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| viernes marzo 29, 2024

La estrategia de “Revelar la Verdad” para promover la paz en el conflicto Palestino-Israelí


 

 

RESUMEN: Suele pensarse que los Estados Unidos están parcializados a favor de Israel, incluso tras su reciente aceptación de la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero por muchos años, Estados Unidos ha sido parte importante de la razón por la cual el mundo diplomático acepta una falsa narrativa del conflicto árabe-israelí que perjudica a Israel y que hace más difícil lograr la paz. Washington debería pasar hacia una estrategia de ‘revelar la verdad’ a fin de desmantelar la estructura de falsas opiniones que calumnian a Israel y obstaculizan la paz.

La ampliamente aceptada falsa narrativa del conflicto palestino-israelí tiene como base las siguientes premisas:

  • Israel robó y ahora ocupa territorio palestino;
  • Existen millones de “refugiados palestinos” que tienen “derecho a retornar” a Israel;
  • Israel y los palestinos tienen derechos iguales o comparables a Jerusalén;
  • La comunidad palestina y su liderazgo están listos para aceptar una solución de dos estados que pondrá fin a los esfuerzos palestinos por eliminar al estado judío.

Los Estados Unidos, consistentemente, o bien ha apoyado o no está dispuesto a contradecir estas premisas.

Los líderes palestinos poseen una visión  adicional falsa sobre la cual insisten cuando hablan en árabe y que a menudo proclaman a las audiencias internacionales. Este punto de vista afirman que el pueblo judío, de hecho, no vivió ni gobernó partes de Palestina, incluida Jerusalén, durante cientos de años antes del comienzo del Islam. Aunque esta falsa afirmación no es generalmente aceptada diplomáticamente, la UNESCO respaldó recientemente la ficción que los antiguos templos judíos no fueron construidos dentro del área del Monte del Templo – un lugar que la UNESCO denomina la “Mezquita Al-Aqsa/Al-Haram Al-Sharif”.

Esta falsa historia palestina no es cuestionada por los Estados Unidos ni por ninguna otra democracia. Si los Estados Unidos hubiesen utilizado una estrategia activa de ‘revelar la verdad’, los palestinos no hubiesen podido seguir utilizando su falsa imagen de poner resistencia a la paz.

Rechazar falsas premisas no significa rechazar un acuerdo de paz basado en una solución de dos estados. La verdad es compatible con una variedad de ideas sobre lo que debe hacerse en el futuro. Aquellos que apoyan una solución de dos estados también pueden apoyar una estrategia de ‘revelar la verdad’, al igual que aquellos que dudan de la viabilidad hacia una solución de dos estados.

La política estadounidense siempre ha sido la de ignorar y a veces incluso apoyar, la falsedad de estas narrativas aceptadas diplomáticamente con el propósito de evitar contradecir a los palestinos y despertar la ira de las naciones árabes y musulmanas. Esta disposición estadounidense, a largo plazo, de apartar la realidad para tratar de alentar las negociaciones ha sido infructuosa hasta ahora y se ha vuelto cada vez más perjudicial.

Durante muchos años, la política estadounidense debía parecer “imparcial” incluso a expensas de la verdad, es decir, ser superficialmente imparcial entre el incendiario y el bombero, el terrorista y la víctima del terrorismo. Washington debería cambiar hacia una política equitativa de apoyo a la verdad, ya sea que provenga de los palestinos o de los israelíes: una política de rechazar la falsedad de ambos lados.

Por supuesto, muchas declaraciones son parcialmente verdaderas y en parte falsas y, a menudo existen buenas razones para diferentes opiniones sobre lo que es cierto. Pero se mejoraría aun más dentro del ambiente diplomático si Estados Unidos tomara la iniciativa de rechazar los elementos más importantes y claramente falsos del consenso diplomático.

Una estrategia de ‘revelar la verdad’ no significa ser absurdo al insistir siempre en lo cierto. Las realidades de la naturaleza humana, política y las relaciones internacionales requieren de un espacio sustancial para lo no cierto. El gobierno estadounidense no puede ni debe actuar como un inocente que espera que todos digan siempre la verdad y que ve el no hacerlo como maldad.

