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| sábado abril 20, 2024

Idealgia: cuando duele según la ideología


A los recientes ataques terroristas en Cataluña han seguido muchas declaraciones políticas, nacionales e internacionales. Casi todas relacionan los atentados con otros, atribuidos a la misma autoría yihadista en suelo europeo; algunas, más magnánimas, las equiparan a masacres más lejanas en la geografía. Pero ninguna (a excepción de la de los afectados más o menos directos) a las que se cometen en nombre de los mismos principios religiosos en un punto específico del planeta que ya habrán adivinado. Es lógico que uno se identifique más con lo más cercano (en la distancia física, temporal y cultural), pero no que sólo duelan los muertos que convienen a nuestras ideas preconcebidas. Si la neuralgia es el dolor de un nervio, la idealgia es el efecto deformante de la ideología sobre la misma percepción.

En estos días, se hace patente la fuerza de las posturas políticas en la lectura de una misma “realidad”. Por ejemplo, si bien se debate la “nacionalidad” (si catalana o española) de algunas víctimas mortales y héroes policiales, no se hace lo mismo con los asesinos. También asombra comprobar la ola de testimonios sobre lo buenos que eran estos chicos, sin pararse un momento a revisar la forma que tenemos de juzgar a los demás. ¿Seguirían pensando que su vecino era “buena gente” si se demostrara que era un pedófilo o un asesino en serie? Pareciera que si uno se convierte en alguien capaz de mentir y disimular para lograr su objetivo de morir matando a cuantos más mejor, bebés incluidos, no fuera responsabilidad suya sino de un agente externo que envenena su tierna mente. ¿No es acaso el discernimiento entre el bien y el mal el primero de los principios morales que dirime si una persona es juzgable?

Confesemos que no todos los muertos nos duelen por igual. Sólo una minoría de extremistas del buenismo tilda de brutalidad la actuación del policía que vació su cargador contra cuatro de los terroristas que, tras atropellar a los viandantes y volcar, salían del vehículo con cuchillos y hachas. Pero la misma mayoría no suele juzgar de igual manera cuando eso sucede en Israel: entonces los titulares españoles no dicen que el terrorista fue “abatido”, sino matado o asesinado. Una cosa es que ese país no pertenezca geográficamente a Europa (sí en lo cultural) y otra que no merezca ser juzgado con el mismo rasero con que se mide el dolor en cualquier otra parte del mundo. Es más: el Mal (con mayúsculas) sigue usando (sin que las sociedades occidentales sean capaces de corregir el rumbo de su historia) a los judíos (como minoría y ahora como estado) para experimentar y perfeccionar la destreza en la muerte que luego infligirán entre las naciones. Como animales de laboratorio, nuestro dolor no despierta en la llamada zona civilizada la misma empatía que el del resto de la humanidad.

 

 
Comentarios

El doble rasero de siempre, tan incomprensible como repugnante , el mismo que llevan a cabo sin sonrojo, individuos, personalidades y colectivos varios, identificados con una ideologia islamista, de izquierda o derecha extrema, las cuales vergonzosamente amparan médios supuestamente «informativos» con sospechosa periodicidad …
«Un israeli fallece como consecuencia de un atentado perpetrado por activistas palestinos…» cuando lo que en realidad sucedió, fue que el tal ciudadano israeli, fue asesinado cuando se hayaba indefenso a merced de las armas que contra él disparon los terroristas a sangre fria ….
y en contraposicion con ello ; «un miliciano palestino es asesinado por soldados israelies, tras recibir el impacto de un mortero, que destruyó su vivienda » solo despues se añadirá como de pasada, que el tal «miliciano» acababa de asaltar un colegio judio, poniendo fin a la vida de los niños y profesores que en el se hayaban …
Semejante grado de hipocresia e indecencia, dá lugar a conductas no menos hipócritas e indecentes, consistentes en verter lágrimas de cocodrilo ante el fallecimiento de un determinado tipo de victima, y en cambio permanecer impasible, cuando de «otras» se trata …
¿Cabe acaso mayor bajeza moral? …
¿quien puede en verdad tomárselos en sério? …

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