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| viernes abril 19, 2024

VAIAKHEL-PEKUDE-HAJODESH


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Moshe reúne al pueblo de Israel y le reitera el mandato de observar el Shabat. Luego le transmite el mandato Divino de construir el Mishkán (Tabernáculo).

El pueblo dona los materiales requeridos en abundancia, trayendo oro, plata, cobre, lana teñida de colores azul, púrpura y rojo, pelo de cabra, lino, pieles de animales, madera, aceite de oliva, hierbas y piedras preciosas. Moshe se ve forzado a pedirles que dejen de traer.

Un grupo de artesanos de “corazones sabios” construyen el Mishkán y sus utensilios (como es detallado en las secciones de la Torá anteriores de Trumá, Tetzavé y Ki Tisá): tres capas de cobertura en forma de techo; 48 paneles recubiertos de oro para las paredes, 100 bases de plata para el fundamento; el Parojet (cortina) que separa entre los dos cuartos internos del Santuario y la Masaj (pantalla) que va en el frente; el Arca y su cobertura con los Querubím; la Mesa y el Pan de la Proposición; la Menorá de siete brazos con su aceite especialmente preparado; el Altar de Oro y el incienso en él quemado; el Aceite de Unción; el Altar Externo para las ofrendas quemadas y todos sus utensilios; las cortinas, postes y bases para el Patio; y el Kior para el lavado ritual, junto a su pedestal, hecho de espejos de cobre.

 

LOS ESPEJOS DE LA PUREZA

 

Cuando se detallan todos los elementos donados para el Mishkánm se informa acerca de su origen. Dice oro, plata, cobre, lana, etc. Sólo en el caso del kior se nos informa que el cobre con que fue hecho provenía de los espejos de las mujeres de Israel.

¿A qué se debe esta aclaración? La función del kior era que los cohanim purificaran sus manos y pies antes de comenzar su servicio con el agua contenida en el kior.

Los espejos de las mujeres judías de esa generación eran el material más adecuado para este recipiente. Durante la esclavitud en Egipto, en especial la peor época de la misma, cuando la sentencia faraónica de matar a los niños estaba en todo su ferocidad, estas mujeres tomaban esos espejos, se embellecían a pesar del dolor, y esperaban a sus maridos, quienes volvían agotados del trabajo, y así engendraban nuevos hijos. Y esos espejos fueron la ofrenda de estas santas mujeres para que los cohanim se purificaran antes del servicio. No es casualidad que el agua que se usaba para probar a la mujer acusada de infidelidad fuera extraída del kior.

 

Parashat HaJodesh en resumen

 

Por ser el Shabat que cae en primero de Nisan o previo a el, agregamos a la lectura semanal la sección de HaJodesh (Éxodo 12:1-2) que relata las palabras de Di-s a Moises en Egipto dos semanas antes del Éxodo, instruyéndole la creación del calendario judío regido por la luna nueva y estipulando al mes de Nisan como “cabeza de los meses”.Di-s también ordena el sacrificio pascual que debía ser comido con matzá y hierbas amargas, y de la prohibición de comer alimentos leudados durante siete días. (www.esd.chabad.org)

 

 

 

 

Una base de Amor

Por Shlomo Yaffe

 

Los materiales para la construcción del santuario portátil que había en el desierto, el mishkan, provinieron de las donaciones voluntarias del pueblo judío. Cada uno aportó de acuerdo con sus posibilidades y con la generosidad de su corazón.

Sin embargo, los adanim, las «bases» sobre las cuales descansaban las paredes verticales del mishkan, sus cimientos, vinieron de otra fuente. Tres de ellas fueron confeccionadas con la plata aportada por los judíos, como parte de la contribución obligatoria que debían realizar, un total de medio shekel por persona. (El shekel era una medida de peso pequeña estándar que se utilizaba para pesar el oro, la plata y el cobre con fines monetarios). Tanto ricos como pobres, motivados o desmotivados, felices o a regañadientes, cada judío tuvo que dar exactamente la misma cantidad.

El mishkan, la construcción que «alberga» la presencia Divina, representa la totalidad del pueblo judío. Toda la nación y, a su vez, cada individuo en particular, es un santuario para la presencia de Di-s.

Todos tenemos diferentes niveles de habilidad, oportunidad y compromiso. Todos tenemos fortalezas y debilidades en cada una de estas áreas. En nuestra vida, construiremos y sostendremos el Santuario del Judaísmo de diferentes formas, todo dependerá de las circunstancias que podemos controlar y de aquellas que no podemos controlar. Sin embargo, los cimientos de este edificio, las bases de plata cuidadosamente alineadas al suelo que soporta la estructura del santuario, están construidas sobre la base de la constancia, que es la misma para todos en cada etapa de su vida.

«Plata» en hebreo, kesef, también, significa «anhelo» y «amor». Lo único que todos los judíos deben tener en todo momento es amor incondicional por el otro.

Sin importar las diferencias que existan entre nosotros, la base para construir un lugar donde more Di-s en nuestro mundo es un recordatorio de la igualdad y del valor irreemplazable y fundamental de cada judío en nuestra misión como pueblo. No debemos ver a ningún judío como un ser marginal ni tampoco podemos catalogar a ningún judío como irremediablemente desconectado de sus raíces. No podemos permitir que cuestiones de comportamiento e ideología opaquen la necesidad de apoyarnos los unos a los otros, cualquiera sea nuestra necesidad.

Es por este motivo que hablamos del amor como un anhelo, kesef. Debemos permitirnos ser atraídos los unos a los otros por la fuerza y el deseo de unidad, que son más poderosos que las fuerzas que tienden a separarnos. (www.es.chabad.org)

 

Mezclando Firmeza con Humildad

El Altar Exterior es donde tiene lugar el proceso de refinamiento de nuestras naturalezas animales. El material y la forma del Altar Exterior aluden a las dos actitudes opuestas que necesitamos cultivar para lograr esto:

Por un lado, debemos estar resueltos en nuestra dedicación al avance espiritual. Los judíos son llamados un pueblo “testarudo”; esto puede ser una cualidad positiva cuando se expresa como una determinación y obstinación en lograr objetivos espirituales. Esta cualidad está aludida por el hecho de que el Altar estaba confeccionado de cobre, dado que la palabra hebrea para “cobre” (nejóshet) está relacionada con la palabra hebrea para “obstinación descarada” (nejush).

Por otro lado, el Altar era hueco y estaba relleno de tierra. Similarmente, a pesar de que externamente debemos ser obstinados, internamente debemos ser humildes como la tierra. Como decimos en nuestra plegarias, “que mi alma sea tal polvo para todos”. (www.es.chabad.org)

 

 

 

 

 
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