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| jueves abril 18, 2024

Hapoel Umm el-Fahem, una historia futbolística de convivencia y unidad

Derrotó recientemente al gran equipo Macabi Tel Aviv


Muhamad Suleiman, conocido como «Abu Shlomo», uno de los dueños y directores del club,
festejando la victoria frente a Macabi Tel Aviv.(Foto: Laila Kish)

Esta nota es casi sobre un cuento de hadas. Esto es lo que sienten ahora en el equipo de fútbol Hapoel Umm el-Fahem, de  la ciudad árabe homónima en el norte de Israel, que el sábado 21 de diciembre le ganó 3 a 2 nada más ni nada menos que a Macabi Tel Aviv. Están ahora en 5° lugar, a 8 puntos del puesto que les permitiría ascender a la Liga Nacional (Leumít), la superior de Israel, pero después de lo logrado, nada les parece imposible. Tienen aún 22 partidos por jugar y por ende, pueden llegar.

De todos modos, lo nuestro no es por cierto el análisis futbolístico, sino algo que hace referencia a lo que hay de fondo.

Uno de los mejores símbolos de esta historia, es Abu Shlomo, el apodo con el que todos llaman a Muhamad Suleiman (46), uno de los dueños y directores Hapoel Umm el-Fahem, adorado por todos en la ciudad.  Símbolo decimos, ya que en su propio nombre está la unión, la combinación de árabes y judíos que aman a este equipo y luchan por él.

“Suleiman era mi padre y por eso me pusieron así”, nos cuenta riendo. “En realidad, ya en la jardinera, cuando tenía 5 años, me llamó así mi propia maestra. Lo interesante es que los árabes me dicen Abu Shlomo, usando el nombre hebreo de Suleiman, y los judíos me dicen Abu Suleiman”.

Y sin duda, aquí todo se mezcla. Si bien son numerosos los equipos de fútbol de Israel en los que hay jugadores judíos y árabes, es muy singular que justamente en Umm el-Fahem haya mayoría judía. Los dueños son el ya mencionado Muhamad Suleiman y  su socio y amigo Ahmad Abu el-Am, que desde hace tres años se dedican enteramente al equipo. El Director Técnico es judío, Nir Berkovich, el entrenador físico es árabe y de los jugadores, por lo menos 15 son judíos. En la cancha, el sábado, cuando de ir perdiendo 2 a 0 comenzaron a revertir la situación, cada gol era festejado por todos por igual Y cuando Rif Messika hizo el tercero, de la victoria, nadie podía distinguir, en medio de los abrazos, quién era judío y quién árabe.

Muhamad Suleiman y Ahmad Abu el-Am, los dueños y directores del club, celebrando la victoria. El texto de la foto dice: Por el amor de Alá, los padres y el amor de la gente.
Muhamad Suleiman y Ahmad Abu el-Am, los dueños y directores del club, celebrando la victoria. El texto de la foto dice: Por el amor de Alá, los padres y el amor de la gente.

 

“Yo trabajo con gente, no con judíos o con árabes, no me importa quién es quién”, nos dice Muhamad Suleiman cuando le preguntamos cómo está compuesto el grupo. Aclaramos que la única intención en nuestra pregunta es precisamente la positiva, resaltar el “juntos” que es tan posible especialmente en el fútbol. “Mira, si bien la mayoría del público que hincha por nosotros es árabe, de Umm el-Fahem, hay cada vez más judíos”, asegura. “Seguro que vienen las familias y amigos de los jugadores judíos y se sienten como en casa”.

Rif Messika (30) nos lo confirma con entusiasmo. “Es muy cierto. Te diré que apenas me senté por primera vez con Abu Shlomo y Ahmed, los directores del equipo hace como dos años, me sentí muy cómodo, recibido con amor y calidez. Y me siento fabuloso en el equipo. Vengo todos los días a entrenarme en Umm el-Fahem y jamás he tenido un problema, al contrario. Y como yo, todos los jugadores judíos. Somos amigos, como hermanos, y compartimos la alegría por los logros del club”.

Rif Messika en el partido. (Foto: Wade´Jabareen)
Rif Messika en el partido. (Foto: Wade´Jabareen)

 

Rif también habla de la hinchada, del fervor de los miles de hinchas. “Saben que muchos de nosotros somos judíos, pero eso no importa, peleamos por la camiseta de Umm el-Fahem, y estamos unidos en este amor. No tiene por qué haber diferencias entre judíos y árabes en el deporte”. Y agrega: “La verdad, no tiene por qué haber diferencias en general, basta ya de esas cosas, estamos todos juntos acá”.

