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| viernes marzo 29, 2024

De Twitter, un buen hilo sobre las elecciones en Israel

Con el permiso de su autora, que publica bajo el apodo de GordaMeir.


Hubo nuevamente elecciones en Israel el martes, así que haré un humilde hilo sobre los resultados. Gran momento para mutearme. Con una participación del 69,4% (mejor que el 68.5% de abril) puede decirse que ningún líder o partido tiene un camino directo para armar coalición.

Según los resultados la próxima Knesset se verá así: la alianza centrista Kajol Laván tendrá 33 bancas, el Likud de Netanyahu 31, la Lista Conjunta árabe 13, los ortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá 9 y 8 respectivamente, Lieberman 8, Yamina 7, Avoda 6, y Meretz-Barak 5.

El bloque de derecha + religiosos tiene 55 escaños, el bloque de centro + izquierda tiene 44, los árabes 13 y Lieberman 8. Suponiendo que el recuento final no sea muy diferente a esto ¿cómo podría ser la próxima coalición? Estas son las opciones que se me ocurren como posibles:

Gobierno de unidad: Likud + Kajol Laván. La duda acá es quién sería el primer ministro. Podría seguir Bibi o asumir Gantz, pero también podría ser algún tipo de rotación entre ellos. En ese caso, la pregunta sería quién iría primero.

También podría ser gobierno de unidad con un Likud sin Bibi, como insiste Kajol Laván por los cargos de corrupción que enfrenta el primer ministro. Sin embargo, hasta ahora todo el Likud se ha mantenido firme detrás de su líder y hasta firmado una declaración de lealtad hacia él.

En toda su historia el Likud ha tenido solo tres líderes además de Netanyahu: Menachem Begin, Yitzhak Shamir y Ariel Sharon. Todos se retiraron, ninguno fue expulsado. Solo me imagino al Likud sacando a Bibi si nadie arma coalición y aparece la posibilidad de una tercera elección

Y si el Likud lo terminase sacando a la pregunta sería quién tomaría las riendas. Podría ser el número 2, el presidente de la Knesset, Yuli Edelstein, el ministro de RRII, Israel Katz, el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan o el rival interno de Bibi, Gideon Sa’ar.

Otra pregunta es si el gobierno de unidad incluirá al partido de Lieberman. A Likud y Kajol Laván les alcanza solos para formar coalición, aunque generalmente se busca que esta sea lo más amplia posible. Liberman dijo que estaría bien con un gobierno de unidad, incluso sin él.

Otros partidos también podrían unirse a un gobierno de unidad. Pero el problema es que tras las elecciones Bibi se reunió con sus \»socios naturales\», los líderes de Shas, UTJ y Yemina, y acordaron trabajar como un bloque de derecha de 55 escaños y negociar juntos como grupo.

Esto es porque Bibi quiere asegurarse  que sus potenciales socios no se vayan con Kajol Laván. Quiere que el bloque de 55 se mantenga unido para que, en ese escenario, Gantz no pueda ganar los escaños que necesita para construir una coalición sin él.

Lo que busca es que se agote el tiempo que Gantz va a tener para formar gobierno y que entonces Rivlin le encomiende esa tarea a él. Un escenario así ya ocurrió en 2009, Bibi salió segundo, pero Tzipi Livni no pudo armar gobierno, le tocó entonces a él y lo logró. (vea acotación 1 al final)

Bibi podría contar con que nadie quiere arrastrar a todo el país a una tercera elección e influir en que otros hagan algo que hoy se niegan a hacer, como unirse a un gobierno liderado por él. Bibi cumple 70 años el próximo mes, pero a partir del miércoles su número favorito es 55

Dato: frente a un gobierno de unidad, el líder de la Joint List, Ayman Odeh, podría llegar a terminar como líder de la oposición, lo que implicaría recibir informes mensuales del primer ministro y sus principales asesores sobre asuntos de seguridad nacional.

2) Gobierno de bloque de 55 de derecha + Liberman: podría volver la coalición que gobernó hasta que Yisrael Beytenu se salió en noviembre de 2018 por diferencias con la política hacia Gaza y por el enfrentamiento de Lieberman con ortodoxos por ley de conscripción de religiosos.

Sin embargo, Liberman rechazó todas las ofertas de Bibi para formar un gobierno antes, lo que provocó estas nuevas elecciones, sería improbable que acepte ahora. Sin embargo, los ortodoxos no quieren ser oposición por lo que podrían optar por tratar de comprometerse con Liberman.