 

La Falsa Afirmación de que Existe un “Territorio Palestino”

 

La mayor falsedad que los Estados Unidos necesitan exponer es que ahí existe un “territorio palestino” que Israel se niega a “devolver” debido a sus ambiciones expansionistas y supuestas necesidades de seguridad. Es controvertido, más que una falsedad, decir que la justicia y la paz requieren que Israel le devuelva a un estado palestino esencialmente toda la tierra que tomó en su guerra defensiva en 1967. Pero existe una gran diferencia entre la polémica declaración de que Cisjordania debería convertirse en territorio palestino como parte de un acuerdo de paz y la falsa declaración de que estas áreas son ahora, o alguna vez fueron en el pasado, territorio palestino.

La distinción entre decir que Cisjordania (incluyendo Jerusalén Oriental) es territorio palestino y decir que este debería convertirse en territorio palestino es importante tanto para el pasado como para el futuro. En el pasado, la declaración que Cisjordania es palestina significa que Israel se robó tierras que no eran judías y debería “devolverlas”. Para el futuro, la distinción determina si las propuestas israelíes de proveer tierra para un estado palestino es devolviendo propiedades robadas o son ofrecimientos de renunciar a la tierra en disputa a la que este posee reclamos severos, a fin de crear una paz sana con su vecino. Desde el punto de vista palestino, este diferencia entre una sumisión inmoral a un ladrón que tiene más poder y, por el contrario, un compromiso sabio con vecinos que poseen demandas de derecho parciales.

Una estrategia estadounidense de ‘revelar la verdad’ no ignoraría las afirmaciones palestinas sobre “tierras palestinas”, pero señalaría que la tierra en cuestión está siendo disputada. No es territorio palestino a pesar de que los Estados Unidos aceptaron la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que se refiere a esta como tal – porque no existe territorio palestino y nunca ha existido. Los palestinos nunca han gobernado o han sido soberanos sobre ninguna tierra. Este es un hecho indiscutible, no un tema de política o interpretación.

Cisjordania es territorio disputado (en disputa): es territorio por el cual Israel posee reivindicaciones legales e históricas basadas en resoluciones de la Sociedad de Naciones aprobadas por el gobierno de Estados Unidos en la década de 1920 y confirmadas en el Artículo 80 de la Carta Magna de las Naciones Unidas. Las soberanías más recientes antes que Cisjordania entrara en conflicto fueron el Mandato Británico de la Liga de Naciones para promover un hogar nacional judío (1922-48) y el Imperio Otomano (1517-1917).

Individuos palestinos ciertamente poseen muchas tierras en el área en disputa, al igual que poseen tierras en Israel, en los Estados Unidos y en otros lugares. Pero la propiedad de la tierra por parte de individuos palestinos no lo convierte en territorio palestino, ni en Nablus ni en Nueva York.

Los derechos nacionales palestinos a la tierra no provienen del derecho internacional, sino de un principio que ha sido ampliamente aceptado en el siglo pasado: que la gente que vive en un área debería gobernarlo. Pero este principio no es automático y auto-ejecutable. Su implementación presenta dificultades que requieren excepciones (o si no Boston se hubiese convertido en parte de Irlanda). La mayoría en un área depende de cómo se trazan las fronteras. Por ejemplo, los israelíes son gran mayoría de la población del Área C en Cisjordania, una mayoría judía que no fue creada por la remoción de árabes.

 

Las Falsedades sobre los “Refugiados Palestinos”

 

La segunda parte importante de una nueva estrategia de ‘revelar la verdad’ sería exponer el cómo los árabes han abusado de lo que ellos llaman los “refugiados palestinos” con el propósito de mantenerlos como un arma para destruir a Israel como estado judío y democrático.

La historia cortésmente aceptada en los círculos diplomáticos es que existen cerca de 5 millones de “refugiados palestinos” desde 1948, más de un millón que aún viven en los “campamentos de refugiados” de la UNRWA porque Israel se niega a que estos regresen a casa a pesar del “derecho a retornar” otorgado por la Asamblea General de la ONU.