Sonríe cuando preguntamos cómo se siente con la victoria del sábado. “No encuentro las palabras para describirlo. Fue el momento más feliz de mi vida profesional,  y el segundo más hermoso después del nacimiento de mi hija, que tiene medio año”, responde. “Ir perdiendo y pasar a ganar 3 a 2, pero además, el que esto haya sido contra el mejor equipo de Israel, es maravilloso. Seguro que se hablará de esto mucho tiempo”.

La misma alegría la siente Muhamad Jabarin Abu-Shaker (25), el Capitán del equipo, orgulloso de que “ahora todos están hablando de Umm el-Fahem”.

Muhamad Jabarin, el Capitán
Muhamad Jabarin, el Capitán. (Foto: Aiham Anwar)

 

Nació en una familia futbolística, con un tío entrenador y jugador, otro de los primeros jugadores árabes en Macabi Haifa hace más de 10 años. “Crecí en los marcos juveniles de Umm el-Fahem, pero después todo fue bajando y yo pasé por otros equipos, pero hace ya un año y medio que estoy de vuelta en el equipo de mi ciudad, viviendo grandes momentos. El año pasado hicimos historia cuando subimos de la “Liga Alef” a la “Liga Leumít” (nacional) yo estoy orgulloso de seguir aquí y de llevar el brazalete de capitán. Lo llevo no sólo en el brazo, sino también en el corazón”.

Sobre la actividad compartida con compañeros judíos, afirma que “nada une más que el fútbol” y asegura que “aquí somos como hermanos, como familia, veo a los demás jugadores más tiempo que a mis padres”. Recuerda que la mayor parte de los jugadores de Hapoel Umm el-Fahem son judíos “y esto nunca es un tema para nosotros”.

Muhamad cuenta que “no mezclamos la política con el fútbol, aquí actuamos como hermanos, nos saludamos unos a otros en nuestras respectivas fiestas y los días libres se fijan tomando en cuenta precisamente las fechas importantes para cada uno”.

Le preguntamos cuál es su sueño y le recordamos que en Macabi Haifa-según leímos en Yediot Ahronot- se interesan en él. Ríe sabiendo que dentro de poco tendrán que jugar justamente contra ellos. “Yo tengo aún 11 años para jugar y el límite de los sueños es el cielo…no hay límites”, asegura. “Quizás también los Champions en Europa. ¿Por qué no? No hay jugador que no quiera llegar a esos niveles”.

¿Y el seleccionado nacional de Israel?, le preguntamos, recordando que en este momento hay allí 6 jugadores árabes. “Llegar al seleccionado nacional sería por supuesto un orgullo porque ahí están los mejores”, responde, abordando primero la parte estrictamente profesional. “Yo represento todos los días a los símbolos, que los llevo en mi cédula, en mi pasaporte israelí, soy israelí, es natural. Vivimos en Israel sin problemas. Sería un orgullo representar al seleccionado”.

El Capitán Muhamad Jabarin reitera: “En la cancha estamos todos juntos. Aquí no hay diferencias”.

Un reciente anuncio publicitando un partido que se iba a jugar entre Hapoel Umm el-Fahem y Hapoel Nof Hagalil. Todos juntos.
Un reciente anuncio publicitando un partido que se iba a jugar entre Hapoel Umm el-Fahem y Hapoel Nof Hagalil. Todos juntos.

 

A ojos del director Muhamad Suleiman, el hecho que hay 6 jugadores árabes en el seleccionado nacional “muestra cuánto puede aportar la ciudadanía árabe, en la que también hay muchos médicos, ingenieros, gente de alta tecnología y también en deportes se destacan”.

Este es Bibars Natcho, Capitán del Seleccionado de fútbol de Israel. Es circasiano, de religión musulmana. Se voluntarizó al ejército.
Este es Bibars Natcho, Capitán del Seleccionado de fútbol de Israel. Es circasiano, de religión musulmana. Se voluntarizó al ejército. En este tuit de tiempo atrás, escribió: «Estoy orgulloso de ser el Capitán del seleccionado. Es un gran honor para mí. Gracias a todo el público que llegó a alentar y gracias a todos por el apoyo y las cálidas palabras».

El resumen de Abu Shlomo es tajante: “No hay racismo en el fútbol. Está claro al mirar lo que ocurre en el seleccionado. Es indudable: podemos vivir todos juntos . El pequeño ejemplo lo da nuestro equipo, en el que la coexistencia es tan natural”.

 

http://www.semanariohebreojai.com/articulo/1984

 
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