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| jueves abril 25, 2024

Cómo Palestina «se ocupa» a sí misma


Nabeel Shaath, Miembro del Comité Central de Fatah, Representante del Estado de Palestina en la ONU en 2016, ONU Foto de Jean-Marc Ferré

Traducido para PorIsrael.org por Yetty Blum

RESUMEN EJECUTIVO: «La ocupación» se ha convertido en una herramienta palestina de uso múltiple. Por un lado, los palestinos afirman que la «ocupación» israelí hace imposibles las negociaciones serias con Israel. Por otra parte, afirman que la «ocupación» hace imposible el desarrollo de las instituciones locales y de la sociedad civil. Los diplomáticos occidentales e israelíes han evitado en gran medida las críticas a esta estrategia, posiblemente porque se ha convertido en un principio central de la identidad palestina.

 

Una consistente estrategia palestina para buscar la condición de Estado, mientras culpa a Israel por su ausencia, ha sido codificada a través de la narrativa de la «ocupación».

El aniversario de la guerra de 1967 la puso en primer plano a través de acusaciones interminables sobre la «ocupación» israelí de Cisjordania. Incluso hay una afirmación que Gaza todavía está «ocupada».

La ocupación es una herramienta palestina para evitar las negociaciones, ya que «no hay brillantez táctica en las negociaciones, ninguna preparación de expertos, ninguna alineación perfecta de las estrellas puede superar ese obstáculo». Tampoco es posible el progreso en la economía palestina, el desarrollo institucional o la sociedad civil, ya que, según Nabeel Kassis, ministro palestino de Finanzas, «el desarrollo bajo ocupación es una farsa».

Incluso la propia represión de la Autoridad Palestina y la represión de la libertad de prensa es, según Hanan Ashrawi, causada «por supuesto, por la ocupación israelí «. A pesar del subdesarrollo palpable de las instituciones palestinas y de la sociedad civil, Europa debe seguir financiándolas, ya que «la preparación para varios escenarios posibles con un enfoque a largo plazo en el funcionamiento de las instituciones es lo que se requiere de la UE y otros donantes para Palestina”.

En 2011, cuando el presidente palestino Mahmoud Abbas presentó la Declaración Unilateral de la Independencia (UDI) en la ONU, vimos este proceso en acción. El enfoque está específicamente diseñado para evitar cualquier negociación directa con el Estado de Israel. Algunos partidarios palestinos incluso se opusieron a la UDI precisamente porque Palestina «carece de los elementos más esenciales de la estadidad: independencia y soberanía, y control efectivo sobre su territorio. El hecho es que Israel, la potencia ocupante, tiene la última palabra en la mayoría de los asuntos que afectan al destino del pueblo palestino”.

A pesar de la gran retórica sobre la declaración, que siguió a la Declaración de Independencia palestina de 1998, su objetivo era hacer recaer la responsabilidad de un Estado palestino en la ONU. Pero los palestinos ya son tratados por la ONU como ninguna otra entidad, ya sea estado o pueblo. Grandes recursos financieros y administrativos  están dedicados al ¨Ejercicio de los Inalienables Derechos del Pueblo Palestino¨ A pesar de estos esfuerzos, que han costado muchos millones y que han durado casi 70 años, mucho antes de la «ocupación» de 1967, todavía no hay estado palestino.

Los palestinos y sus partidarios quieren tener la ocupación en ambos sentidos. Es la carta de triunfo de su propia negativa a negociar y el fracaso en el desarrollo de su propia sociedad, pero también es una herramienta útil para una mayor internacionalización del conflicto y prolongación de su condición de bienestar internacional.

Este patrón ha sido claro durante décadas. Incluso Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado estadounidense, comprendió la fachada. «No hay sustituto para la discusión cara a cara y para un acuerdo que conduzca a una paz justa y duradera», dijo. «Ese es el único camino que conducirá al cumplimiento de las aspiraciones nacionales palestinas… Tampoco es viable construir las instituciones de un futuro estado sin las negociaciones que finalmente lo crearán».

Sin embargo, hasta ahora, las sucesivas administraciones norteamericanas sólo han desafiado la retórica palestina, no los métodos palestinos, y la retórica de la «ocupación» no ha sido directamente cuestionada. Esto se debe a que, junto con los «refugiados» y la victimización, este tema se mantiene en el centro de la identidad palestina, al menos en términos políticos.