La realidad es que sólo unos 50.000 de los “refugiados palestinos” son refugiados tal como el mundo define el término. Los otros son descendientes de refugiados que han muerto. Los líderes palestinos y los estados árabes han impedido que estos descendientes, que nunca vivieron en Israel, se establezcan y vivan vidas normales en cualquier estado árabe (excepto Jordania).

Además, la Resolución 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas no concedía de hecho ni en legalidad, el derecho de retornar a todos los refugiados y no tendría autoridad para hacerlo aunque lo hubiese intentado.

Es ampliamente reconocido en privado que la insistencia de los árabes sobre el “derecho a retornar” no proviene de la preocupación por el bienestar de los “refugiados”, que no han tenido ninguna otra opción sobre su desafortunado estatus. Las miserias impuestas a ellos durante tres generaciones son el resultado de la decisión del mundo árabe de impedir su reasentamiento con la esperanza de que algún día Israel se vea obligado a aceptar tantos “refugiados” como fuese posible para no poder así seguir siendo ambos judío y democrático.

La falsa historia diplomática con la que Estados Unidos ha jugado durante generaciones es que la postura árabe sobre el “derecho a retornar” es una postura negociadora plausible que pudiera prevalecer en la etapa final de las conversaciones de paz. El tema aún no debería ser abordado, por lo que el pensamiento continua, ya que es tan difícil de resolver. La verdad, ampliamente entendible en la comunidad diplomática aunque ningún país lo admita públicamente, es que los “refugiados” no tienen verdaderamente ningún “derecho legal a retornar” e Israel no puede permitirles trasladarse a su territorio si este desea sobrevivir. Se entiende muy bien que el “derecho a retornar” es un arma para destruir a Israel, no una demanda negociadora normal que pueda comprometerse.

Una estrategia de ‘revelar la verdad’ declararía que la paz depende que finalmente se establezcan a los “refugiados” y que es una crueldad innecesaria mantenerlos en los campos de refugiados y sin los derechos propios de ciudadanía.

Estados Unidos debe iniciar el proceso de cerrar la UNRWA, la agencia de la ONU que ha hecho posible ocultar la verdad sobre los “refugiados” palestinos. Y debería quedar claro para los palestinos que nunca obtendrán apoyo internacional para la noción de obligar a Israel que tome dentro de su territorio a millones de palestinos.

Cabe señalar que el gobierno israelí ha favorecido el apoyo continuo a la UNRWA. Este es uno de los casos en que el gobierno de Israel ha elegido apaciguar a la opinión internacional en lugar de utilizar la verdad para desafiarla. Es hora de que Israel también se aleje de tal apaciguamiento, que no ha funcionado en lo absoluto.

Mientras más sofisticada es la discusión diplomática sobre el cómo puede negociarse la paz afirma que el tema de los “refugiados” no impide la paz, porque los dirigentes palestinos ya entienden que no más de una pequeña parte simbólica de refugiados le será permitido su traslado a Israel. Los “refugiados” tendrán que conformarse con disculpas y compensaciones – una premisa ampliamente reconocida pero nunca pronunciada en voz alta.

Los diplomáticos alrededor del mundo, particularmente en los Estados Unidos, entienden privadamente que Israel no puede ni debe ser obligado a recibir millones de “refugiados palestinos”. Pero nadie lo dice oficialmente, o se lo dicen a los palestinos. Una estrategia de ‘revelar la verdad’ sostiene que es el momento de decir abiertamente lo que todo el mundo sabe es cierto.

Decir la verdad que no existe un “derecho a retornar” deja abierto el tema de la compensación para los refugiados palestinos de Israel y para los refugiados judíos de los países árabes. Esto no tiene que ser un obstáculo para la paz. Es indiscutible que la creación de Israel condujo al menos a tantos refugiados judíos de países árabes como refugiados palestinos de Israel. Y los refugiados judíos, que fueron todos reasentados sin ninguna ayuda internacional (mayormente en Israel), se vieron obligados a dejar atrás más bienes de lo que dejaron los refugiados palestinos.

