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| viernes abril 19, 2024

¿Ha ayudado o perjudicado a los Kurdos el apoyo de Israel a la independencia del Kurdistán?


RESUMEN: El apoyo público de Israel al referéndum kurdo sobre la independencia del Kurdistán iraquí hizo despertar muchos demonios de su letargo. La pregunta a hacerse es: si el daño causado por este apoyo no excedió a su beneficio.

Desde la expansión de ISIS en el verano de 2014, líderes israelíes proclamaron cada vez más el derecho de los kurdos a un estado independiente en el Kurdistán iraquí. Estos líderes incluyen al ex-presidente Shimón Peres, el Primer Ministro Binyamín Netanyahu y al canciller (ahora Ministro de Defensa) Avigdor Lieberman.

Estas declaraciones de apoyo aumentaron aún más cuando los kurdos anunciaron su decisión de celebrar un referéndum por la independencia, que finalmente tuvo lugar el 25 de septiembre de 2017. En tal día, en una expresión simbólica de la relación entre Israel y el Kurdistán, algunas banderas israelíes fueron izadas junto a las banderas de Kurdistán. Israel fue el único país y fue presentado visiblemente como tal, en apoyar la independencia kurda.

La postura pública de Israel le ha dado argumento potencial a aquellos que desean deslegitimar y demonizar al movimiento de independencia kurdo y representar a los kurdos como traidores, Masoud Barzani como un títere sionista, el referéndum como la declaración de un nuevo Israel y el apoyo de Israel como un intento por establecer el “Gran Israel”. La postura de Israel también ofreció una justificación adicional a la alianza relámpago forjada por Irak, Turquía e Irán para frustrar de esta manera cualquier progreso hacia la independencia kurda.

El lenguaje amenazante adoptado por los líderes de esos países no dejó dudas sobre sus intenciones. Tal como aseguró Nouri Al-Maliki, vicepresidente de Irak, unos días antes del referéndum, “No permitiremos el establecimiento de un segundo Israel en Irak”. Fue una reiteración de las palabras de un anterior líder iraquí quien advirtió, ya en la década de 1960, cuando Israel ayudaba militarmente a los kurdos en sus luchas ante el régimen central en Bagdad, contra la creación de un segundo Israel en Irak.

El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien no pierde oportunidad en realizar afirmaciones antisemitas y anti-israelíes, se le vino encima a las declaraciones israelíes. Acusó al Mossad de participar en el referéndum y pidió a los líderes kurdos que despierten del sueño de un estado independiente apoyado únicamente por Israel. Se distribuyeron mapas en Turquía mostrando al “Gran Israel” como una entidad con fronteras que se extienden desde la costa de Egipto hasta el Golfo Pérsico en consolidación con el “Gran Kurdistán”. Los nacionalistas turcos que se manifestaron en contra del referéndum frente a la embajada israelí advirtieron contra “el segundo Israel” y afirmaron que tenían 30 años advirtiendo sobre este peligro.

En una reunión cumbre con Erdogan propuesta para torpedear la acción kurda, el Líder Supremo de Irán Ali Jamenei, reiteró el mantra al afirmar: “Estados Unidos e Israel se benefician del referéndum… y están tratando de establecer un nuevo Israel en la región”. Poco tiempo después las fuerzas iraquíes le arrebataron Kirkuk a los kurdos el 16 de octubre, el jefe del personal iraní Muhammad Gulpaygani, declaró que “Estados Unidos e Israel planearon establecer un segundo Israel en Kurdistán, pero las órdenes del Líder Supremo y el sacrificio del General Soleimani han detenido estas intrigas en sus carriles y Kirkuk ha sido liberado sin derramar una sola gota de sangre”. Los medios de comunicación árabes intervinieron también, representando al Kurdistán como “el segundo Israel”, “el Israel iraquí” o “el mellizo de Israel”.

¿Cómo han lidiado los kurdos con estos cargos? Sus líderes han mantenido un silencio ensordecedor, lo que refleja una gran confusión. El Presidente Barzani, quien fue uno de los arquitectos de los lazos clandestinos con Israel, se encontró a sí mismo en una trampa: por un lado, esperaba que la postura de Israel condujera al apoyo estadounidense y de Occidente; pero, por otra parte, le temía a los efectos nocivos del apoyo público israelí entre los enemigos de los kurdos. De ahí el esfuerzo por librarse de culpa por asociación a las declaraciones de apoyo israelíes.

Los intelectuales kurdos, sin embargo, han intentado defenderse. Algunos respondieron positivamente al apoyo de Israel; otros lo vieron como gravemente perjudicial, mientras que al mismo tiempo ajustaban puntos con el mundo árabe y musulmán por su hostilidad hacia el objetivo de independencia de los kurdos. Todos estos intelectuales adoptaron un tono de arrepentimiento y defensivo. Uno escribió que condenar a los kurdos como “un segundo Israel” es odiar al movimiento nacional kurdo e ignorar la lucha auténtica de estos, que ha durado ya cien años. Otro afirmó que a los kurdos se les había prometido un estado mucho antes de la creación de Israel y que el sueño kurdo de independencia no era obra de Israel.