La estrategia UDI era una forma diplomática de vender la llamada «ocupación». Nada puede suceder en la sociedad o la política palestina, tampoco el desarrollo de instituciones estatales palestinas o una cultura de convivencia pacífica con Israel, a causa de la «ocupación». Este simbolismo vacío como la UDI astutamente facilita el objetivo palestino a largo plazo que es erradicar a Israel apropiándose  de la ONU y de la comunidad internacional de ONGs.

Esta larga marcha a través de las instituciones ha extendido la deslegitimación global de Israel a un bajo costo. El fracaso inevitable de los esfuerzos de la UDI para crear una Palestina viable, no obstante, reanima la causa, mientras que sus éxitos políticos socavan a Israel. La velocidad del cambio es lo suficientemente lenta como para mantener la ilusión de paz y la súper importante ayuda de Occidente.

Las amenazas son parte de toda caja de herramientas diplomáticas y los palestinos sobresalen en ellas. Los insuficientes pavoneos americanos de «imparcialidad» y, sobre todo, cualquier desafío a las narrativas palestinas de victimización (y la consiguiente necesidad de ayuda internacional), producen nuevas rondas de amenazas. La Autoridad Palestina observa ahora el estancamiento y la falta de interés dentro de la administración Trump, especialmente después de la última visita de Jared Kushner. Así que Ahmad Majdalani, un asistente de Abbas, comentó después de la reunión que «si el equipo estadounidense no da respuestas a nuestras preguntas esta vez, vamos a examinar nuestras opciones, porque el statu quo no funciona para nuestros intereses».

Se está desarrollando un nuevo enfoque para internacionalizar el conflicto y promover la narrativa palestina. De ahí el plan de cambiar la definición internacional de «territorios palestinos bajo ocupación» en «un estado palestino bajo ocupación». Esto desviaría la atención hacia la «ocupación» sin requerir nada de la Autoridad Palestina. Por supuesto, declarar un estado de facto no lo convierte en una realidad. Tampoco declarará ese estado como «bajo ocupación». La realidad es que tanto la no existencia esencial como el carácter victimizado del estado palestino representan una decisión consciente de aceptar el fracaso. Si bien un estado palestino en funcionamiento sigue siendo deseable, es revelador que el liderazgo palestino se ha negado a negociar directamente con Israel y utiliza organismos como la ONU para respaldar un estado «virtual» sin instituciones viables.

¿Es el objetivo palestino un estado propio, o simplemente borrar a Israel? Si se trata de esto último… ¿Qué seguirá después? Insistir en un Estado palestino debe ir de la mano con revivir el ya moribundo sistema político palestino y las instituciones que lo apoyarían, como una prensa libre. Pero estas son demandas que deberían llegar primero de parte de los palestinos. Cuando tales demandas provienen de Israel o de países occidentales, chocan con la narrativa de la «ocupación». El nacionalismo palestino nunca ha visto el conflicto como uno entre dos grupos nacionales con reivindicaciones y aspiraciones legítimas.

La existencia de Israel -de hecho, el mismo sionismo, la misma idea del nacionalismo judío- es considerada completamente ilegítima. La aceptación palestina de la solución de dos Estados era un medio para apaciguar a Occidente y el deseo declarado de todas las partes de vivir en paz de acuerdo con los ideales democráticos y nacionales. Pero para Arafat en su día y ahora para Mahmoud Abbas, la solución de dos estados es un mecanismo mediante el cual comprar tiempo hasta que los palestinos puedan finalmente vencer y derrotar a Israel.

El lenguaje de la «ocupación» juega un papel clave. Mientras los palestinos piensen que son un «estado ocupado» o «territorios palestinos bajo ocupación», se aferren a la noción de estar «ocupados» e Israel siga siendo el «ocupante», estarán destinados a seguir viviendo la dinámica del pasado y tendrán menos posibilidades de futuro. Mientras no veamos más autoconciencia, autocrítica y un sentido de responsabilidad, la identidad y el estado palestino permanecerán ocupados a perpetuidad. Palestina está realmente «ocupada» por las sombras que ella misma se ha fabricado.

*El Dr. Asaf Romirowsky es el director ejecutivo de Eruditos para la Paz en el Medio Oriente (SPME) y un asociado en el Foro del Medio Oriente.

https://besacenter.org/perspectives-papers/palestine-occupation-strategy/

 
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