Falsa “Igualdad de Derechos” sobre Jerusalén

Una pieza mucho menos importante, pero altamente simbólica de ‘revelar la verdad’ por parte de los estadounidense será mudar la embajada estadounidense en Israel a la capital del país, Jerusalén. Los Estados Unidos pueden incrementar aún más su política de ‘revelar la verdad’ permitiendo que los pasaportes de ciudadanos estadounidenses nacidos en Jerusalén registren el hecho de que nacieron en Israel. En la actualidad, Washington no está dispuesto a permitir que esta verdad aparezca en los pasaportes estadounidenses.

Debido a que los Estados Unidos se han mostrado dispuestos a ignorar estas verdades durante tanto tiempo, habrá una gran resistencia árabe a que esto se declare en público. Cuanto más feroz sea su protesta, más demostrarán los árabes el costo de haber evitado ‘revelar la verdad’ durante tanto tiempo. A largo plazo, el reconocimiento que Estados Unidos tiene un compromiso con la verdad reducirá el daño causado por las protestas violentas. Al contrario, una política de evitar la verdad por respeto a las amenazas de violencia conducirá a una mayor violencia – o a la sumisión de Estados Unidos a los manifestantes.

Jerusalén es un buen ejemplo de la parcialización “neutral” que ha caracterizado durante mucho tiempo la postura estadounidense. Las declaraciones oficiales siempre se refieren a Jerusalén como algo sagrado para ambas partes, a veces añadiendo que es sagrado también para los cristianos y típicamente implica que una solución justa requerirá de un trato por igual para Israel y los palestinos en Jerusalén. Pero en realidad, existe muy poca simetría entre las conexiones israelíes y palestinas a Jerusalén.

La Mezquita Al-Aqsa, localizada en Jerusalén, posee un significado para la religión del Islam (aunque sus orígenes son polémicos) – pero no es en modo alguno central. La ciudad de Jerusalén no se menciona ni siquiera una sola vez en el Corán, ni en los rezos regulares de los musulmanes. Por otra parte, Jerusalén es una característica central de la religión judía y del rezo e identidad judía diariamente. El clímax de toda ceremonia judía es cuando el novio rompe una copa para simbolizar el exilio de Jerusalén y repite una cita del Salmo 137: “Si te olvido, Oh Jerusalén, permite que mi mano derecha se marchite”.

La gestión judía y musulmana en gobernar  Jerusalén desde el año 1948 también ha sido muy diferente. Bajo el dominio israelí sobre Jerusalén (Jerusalén Occidental durante 19 años y toda la ciudad durante 50 años), ha habido libertad de religión y protección a los lugares sagrados de todas las religiones. Durante los 19 años de gobierno jordano sobre Jerusalén Oriental, a los judíos no se les permitió la entrada incluso al barrio judío y los lugares religiosos judíos fueron destruidos.

La religión del Islam no toma en cuenta a Jerusalén como ciudad. Los musulmanes han expresado interés en Jerusalén sólo cuando fue gobernado por no-musulmanes. Durante más de mil años de gobierno musulmán sobre Jerusalén, nunca fue convertida en la capital de ningún lugar del imperio musulmán, ni siquiera del distrito local. Desde 1948 a 1967, cuando fue gobernada por Jordania, Jerusalén fue tratada como una ciudad inferior a Ammán. Al contrario, la ciudad de Jerusalén siempre ha sido preocupación importante de la religión judía y de la identidad judía, incluso durante los casi 2.000 años durante el cual estuvo en manos de otros. Israel no puede sobrevivir como un estado judío sin Jerusalén como su capital.

Los intereses israelíes y palestinos en el futuro de Jerusalén no son en lo absoluto simétricos. Israel necesita que Jerusalén continúe siendo una ciudad trabajadora vibrante. Los palestinos, por el contrario, obtendrían algo importante en sus esfuerzos por destruir a Israel si lograsen nuevos arreglos para Jerusalén que permitan que su sanidad como ciudad sea socavada por un conflicto violento.

Para seguir una estrategia imparcial sobre Jerusalén, Estados Unidos debería declarar que una disposición justa de la ciudad la reconocerá como la capital de Israel, protegerá las preocupaciones religiosas de todas las religiones y asegurará que la sanidad de la ciudad no será puesta en peligro por el conflicto interno. El interés palestino en tener a Jerusalén como la capital de un nuevo estado palestino debería ser satisfecho de una manera que sea consistente con estos tres valores.