Casi todos los escritores kurdos intentaron exponer la hipocresía inherente en las posturas anti-kurdas. Se afirmó, por ejemplo, que todo el mundo árabe, así como también Irán, negocian con Israel. La bandera israelí, según se dijo, es ondeada en algunos de estos países, sin embargo estos hostigaron a algunos jóvenes kurdos exaltados que izaron banderas israelíes durante el referéndum.

Asimismo, se afirmó que los líderes de los estados árabes mantienen vínculos secretos con Israel mientras se apresuran a denunciarlo en los medios de comunicación. Turquía, en particular, se superó a sí mismo en este aspecto: reconoció a Israel ya en 1949 e incluso desarrolló amplias relaciones estratégicas con este, pero expresó revuelo ante cualquier vínculo entre los kurdos e Israel.

Otra línea de argumento se refería al petróleo que Israel le compra a los kurdos, quienes responden enojadamente que fueron los estados árabes e Irán los primeros en venderle petróleo a Israel. La acusación por un doble discurso también fue dirigida al apoyo del mundo árabe a la lucha por un estado palestino mientras se opone firmemente a un estado kurdo.

Escritores más audaces han subrayado que no existe vergüenza en tener vínculos con Israel, uno de los estados más poderosos de la región y el único que expresa su apoyo al problema kurdo mientras el mundo árabe y musulmán lo ignora por completo.

Otros, sin embargo, se oponen firmemente a estos vínculos, argumentando que la identificación de los kurdos con Israel solo perjudicará sus relaciones con el mundo árabe y musulmán. Un portavoz kurdo llegó a decir: “Si se debe crear un estado kurdo con ayuda israelí, es preferible que no se establezca en lo absoluto”. Algunos comentaristas también ponen en duda los motivos de Israel, diciendo que este apoya el problema kurdo por el cínico objetivo de crear un cisma en el mundo árabe y musulmán.

En cuanto a las consideraciones de Israel, estas provienen de una combinación de factores históricos, estratégicos, humanitarios e incluso morales que no pueden ser detallados en este escrito. Uno solo debería mencionar los lazos clandestinos que Israel mantuvo con los kurdos en el Irak de 1965 a 1975 y, bajo este contexto, el gran cambio que se produjo en los objetivos estratégicos de Israel. En esos años, el objetivo era salir del aislamiento regional y, de acuerdo a la doctrina periférica de David Ben-Gurion, forjar una alianza con una entidad etno-nacional. Otro objetivo principal fue debilitar a Irak e impedir que se una a la guerra contra Israel. Hoy, los principales objetivos son combatir contra los elementos islámicos radicales tales como ISIS y, en especial, contrarrestar a Irán y su expansión hacia Siria.

¿Qué ha ofrecido entonces, el actual apoyo de Israel a los kurdos y ha respondido este a sus expectativas? El apoyo de Israel jugó un papel importante en las etapas previas al referéndum y durante el propio evento, elevando la moral de los kurdos al ayudarlos a sentir que no estaban solos en su justa lucha. Sin embargo, los kurdos claramente tenían expectativas poco realistas de Israel, particularmente sus esperanzas que Jerusalén persuadiera a la administración estadounidense a que apoyara el principio de la independencia kurda y que las fuerzas militares israelíes acudirían en ayuda de los kurdos si esto fuese necesario. En ambos casos, sufrieron una amarga decepción.

Israel no logró alterar la postura de Washington sobre el referéndum. Estados Unidos no solo no apoyó el referéndum, sino que se puso de lado del gobierno de Bagdad en el conflicto entre Kurdistán e Irak. Estados Unidos abandonó a los kurdos a su propia suerte, a pesar de que son vistos como leales aliados de Estados Unidos.

Cuando, tras el referéndum, estallaron los enfrentamientos militares entre Bagdad e Irbil, muchos kurdos esperaban, con una patente falta de realismo, que Israel enviara sus aviones o sus fuerzas terrestres para ayudar así a rechazar los ataques iraquíes, a pesar de que Israel no posee acceso físico al enclave kurdo. Esto fue una repetición de la severa decepción que sufrieron los kurdos en 1975, cuando los estadounidenses los abandonaron e Israel tuvo que suspender su asistencia debido al Acuerdo de Argel entre Irak e Irán y la pérdida de acceso físico a través de Irán.

Por segunda vez en cuatro décadas, las esperanzas kurdas se han roto. El apoyo israelí no solo ha dañado seriamente la imagen de los kurdos en el mundo árabe y musulmán, sino que ha provisto un pretexto para una alianza pecaminosa anti-kurda de Irak, Irán y Turquía. Sin embargo, muchos kurdos siguen apreciando el hecho de que Israel fue el único que se colocó de su lado en su lucha.

Al final, la capitulación del enclave kurdo a los países vecinos aseguró que un “nuevo Israel” no surgirá pronto. Sin embargo, los considerables logros de los kurdos en los últimos veinte años no pueden ser borrados fácilmente y el hecho de que el 92% de los votantes en el referéndum favorezca la independencia continuará inspirando los deseos de los kurdos para lograr la auto-determinación nacional.

 

***La Profesora Ofra Bengio es antigua investigadora en el Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv y profesora en el Centro Académico Shalem. Ha publicado numerosos estudios sobre el tema kurdo, el más reciente de los cuales tiene como título ‘El Próximo Momento del Kurdistán en el Medio Oriente’. Correo electrónico: bengio@post.tau.ac.il

 
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