Parece el conmovedor guión para una película: ex compañeros del ejército con muchos amigos y de gran corazón querían financiar nuevas actividades como yoga o dza del vientre en un centro de atención diurna para personas mayores en Jaffa. Los métodos tradicionales para recaudar fondos no dieron resultado, así que hicieron algo para lo que todos estaban calificados: organizar una fiesta.

Mil personas asistieron, felices de poder contribuir con el precio de la entrada a una buena causa.

Esa primera fiesta llevó a otras, de las cuales nació un movimiento sin ánimo de lucro llamado Ze.Ze (Esto es todo, en hebreo), fundado por dos gemelos, Jonathan and Daniel Winkler, y sus amigos Narkis Alon y Tana Warhaft Ashkenazi.

Ze.Ze lo integran jóvenes que organizan y manejan empresas de tipo social que desarrollan las capacidades y el talento de sus miembros a la vez que generan un impacto positivo en la sociedad.

Con sede en Tel Aviv, Ze.Ze ha puesto en marcha tres proyectos desde agosto de 2013: The Street Philharmonic (La Filarmónica Callejera), que proporciona ingresos a músicos callejeros que estuvieron desempleados; Zot.Zot, un estudio de diseño e impresión situado en un centro manejado por el Servicio de Prisiones de Israel para rehabilitar a antiguas presas; y People Who Don’t Usually Lecture (Personas que no suelen hablar). Un evento en el que participaron artistas y personas invidentes o con visión reducida, llamado Touching Art (Arte para Tocar), se llevó a cabo sólo una vez.

Los ingresos generados por los proyectos y los eventos de la organización, incluidos talleres y conferencias para quienes quieran conocer su modelo, se reinvierten en ella.

La directora de Ze.Ze, Yael Zelnik, explica el funcionamiento de la organización a un grupo de profesores estadounidenses de visita en Israel. Foto vía Facebook..

Gente ‘normal’

People Who Don’t Usually Lecture, que fue idea de Alon, se basa en el principio de que no es necesario ser emprendedor de éxito o científico galardonado para contar una historia interesante ante una audiencia que tenga un mensaje inspirador.

La gente “normal”, ya sean un taxista, una enfermera o un fotógrafo de bodas, reciben recomendaciones de antemano para hablar de su vida en siete minutos, en inglés, en el escenario del Hangar 11 en el Puerto de Tel Aviv. El primer evento atrajo 900 espectadores que pagaron. Para otro que se llevó a cabo en enero se vendieron todos los 2.000 boletos.

En el más reciente, que tuvo lugar a principios de mayo en el mismo lugar, hablaron siete personas en dos sesiones.

El evento se hace con la colaboración de ROI Community, que es parte de la Fundación Schusterman, a la cual pertenece la directora ejecutiva de Ze.Ze, Yael Zelnik.

Equipos de dos personas de Buenos Aires, Nueva York y San Francisco, así como en Ashkelon y Jisr az-Zarqa, en Israel, están entrenándose para buscar y preparar ponentes, y organizar conferencias públicas.

La Filarmónica Callejera

Daniel Winkler creó la Filarmónica Callejera con ahorros suyos, dijo, y con amigos recorrió las calles de Tel Aviv en busca de músicos, muchos de los cuales habían inmigrado de Rusia y Ucrania, y les pidieron que formaran un grupo profesional.

“Al principio no fueron tomados en serio, pero continuaron hablando con ellos todos los días durante tres meses y les decían que podían ganar un salario desde el principio si montaban un espectáculo de calidad”, dijo Zelnik.

La Filarmónica Callejera durante un ensayo. Foto vía Facebook.

El equipo de Ze.Ze pudo por fin persuadir a ocho para que participaran. Un músico, Tom Darom, ensayó con ellos durante cuatro meses para las primeras actuaciones, que tuvieron lugar en Reading 3 y Barby, dos clubs de Tel Aviv, y que atrajeron mil personas. Otros músicos israelíes de renombre, como Berry Sakharof, Ehud Banai, Danny Sanderson y Karolina, participaron gratis.

“Recibió una gran cobertura en la prensa y aún sigue siendo un negocio rentable”, dijo Zelnik. “La gente sabe que van a escuchar buena música y que el dinero de las entradas permite que los músicos obtengan un salario estable y decente”.

Una docena de músicos forman parte ahora de la Filarmónica Callejera, que son contratados para eventos municipales, corporativos o privados en todo Israel. En septiembre de 2015 el director de la filarmónica, Idan Ashkenazi, creó Electronic Philharmonic (Filarmónica Electrónica), un pequeño grupo que anima bodas y otros eventos junto con un DJ.

Ze.Ze, que trabaja con un pequeño equipo de personal asalariado y voluntarios que donan su tiempo, tiene como objetivo ser autosuficiente. “Recibimos subvenciones en el pasado, pero nuestra idea es no pedir dinero, sino generarlo a partir de empresas sociales”, dijo Zelnik. “Es realmente difícil, pero lo estamos haciendo”.