La falsa afirmación… “los palestinos están listos para hacer la paz con Israel”

Una estrategia estadounidense para ‘revelar la verdad’ abordaría también el tema de si la comunidad y el liderazgo palestinos están de hecho dispuestos a hacer la paz con Israel. Aunque no puede haber ninguna verdad indiscutible sobre un tema tan hipotético y complejo, existen pruebas que pueden ser examinadas a fin de tratar de entender respetuosamente el punto de vista de los palestinos.

La búsqueda de la verdad preguntara el por qué los dirigentes palestinos (tanto intelectuales como políticos) pasan por tales penas para negar falsamente la antigua presencia judía en la tierra. Debe ser muy desagradable y difícil para los palestinos informados decir mentiras tan evidentes de que nunca existió un Templo Judío en Jerusalén (del cual Cristo podía perseguir a los que intercambiaban monedas), o que los judíos no gobernaron la tierra durante siglos antes que la mayoría de ellos fueran exiliados por los romanos hace 2.000 años. Esta negación de la historia no es parte de la religión del Islam; Es una reciente invención palestina. Las fuentes musulmanas más antiguas explican que el Domo de la Roca fue construido en el Monte del Templo porque era el lugar del templo judío. Uno de los nombres árabes tradicionales del Monte es Bayt al-Maqdis (el Templo).

Una explicación plausible del por qué el liderazgo palestino es tan insistente en tan extrema negación de la realidad es que si el pueblo palestino supiera la verdad, estos pudieran estar más dispuestos a aceptar a Israel sobre parte de la tierra. Esto sugiere que pudiera ser constructivo para los Estados Unidos recordarles a los palestinos que según la tradición islámica, el Monte del Templo fue construido por los judíos como el lugar del Templo Judío. El difundir públicamente el hecho de que no existe duda de que existieron antiguos reinos judíos en la tierra mil años antes de que el Islam pudiera incrementar la disposición del pueblo palestino en hacer la paz con el pueblo judío, que comparte su conexión con la tierra santa.

La persistente revelación de la verdad por los Estados Unidos socavaría los esfuerzos del liderazgo palestino para negar las verdades históricas básicas de que estos no pudieran continuar sin avergonzarse a sí mismos ante su propio pueblo. Esto le mostraría a los palestinos que los Estados Unidos y presumiblemente otras democracias, no están preparadas para aceptar tal flagrantes falsedades como justificativo para obligar a Israel a aceptar una victoria palestina. Esto socavaría una de las principales razones palestinas en pensar de que todavía pudieran ser capaces de destruir a Israel: su esperanza de que no es demasiado tarde en remover a Israel de la tierra por completo. Esa esperanza palestina es el obstáculo fundamental para la paz.

¿Cuándo tuvieron los palestinos una disputa interna sobre el hacer la paz con Israel?

Si queremos obtener una respuesta veraz a la pregunta de si los palestinos están ahora dispuestos a hacer la paz con Israel, también debemos hacer la siguiente pregunta: Si el liderazgo palestino y el público están ahora dispuestos a hacer la paz con Israel, ¿cuándo cambiaron? ¿Y cuál fue el proceso político que produjo ese cambio?

Desde antes del establecimiento de Israel, a pesar del profundo deseo de muchos palestinos por la paz, la comunidad palestina y su liderazgo estaban decididos a no aceptar un estado judío bajo ningún término y estaban comprometidos a luchar para destruirlo hasta que fuese removido de la tierra que una vez fue gobernada por musulmanes. Cualquier cosa que algunos palestinos pudieran haber pensado o dicho en privado o en inglés, cualquier sugerencia a una base para aceptar a Israel o de permitir que los “refugiados” se establezcan fuera de Israel fue un tema tabú en el discurso público árabe durante muchos años.

Esta es una declaración de hechos, no una acusación. Pudiera ser refutado si uno pudiera señalar las declaraciones públicas árabes en el sentido de que es necesario poner fin a la lucha para destruir a Israel, o que una parte importante de los “refugiados” puede que no se les permita entrar en Israel. No existe evidencia de tales declaraciones. Tampoco se pueden encontrar muchas voces políticas palestinas que digan tales cosas en árabe en público. El discurso político palestino traducido al inglés y otros idiomas está disponible en MEMRI.

