Por Israel


Defendemos un ideal no a un gobierno
Síguenos en Facebook Twitter Twitter YouTube RSS Feed
| jueves abril 25, 2024

VAIERÁ


https://www.facebook.com/groups/446798878780085/?ref=bookmarks

Di-s se revela a Abraham tres días después de la circuncisión del primer judío a la edad de 99 años; pero Abraham se retira rápidamente del encuentro para preparar una comida para tres invitados que aparecen en el calor del desierto. Uno de los tres, que son ángeles disfrazados de hombres, anuncia que, exactamente en un año, la esteril Sara dará a luz a un hijo. Sara se ríe. Abraham suplica a Di-s para salvar la perversa ciudad de Sdom. Dos de los tres ángeles disfrazados arriban a la ciudad perdida, donde el sobrino de Abraham, Lot, les extiende su hospitalidad y los protege de las malvadas intenciones de la multitud. Los dos huéspedes revelan que vinieron a destruir el lugar y para salvar a Lot y su familia. La esposa de Lot se convierte en una estatua de sal cuando transgrede el mandato de no mirar hacia atrás a la ciudad en llamas mientras se escapan Mientras se refugiaban en una caverna, las dos hijas de Lot (creyendo que ellas y su padre eran los únicos vivos en todo el mundo) embriagan a su padre, se acuestan con él y quedan embarazadas. Los dos hijos nacidos de este incidente son los padres de las naciones de Amón y Mob. Abraham se muda a Grar, donde el rey filisteo Avimelej toma a Sara, que es presentada como la hermana de Abraham, a su palacio. En un sueño, Di-s advierte a Avimelej que morirá a menos que devuelva la mujer a su marido. Abraham explica que temía ser asesinado por la hermosa Sara.

Di-s recuerda Su promesa a Sara y le da, junto con Abraham, un hijo, que es llamado Itzjak («se reirá»). Itzjak es circuncidado a los ocho días; Abraham tiene 100 años y Sara 90 en el momento del nacimiento.

Hagar e Ishmael son expulsados de la casa de Abraham y deambulan por el desierto; Di-s oye el llanto del muchacho agonizante y le salva la vida mostrándole a su madre un pozo de agua. Avimelej hace un pacto con Abraham en Beer Sheva, donde Abraham le entrega siete ovejas como símbolo del mismo. Di-s prueba la devoción de Abraham ordenándole sacrificar a su hijo Itzjak en el Monte Moria (el Monte del Templo) en Jerusalén. Itzjak es atado y colocado en el altar, y Abraham levanta el cuchillo para degollar a su hijo. Una voz del cielo le ordena detenerse; un carnero, atrapado en los arbustos por sus cuernos, es ofrecido en lugar de Itzjak. Abraham recibe la noticia del nacimiento de una hija a su sobrino Betuel.

 

CONTRA SU PROPIA NATURALEZA

 

Al relatar el sacrificio de Itzjak, cuando Abraham toma el cuchillo, la Torá utiliza una frase un tanto extraña: “Envió Abraham su brazo y tomó el cuchillo”, en lugar de decir directamente “Y Abraham tomó el cuchillo”. ¿A qué se debe el uso de las palabras “y envió su brazo”? Abraham era el epítome de la bondad, es más, todo él era bondad, hasta la última de sus células era bondad. Por ende el simple hecho de causar daño a un ser vivo, independientemente de que se tratara de su hijo, iba contra su propia naturaleza. Pero había de por medio un mandato Divino, y para cumplirlo debió “obligar” a su cuerpo a llevarlo a cabo, por ello “envió su brazo” a tomar el cuchillo para realizar el sacrificio.

De aquí debemos aprender a dejar de lado nuestras propias inclinaciones, nuestra propia naturaleza cuando se trata de cumplir la voluntad del Creador.

 

[Abraham] plantó un huerto [y abrió una posada] en Beersheba. Allí proclamó el nombre de Di-s. Genesis 21:33

La posada de Abraham fue la primera institución pública dedicada a la diseminación de la creencia en el monoteísmo y al comportamiento ético que obedece a esta creencia. Al establecer una institución pública que desafiaba los dogmas consagrados del mundo, Abraham promovió la conciencia del monoteísmo incluso entre personas que nunca habían visitado su posada. A medida que su renombre se extendía, la posada de Abraham ejercía una influencia cada vez más profunda y amplia. De la misma forma hoy, la mera existencia de sinagogas e instituciones de estudio de Torá ejercen una gran influencia positiva sobre una ciudad simplemente en virtud de su presencia, más allá del valor intrínseco del estudio y plegaria que tiene lugar dentro de sus paredes. (www.es.chabad.org)

Pequeños logros

 

Dios le dijo a Abraham que quería destruir a todos los habitantes de Sodoma y Gomorra porque la gente había llegado a ser increíblemente malvada. Pero Abraham consideró que todos los justos que vivían allí no deberían sufrir sólo por la gente malvada.

