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| jueves marzo 28, 2024

La conexión palestina con los nazis


 

En abril, la Biblioteca Nacional de Israel publicó en su blog un artículo sobre el telegrama perdido de Heinrich Himmler al gran muftí de Jerusalén, Haj Amín al Huseini. Frente a lo que se suele afirmar, que la Alemania nazi no apoyaba la independencia árabe y la erradicación del incipiente Estado judío, yo sostengo que sí lo hizo.

En el 26º aniversario de la Declaración Balfour, Himmler expresó sus mejores deseos ante el “mitin de protesta” que iba a celebrar el muftí en Berlín. El acto se utilizó para condenar la Declaración Balfour y rechazar el establecimiento de un Estado judío. Por supuesto, ese apoyo público a Huseini habría sido imposible sin el consentimiento de Adolf Hitler. De hecho, Hitler y el muftí habían fraguado un pacto genocida contra los judíos en 1941.

El telegrama de Himmler decía lo siguiente:

  • Al gran muftí Amín al Huseini:  
  • El Movimiento Nacionalsocialista del Gran Reich alemán ha enarbolado desde su advenimiento la bandera de la lucha contra la judería mundial. Por tanto, siempre ha observado atentamente la lucha de los árabes amantes de la libertad, sobre todo en Palestina, contra los intrusos judíos. El reconocimiento de este enemigo y la lucha conjunta contra él son la sólida base de la alianza natural entre la Gran Alemania Nacionalsocialista y los musulmanes amantes de la libertad del mundo entero. Con este espíritu, le transmito, en el aniversario de la ignominiosa Declaración Balfour, mis más afectuosos saludos y deseos para la materialización  exitosa de su lucha hasta la certera victoria final.

         Heinrich Himmler, Reichsfuhrer-SS.

 

Himmler envió el cable el 2 de noviembre de 1943. En él, confirmaba a Huseini la simpatía oficial del movimiento nazi hacia los árabes amantes de la libertad, sobre todo en Palestina, contra la judería mundial. En realidad, siempre hubo reciprocidad, porque Oriente Medio también moldeó a los jóvenes nazis. Muchos de ellos combatieron allí como oficiales en el bando otomano, y fueron después comandantes en la Segunda Guerra Mundial.

Además, Himmler señaló a los judíos como el enemigo conjunto de los pueblos alemán y árabe; llamaba a los judíos, precisamente, “enemigos comunes”.

El mitin de protesta se celebró ante el Ministerio de la Luftwaffe de Herman Göring. Esto significa que Huseini tenía buenas conexiones con los tres jerarcas nazis de mayor rango. ¿Por qué Göring? En febrero de 1943, el muftí invirtió 920.000 dólares en acciones de siete grandes empresas alemanas. Con el consentimiento de Hitler, Göring gestionó los fondos como fideicomisario. Si Berlín hubiese ganado la guerra, Huseini habría sido el rico líder de un Gran Imperio Árabe respaldado por los nazis.

Aquel día, el muftí no fue el único invitado árabe en la oficina del jefe de la Luftwaffe, cerca de la Puerta de Brandeburgo. Escuchando su discurso se encontraba Alí al Gailani, expremier de Irak, que había encabezado un fallido golpe antibritánico en su país. A mediados de 1941Gailani y el muftí habían lanzado el pogromo de Al Farhud, en el propio Irak, como “modelo de trato a los judíos”. Hitler apoyó la iniciativa, y la utilizó como distracción para su subsiguiente guerra contra Rusia.

Himmler decía en el cable que la “lucha conjunta contra los intrusos judíos” se basaba en la alianza natural de la Gran Alemania con las regiones islámicas. Asimismo, trataba a Huseini como el líder palestino, árabe y musulmán. El jerarca nazi encontraba similitudes entre el nacionalsocialismo alemán y el nacionalislamismo palestino, que por su parte contradecía una teoría sobre el islamismo, de 1917, que abogaba por el establecimiento de una sola, global Hermandad Musulmana.

En sus tratos con la Alemania nazi, Huseini ya había obtenido lo que quería: un programa radiofónico que apoyaba la independencia árabe, el freno nazi a la inmigración judía a Oriente Medio y una carta secreta, de 1942, en la que Berlín, Roma, Gailani y él mismo acordaban la liquidación de los judíos de Palestina. Pero entonces el muftí quiso el reconocimiento público de la “alianza natural” entre el nazismo y el islamismo. Desde 1937, había hecho llegar cuatro borradores clave de dicho texto a los nazis. El séptimo párrafo siempre decía lo mismo: es ilegal el establecimiento de un hogar nacional judío. Incluso cuando, en mayo de 1943, las potencias del Eje habían sido expulsadas de Oriente Medio, el muftí les instó a destruir a los judíos de Palestina.

El muftí se reunió con Himmler el 4 de julio de 1943, en el cuartel de campaña de este último. Pasaron el día con hombres de las SS, todos ellos cazajudíos notorios. Dos años antes, los judíos locales habían sido asesinados por comandos de las SS. Huseini saludó después su reunión con Himmler diciendo que había sido una base sólida de confianza mutua.

En ese día de verano, Himmler le dijo al muftí que Alemania ya había matado a tres millones de judíos. También le confió otros altos secretos, como la investigación nuclear alemana. Himmler le contó al muftí que, en tres años, Berlín tendría un arma nuclear que le aseguraría la “victoria definitiva”. La expresión “victoria definitiva” fue cambiada en el cable de Himmler por “victoria final cierta”, lo que tal vez delataba una suerte de incertidumbre.

Un año antes, las potencias del Eje habían ascendido a Huseini, no a Gailani, como líder del futuro Gran Imperio Árabe. A cambio, el muftí informó enseguida a Berlín del desembarco de los Aliados en el norte de África. Pero Hitler no se lo creyó. Muchos de los planes del muftí quedaron en suspenso, como sus intentos de bombardear una concentración sionista con motivo de Día Balfour en Jerusalén (1943). Los nazis no tenían aviones disponibles y rechazaron participar.

En 1943, mientras los nazis abandonaban Oriente Medio y se replegaban a Europa, el muftí envió a sesenta hombres para que se entrenaran como paracaidistas en la escuela de sabotaje de las SS de La Haya. Los llamaba su “núcleo bélico” para la guerra contra los judíos en Palestina. Visitó a los comandos holandeses en agosto. A cambio, Himmler recompensó al muftí con el telegrama anti Balfour, que se repartió a todos los asistentes a aquel mitin, junto con el discurso del propio muftí.

Al final, el muftí puso todos los huevos en el cesto racista de Hitler; y, con él, perdió.

© Versión original (en inglés): The Algemeiner
© Versión en español: Revista El Medio

 
Comentarios

El ódio compartido hacia un mismo objetivo, da lugar a alianzas de esta naturaleza, entre elementos aparentemente ajenos entre si …
tal vez por éso, afirmar que el islamismo encarna el nuevo rostro del facismo, tanto por su aspecto autoritário, violento, impositivo y expansionista, como por su fóbia hacia los judios, y hacia todos aquellos que no comparten ni se someten a sus postulados sectários y sus pretensiones hegemónicas …
Los acuerdos pactados entonces, entre Hitler y el Mufti, asi lo evidencian, en tanto que el discurso radical mantenido por la cúpula palestina, se asemeja notablemente con aquel que caracteriza a la extrema (derecha-izquierda) europea en relacion a Israel y a los judios …
¿simples «coincidencias»? … no creo en ellas …

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