Antes que pueda haber algún cambio importante en la política palestina, habrá un debate público agudo entre los palestinos. Ciertamente, habrá voces fuertes que inicialmente rechacen cualquier disposición de renunciar a la guerra para destruir a Israel o para establecer a los “refugiados” fuera de Israel. Este debate sería visible en los canales públicos y sería posible ver qué lado se vio forzado a retirarse.

No ha habido tal debate. El discurso palestino todavía mantiene el tabú contra el sugerir que es necesario o deseable renunciar a la guerra contra Israel en cualquier término.

Tampoco es aceptable discutir la posibilidad de que algunos “refugiados” no se les permitan trasladarse a Israel.

Una estrategia de ‘revelar la verdad’ por parte de Estados Unidos no continuaría asumiendo que la paz puede negociarse con los palestinos si Israel realiza las concesiones apropiadas. ‘Revelar la verdad’ es coherente con el impulso de las negociaciones entre Israel y los palestinos, pero no desde la posición de que el éxito de esas negociaciones dependerá de lo que Israel haga. Una estrategia de ‘revelar la verdad’ reconocería que el acuerdo sobre paz sólo puede tener lugar luego que los palestinos realicen debates públicos sobre el tema de los “refugiados” y sobre el aceptar a Israel.

¿Por qué los Estados Unidos deberían avanzar hacia una estrategia de ‘Revelar la Verdad’?

Una gran estructura construida sobre la falsedad ha llegado a definir el ambiente diplomático y político del conflicto palestino-israelí. Esta estructura de irrealidad no ha producido resultados útiles. Quizás, por lo tanto, el nuevo presidente de los Estados Unidos, quien hizo campaña para realizar cambios significativos en la política estadounidense, debería adoptar una nueva estrategia de ‘revelar la verdad’, que pudiera conducir a mejores resultados.

La presión internacional es una de las principales armas con las que los palestinos esperan destruir a Israel. Estos no abandonarán esa meta hasta que haya quedado claro que no hay manera que pueda tener éxito. Demostrando que el mundo ya no pretenderá creer que las falsedades palestinas pudieran llevar a más palestinos a ver que no tienen ninguna posibilidad de eliminar a Israel. Entonces pudieran ellos buscar los beneficios que ofrece la paz.

Además, forzar a los palestinos a reconocer la reivindicación histórica y moral de Israel a la tierra les proveerá una base honorable de compromiso con Israel. Si Israel fuera un extraño a la tierra, simplemente un poder colonial que conquista tierras árabes por la fuerza, tal como sostienen falsamente los palestinos, sería cobarde para ellos ceder.

Cuando las democracias norteamericana y europea aceptan las falsedades palestinas, crea un impedimento para que los palestinos y sus seguidores enfrenten las realidades de su situación. Pero estas realidades deben ser la base de cualquier resolución del conflicto. Una estrategia de ‘revelar la verdad’ ofrecería una base sólida a largo plazo sobre la que pudiera construirse la paz.

¿Por Qué Israel debería avanzar hacia una estrategia de ‘Revelar la Verdad’?

Incluso con una nueva administración que ha prometido romper con las políticas del pasado, puede que no haya muchas posibilidades de que Estados Unidos se aparte radicalmente de sus políticas en los últimos 50 años. Pero si Washington modifica posturas pasadas o no, Israel debería abogar por una estrategia de ‘revelar la verdad’ para los Estados Unidos y otras democracias y perseguir esa estrategia por sí misma.

Israel se encuentra ahora encarcelado por una estructura internacionalmente aceptada de falsedades. Es mucho más sabio tácticamente para Israel argumentar por el ‘revelar la verdad’ que continuar apaciguando el consenso internacional, por ejemplo al explicar el por qué los asentamientos no son el obstáculo para la paz, o que la seguridad israelí requiere que Israel ocupe lo que la gente piensa es “tierra palestina”.

Israel necesita irse a la ofensiva diplomática. Enmarcar su postura como un esfuerzo para obtener reconocimiento por la verdad es más probable que su historia sea escuchada que simplemente hacer demandas y reclamos. Y las críticas hacia los palestinos que Israel necesita hacer para cambiar el consenso diplomático serán más efectivas si son hechas como parte de una estrategia más amplia de instar a las democracias a enfrentar las verdades sobre el conflicto.