Así que Abraham le pidió a Dios:

«¿Perdonarías a todo el lugar por el bien de cincuenta justos…?». Y Dios dijo: «Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, entonces perdonaré a todos». Abraham respondió… «¿Qué pasaría si hubieran sólo cuarenta y cinco justos…?». Él dijo: «Si encuentro cuarenta y cinco justos no los destruiré».

«¿Qué pasaría si hubieran sólo cuarenta?».

Y Él dijo: «Si es que encuentro cuarenta justos, no actuaré».

Y Abraham dijo: «¿Qué pasaría si hubieran sólo treinta…?».

Y Él dijo: «No actuaré si encuentro allí treinta».

Abraham dijo: «…y si hubieran sólo veinte…».

Y Él dijo: «No destruiré el lugar por el bien de los veinte».

Abraham dijo: «…y si hubieran sólo diez…».

Y Él dijo: » No destruiré el lugar por el bien de los diez».

Claramente, Abraham no quería que Dios destruyera Sodoma si es que había personas justas viviendo allí. Sin embargo, Abraham no sabía cuantas personas justas debían vivir allí para que Dios preservara la ciudad. Abraham no quería comenzar con un número demasiado pequeño ya que Dios descartaría la idea por completo. Así que comenzó con un número mayor para ver si Dios estaba de acuerdo con la idea.

Abraham le pidió a Dios que perdonará a todo el lugar por el bien de cincuenta justos, Dios estuvo rápidamente de acuerdo porque:

  1. Esta no era una petición muy grande, y
  2. Dios también estuvo de acuerdo con el pensamiento de Abraham.

Cada vez que una nueva petición tenía éxito, Abraham se sentía cómodo y hacía peticiones adicionales, hasta que Dios finalmente dijo: «No voy a destruir el lugar por el bien de los diez».

El error que la mayoría de la gente comete al establecer metas – y la razón por la cual rara vez las alcanzamos – es que nos enfocamos únicamente en alcanzar objetivos muy grandes. Sin embargo, hay numerosas metas más pequeñas (y muy valiosas) a lo largo del camino, que debemos superar para alcanzar de esta manera nuestra meta principal.

Por ejemplo, supongamos que alguien quiere hacer una dieta y perder 20 kilos. La razón por la cual esta persona probablemente no tendrá éxito se debe a que este objetivo final es demasiado lejano.

Para que las metas sean alcanzables, la persona debe tener objetivos pequeños, fáciles de alcanzar, a lo largo del camino y debe tratarlos como grandes éxitos cuando los alcanza.

En general, nuestra naturaleza humana es adoptar una actitud de «todo o nada» en relación a nuestros objetivos. Sin objetivos pequeños, graduales, a lo largo del camino, es muy fácil rendirse y experimentar frustración y decepción.

Los gimnasios han construido su “modelo de negocios” en base a este principio. ¿Te has preguntado alguna vez cómo los clubes de salud cuentan siempre con cientos de miembros nuevos, sin embargo nunca construyen nuevos casilleros para acomodarlos? ¿Cómo es posible que el número de miembros esté en constante aumento, pero que las instalaciones no crezcan acordemente? La respuesta es que la mayoría de las personas que se unen a los gimnasios, eventualmente desisten. Y esto se debe a que la meta que se auto impusieron es generalmente demasiado inalcanzable.

Si alguien se inscribe en un gimnasio con el deseo de perder mucho peso, pero después de varias semanas de arduo trabajo sólo pierde un kilo, entonces es probable que ya no tenga la motivación e inspiración para seguir adelante. Su objetivo de “perder mucho peso” se ha convertido en una tarea insuperable.

Sin embargo, la forma de alcanzar este objetivo es hacer lo que Abraham hizo, esta persona debe agregar objetivos más pequeños y más fáciles de alcanzar. Tal vez perder dos kilos cada tres meses o un kilo dentro del primer mes. Y puesto que estos objetivos son mucho más reales, no se desanimará, y de esta manera podrá continuar fácilmente hasta alcanzar su objetivo final de perder 20 kilos.

Sean cuales sean tus metas, es importante tener objetivos intermedios a los que puedes aspirar a lo largo del camino. Al hacer esto, encontrarás que el logro de cualquier objetivo es un «juego de niños» y todos tus sueños más grandes se encontrarán a tu alcance. (www.aishlatino.com)

 

 

 
Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.

¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.