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| martes abril 23, 2024

La verdad sobre Hamás


En las últimas semanas, los gazatíes han lanzado cientos de cometas terroristas hacia la frontera con Israel, provocando más de 400 incendios, daños millonarios en cultivos y la muerte a numerosos animales, y poniendo en peligro vidas humanas.

No son protestas pacíficas. De hecho, son acciones terribles, peligrosas, que deberían ser condenadas por toda persona de bien. Esas cometas son una forma de terrorismo que tiene por objetivo atemorizar, herir y matar a los judíos.

Se ha informado de que los artificieros de la Policía israelí explosionaron un globo lanzado desde Gaza que lucía el mensaje “I ♥ You”. Y de que los comandos de Hamás han empezado a utilizarcondones llenos de líquido inflamable en lugar de cometas.

Todo esto da cuenta de una nueva fase de la guerra de Hamás contra Israel.

A lo largo de los años, Hamás ha mostrado su adaptabilidad. Desde los atentados suicidas de los años 90 y principios de la década de 2000 a los cohetes, los secuestros y los túneles del terror, la organización –que tiene el total control político y militar de Gaza– ha cambiado sus métodos de ataque contra Israel, pero nunca ha renunciado a su objetivo genocida: la completa aniquilación del Estado judío.

Afortunadamente, Israel también ha mostrado su adaptabilidad. Para hacer frente a los cohetes desarrolló el sistema de la Cúpula de Hierro, que probó su efectividad en la lucha aérea contra el terror; y para luchar contra la amenaza de los túneles ha ideado una barrera con tecnología punta.

Aunque Hamás ha invertido millones –o miles de millones– en reabastecer sus arsenales y reconstruir su infraestructura subterránea desde la guerra de 2014, las contramedidas israelíes han conseguido por el momento mitigar tal amenaza.

Así las cosas, Hamás pretendió revertir el rumbo de los acontecimientos anunciando el lanzamiento de la Gran Marcha del Retorno, un intento de doblegar a Israel por la fuerza de las masas. Yahia Sinwar, líder de Hamás en Gaza, no podría haber sido más claro al respecto: “Echaremos abajo la frontera y les arrancaremos el corazón”.

Hamás quería que la gente olvidara la miseria en que viven los ciudadanos de Gaza como consecuencia directa de su dilapidación de millones de dólares de ayuda internacional en túneles y cohetes. Asimismo, quería ganar la batalla de la opinión pública a Israel. Presentó la Marcha como pacífica, pero, perfectamente consciente de que ninguna nación toleraría el asalto de sus fronteras, Hamás sabía que Israel tendría que luchar, y que las muertes de los supuestos manifestantes inermes dañaría su imagen.

La cínica estrategia funcionó e Israel se encuentra ahora condenado por una resolución de la Asamblea General de la ONU de principios de mes, a pesar de que la propia Hamás reconoció que la vasta mayoría de los muertos eran militantes suyos. La Yihad Islámica Palestina también ha proclamado que algunos de los fallecidos formaban parte de sus filas.

La referida resolución de la ONU, patrocinada por Kuwait, ni siquiera mencionaba a Hamás. Dejando de lado el espaldarazo en términos de relaciones públicas que Hamás buscaba y ha conseguido, parece que las violentas protestas han sido una maniobra de distracción de un plan subyacente de infiltración para perpetrar ataques terroristas en Israel.

Con los disturbios en curso, Israel seguía detectando y destruyendo túneles del terror. El 15 de abril destruyó “el más largo y profundo” descubierto hasta la fecha, Un portavoz militar dijo: “Los disturbios son una cobertura de maniobras terroristas subterráneas y sobre el terreno”.

Aunque las violentas protestas comandadas por Hamás han remitido algo en los últimos tiempos,los fieros ataques con cometas y globos han persistido e incluso se han incrementado. Según las últimas estimaciones, han provocado centenares de incendios y calcinado miles de hectáreas de terreno agrícola y forestal en el sur de Israel.

E Israel sigue descubriendo túneles del terror. El más reciente era subacuático. Su objetivo aparente era permitir que hombres rana de Hamás llegaran a Israel por mar y perpetraran allí ataques terroristas.

Al margen del peligro que supondría que el fenómeno de las cometas del terror se descontrolara y pusiera en riesgo aún más vidas, estos ataques podrían muy bien ser una cobertura para un ataque más formidable y devastador contra territorio israelí.

Sea como fuere, una cosa está clara: en su empeño por alcanzar los objetivos consignados en sus estatutos genocidas, Hamás seguirá metiendo fuego a la región con disturbios, incendios y atentados, de la misma forma que ha hecho durante la Gran Marcha del Retorno. Puede que cambien los medios, pero el objetivo sigue siendo el mismo.

La comunidad internacional y todos los que verdaderamente se preocupan por la paz deben pedir inequívocamente cuentas a Hamás por estos cobardes actos de violencia.

© Versión original (en inglés): The Algemeiner
© Versión en español: Revista El Medio

 
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