tropas israelíes no son tropas extranjeras en su tierra ancestral. De acuerdo con la presencia física, la opinión generalizada de los expertos es que la presencia de las tropas extranjeras es un requisito sine qua non de la ocupación. Es decir, la ocupación no es concebible sin «botas sobre el terreno». Por tanto, las fuerzas que ejercen el control naval o aéreo, o a través de un bloqueo naval o aéreo no son suficientes. Estas fueron las conclusiones a las que llegó en junio del 2015 la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

La situación de los territorios de Judea y Samaria, conocidos como el West Bank, son habitadas tanto por israelíes como por palestinos. Se supone se rijan por los términos legales consignados en el Acuerdo de Oslo II del 28 de septiembre de 1995. En dicho convenio se acordó que el territorio se dividiera en zonas clasificadas de acuerdo a los patrones siguientes: en el 2000 el 17 por ciento de Cisjordania fue clasificado como zona A, el 29 por ciento como Zona B, y el 59 por ciento en la zona C.
Las zonas clasificadas A están bajo el control total de la Autoridad Palestina e incluyen todas las ciudades palestinas y sus alrededores, sin presencia civil ni militar israelí: Nablus, Jenin, Tulkarem, Qalqilya, Ramallah, Bethlehem (Belén), Jericó y el 80 % de Hebrón.

Las zonas clasificadas B están bajo el control civil de la Autoridad Palestina y el control de seguridad de Israel e incluyen áreas de densa población palestina sin presencia civil israelí.
Las zonas clasificadas C están bajo control israelí, a excepción de los civiles palestinos. Estas áreas incluyen todos los asentamientos israelíes de la Ribera Occidental del Jordán y sus alrededores inmediatos, así como las áreas estratégicas llamadas «zonas de seguridad».

La fuerza laboral palestina consta de menos de 2 millones de habitantes de lo poco más de cuatro millones que conforman su población. Padecen de un nivel de desempleo mayor del 25%, la Autoridad Palestina emplea al 21% de la fuerza laboral, Israel emplea casi 800,000 los cuales, a través de permisos de entrada, laboran en Israel.

Después de los Acuerdos de Oslo de 1993, Hebrón fue dividido en 2 sectores diferentes. El sector palestino controla el 80% del territorio conocido como Zona H1, y los israelíes lo controlan la Zona que constituye un 20% del territorio. Ambas partes afirman ser víctimas de un sistema de tipo «apartheid». Ninguno es capaz de moverse libremente a través de toda la ciudad. Irónicamente, la palabra Hebrón significa «Ciudad de la Amistad».

Hebrón es la cuna de la civilización judía. El hogar de las tumbas de sus más importantes figuras religiosas: Abraham, Isaac y Jacob. ¿Se imaginan si a los cristianos no se les permitiera en Jerusalén? ¿Si a los musulmanes no se les dejara ir a la Meca? Sin embargo, la violencia es horrible. Pienso que la mayoría de los israelíes y de los palestinos quieren que la violencia se detenga. Pero la incitación a la misma por parte de la Autoridad Palestina y por algunos grupos civiles israelíes extremistas evitan que esto suceda.
A pesar de toda esta evidencia, inexplicablemente, personajes respetados, más quizás no tan respetables, como el Sr. Vargas Llosa insisten en presentar la verdad distorsionada a través del prisma de la izquierda israeli que, como la izquierda europea (a quien VL combate), demoniza constantemente al estado judío, arriesgando con ello su prestigio y credibilidad. Nada, que como en las guerras anteriores, Israel también ganará esta guerra mediática. ¿A Ud no le parece? A mí, sí.

 
Comentarios

Interesante y necesaria puntualizacion, acerca de una realidad politica desconocida o soslayada, por parte de quienes utilizan el término «ocupacion» de manera indebida, cada vez que lo asocian a la presencia israeli en Judea-Samaria …
El lenguaje no es neutro, tengamoslo siempre en cuenta, a la hora de utilizar determinadas expresiones fuera de contexto …

Israel tiene que comunicarle a estos pseudo genios como Vargas Llosa cual es la realidad y que cambien de opinión o reconozcan su antisemitismo.

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