3) Gobierno de derecha más Avoda: podría repetirse algo similar a lo que ocurrió en 2009, pero sería un suicidio electoral para Peretz quien insistió que eso no sucedería bajo ninguna circunstancia, llegando a afeitarse el bigote después de 47 años para expresar su punto de vista

4) Gobierno de centro + izquierda + árabes: improbable. Primero porque si bien Ayman Odeh, de Hadash, es moderado, la mayoría de los políticos árabes no son así sino extremistas, varios de ellos simpatizan con Hamas y llaman a la destrucción del país para el que legislan. (vea acotación 2 al final)

Ningún partido sionista, de izquierda o derecha, los aceptaría en su gobierno. Además, Lieberman y los partidos árabes se detestan. Gantz podría formar un gobierno minoritario con el apoyo externo de los árabes, pero sería extremadamente inestable.

Aun así, la postura moderada de Odeh y sus demandas de combate del crimen y la pobreza en las ciudades árabes muestra que entendió lo que nadie en su bancada antes: que para conseguir influencia y así políticas concretas para sus representados tienen que moderar su antisionismo.

5) Centro + izquierda + ortodoxos: ha habido gobiernos así en el pasado, los jaredíes solían mantener el equilibrio de poder entre la izquierda y la derecha, pero hoy se convirtieron en partidarios automáticos de Netanyahu y además odian a Lapid, aunque ya están cediendo con eso.

6) Una tercera elección: una opción que nadie quiere. Costará millones de shekels adicionales y probablemente se obtenga otra vez un resultado parecido. Además, el país seguiría quedando en el limbo con gobiernos de transición que no pueden tomar decisiones serias.

¿Los principales ganadores? a) Los árabes. Unidos en la Lista Conjunta, repitieron su récord de las elecciones de 2015 consiguiendo 13 bancas. El discurso de incitación de Bibi contra ellos y sus intentos de suprimir su voto mediante cámaras en sus mesas electorales fracasaron.

Su hijo Yair publicó en tuiter fotos de largas filas de votantes árabes (que encima eran de otros países) para asustar a los electores. Algo similar había hecho Bibi en la campaña de 2015 diciendo que la izquierda estaba llevando masivamente a votar a los árabes en autobuses.

Lo del primer ministro y su hijo fue una suerte del cuento del niño y el lobo. Siempre asustar con que se venían los árabes, esta vez nadie les creyó y vinieron. Los árabes son ciudadanos de Israel. No son extranjeros. El PM se olvida que debe representarlos a ellos también.

b) los ortodoxos: repitieron el gran resultado de abril y hasta mejor ya que Shas sumó una banca. Y c) la némesis de los mismos ortodoxos, Lieberman, sumó 3 escaños más y tiene en sus manos un gran poder para decidir la próxima coalición e imponer demandas.

¿Perdedores? Los extremistas de Otzma Yehudit, el partido kahanista, que no superaron el threshold. Yamina, alianza de derecha cuya performance estuvo por debajo de lo esperado. La izquierda, que ni sumando a Barak pudo conseguir un escaño más de los que había conseguido en abril

Y el Likud. Los 39 escaños que sumaba en abril junto con Kulanu bajaron a 31. Bibi hizo una campaña desesperada y el grito de \»gevalt\» esta vez parece haber sido poco convincente. Ocupó espacio en los medios desproporcionadamente, prometió hasta anexiones. No fue suficiente.

Igualmente, quienes dicen que Bibi “perdió”: mesura. Sigue siendo muy popular, una figura de peso en la política israelí y aún tiene chances de seguir siendo PM. Sí puede decirse que se le acabó el tiempo para construirse un escudo de inmunidad contra su inminente enjuiciamiento.

Los logros de Netanyahu en economía y política exterior están a la vista. Israel es ahora un país mucho más influyente a nivel internacional, con muchos más aliados y vínculos que cuando asumió en 2009 y además ha crecido de manera sostenida durante la última década

Pero muchos israelíes parecen haberse cansado de los ataques del PM a la izquierda, los árabes, los medios, la policía, la fiscalía, los jueces. Si bien no es que respaldaron abrumadoramente a Gantz, está claro que muchos no se inmutan ante la perspectiva de un Israel sin Bibi.

Acotaciones de Ana Jerozolimski

Sólo dos cortas puntualizaciones sobre este excelente análisis, al grano y muy concreto.

1)       Tzpi Livni no llegó a una situación en la que no pudo formar gobierno sino que el presidente del Estado ni le encargó intentar armar la coalición, ya que aunque su partido Kadima tuvo 28 escaños, uno más que el Likud, y era el partido más grande, en las recomendaciones ante el presidente –estipuladas por ley-, la mayoría de los diputados lo recomendó a Netanyahu. Eso es lo que determina en la legislación israelí a quien se encomienda la formación del gabinete.

2)       Entre los árabes israelíes hay sin duda sectores radicales pero también quienes desean ser parte integral de la sociedad israelí. No creo que la mayoría quiera destruir al Estado. Y me permito opinar que Ayman Odeh puede ser llamado de moderado únicamente en comparación con otros miembros de la Lista Unificada, como los miembros de BALAD. Pero también él, aunque en la vida diaria quiera por cierto vivir en paz, se opone a la definición de Israel como Estado judío.

 
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