Es políticamente difícil para los Estados Unidos u otros países tomar posturas que sean mucho más “pro-Israel” que las posturas del gobierno israelí. Si Israel quisiera que otros estados se movieran más hacia el ‘revelar la verdad’ sobre el conflicto, necesita poner un alto conteniéndose de presentar su propio caso por temor a que la crítica de los palestinos y las aserciones de demandas legítimas por parte de Israel parecieran entrar en conflicto con las negociaciones por la paz.

Es de notar que se piensa que los Estados Unidos están parcializados a favor de Israel aunque no defiende las verdades esenciales de la postura de Israel. A pesar de su larga alianza con Israel, Estados Unidos bajo el mandato de muchos presidentes ha permitido que a Israel se le obligue operar de acuerdo con la estructura internacional de falsedad que ahora domina la postura diplomática de Israel. Esta política debe ser reemplazada por una estrategia de ‘revelar la verdad’.

En pocas palabras, algunas de las principales verdades que los Estados Unidos han estado negando o ignorando y que una estrategia de ‘revelar la verdad’ debería ser prominente en la discusión internacional, son:

  • Aunque hay buenas razones por las que eventualmente debería existir un “territorio palestino”, no las hay ahora y nunca lo ha habido. Ningún territorio como tal le fue “quitado” de los palestinos; ni tampoco se les puede devolver ningún territorio. Estos siempre han vivido en territorio gobernado por otros.
  • Jerusalén Occidental está situada en Israel y es la capital de Israel. Las conexiones palestinas e israelíes a Jerusalén no son ni iguales ni simétricas. Jerusalén es demostrablemente más importante para Israel que para los palestinos.
  • El pueblo judío vivió y gobernó la mayor parte del área de Israel en la antigüedad. Los israelíes no llegaron a la tierra como colonialistas europeos; Vinieron como un pueblo que regresaba a su patria. El mandato de Israel sobre la tierra no se basa sólo en su poderío militar; tiene reivindicaciones históricas, legales y morales.
  • El derecho internacional judío de establecerse en la tierra desde el Jordán hasta el Mar Mediterráneo fue establecido por el Mandato de la Sociedad de Naciones en 1922, en reconocimiento al apego milenario del pueblo judío a la Tierra de Israel. Esto no tiene base alguna en el sufrimiento judío por lo sucedido en el Holocausto.
  • La afirmación de un “derecho a retornar” para los “refugiados” palestinos no es un esfuerzo humanitario de proveer ayuda o justicia a aquellos individuos desafortunados, que no son verdaderos refugiados. Se trata de un arma árabe destinada a destruir a Israel a través de una subversión demográfica. Y no es un reclamo legal válido. La paz entre Israel y los palestinos requiere reasentar a los “refugiados” fuera de Israel y poner fin al mandato de la UNWRA. (Si bien esta verdad no es indiscutible, es el entendimiento de gente independiente e informada, la mayoría de las cuales no dice públicamente lo que  personalmente cree).
  • No es una verdad establecida que el liderazgo palestino y la comunidad hayan decidido renunciar al objetivo de destruir a Israel y están dispuestos a hacer una paz que acepte a Israel, si Israel realiza las concesiones apropiadas. Es necesario examinar las pruebas a favor y en contra de este supuesto generalmente aceptado. Gran parte indica que la comunidad palestina no está dispuesta a hacer la paz con Israel bajo ningún tipo de condiciones.

Estados Unidos debería ser genuinamente más imparcial entre Israel y los palestinos de lo que fue en el pasado. Este pudiera hacer avanzar la causa de la paz diciendo la verdad. No es equitativo que Estados Unidos deje que las falsedades sistemáticas de un bando dominen la discusión diplomática, cuando una estrategia de ‘revelar la verdad’ puede hacer que el debate sobre las políticas sea más realista y mejore las perspectivas de paz a largo plazo.

El Dr. Max Singer, antiguo asociado de investigación en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat, es cofundador del Instituto Hudson en Washington.

 

 

 

 
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