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| viernes marzo 29, 2024

Terrorismo y memoria: Charlie Hebdo


Recordemos. Hace casi 6 años, las crónicas señalaban: el terror se apoderó de Francia.
En París, el 7 de enero de 2015, dos hombres enmascarados y armados con fusiles de asalto y otras armas entraron en las oficinas del semanario Charlie Hebdo. Estos dispararon hasta 50 tiros, matando a 12 personas e hiriendo a otros 11 al grito de ¡Alá es más grande! durante el ataque. Los asaltantes se identificaron como pertenecientes a Al Qaeda.
Francia elevó su alerta de terrorismo a su nivel más alto y desplegó soldados. Una intensa persecución condujo al descubrimiento de los sospechosos, los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, que intercambiaron disparos con la policía el 9 de enero. Los hermanos tomaron rehenes en una empresa de señalización de Dammartin-en-Goële y fueron abatidos cuando salieron disparando desde el edificio.
En la mañana del 8 de enero, otro terrorista, Amedy Coulibaly mató a una policía e hirió gravemente a otro en Montrouge, una comuna situada al sur de París y limítrofe con la capital.
Y un día después, el 9 de enero, Amedy Coulibaly, musulmán francés de origen maliense, entró en una tienda de productos kosher cerca de Porte de Vincennes en el distrito 20 de París. La toma de rehenes terminó con la muerte de cuatro judíos, clientes del recién citado comercio, y de Amedy Coulibaly, que había admitido ser miembro del Estado Islámico.
En el ataque a Charlie Hebdo, los terroristas, con fusiles Kaláshnikov, recorrieron las dependencias durante 10 minutos mientras disparaban a redactores y empleados a muy escasa distancia. La mayoría de las víctimas estaban en la sala de reuniones. Decenas de empleados se refugiaron en la terraza del edificio. En la revista se encontraban unos 60 dibujantes, periodistas y empleados. En su huida, y de nuevo al grito de “Alahu akbar”, los terroristas dispararon y remataron en el suelo a un policía que había acudido al lugar. Un segundo agente, el encargado de proteger al director de Charlie Hebdo, había sido igualmente asesinado poco antes en la segunda planta del edificio.
El entonces Presidente de Francia, François Hollande, calificó lo ocurrido de “acto excepcional de barbarie y que ninguna barbarie terrorista podrá con la libertad”. Marine Le Pen dijo: “Un atentado terrorista cometido en nombre del islamismo radical, producto de una guerra no declarada que enfrenta a los franceses con una ideología mortífera”.
No fue entonces, ni antes ni después, un ataque del islamismo radical sólo a quienes según ellos “ofendieron” a Mahoma. En 2012, Mohamed Merah, combatiente en Afganistán y Pakistán, asesinó a siete franceses, incluidos tres escolares judíos, en las ciudades de Montauban y Toulouse. En 2014, Mehdi Nemmouche, que había estado en Siria, regresó a Francia y mató después a cuatro personas en el museo judío de Bruselas. Y después de 2015, los asesinatos antisemitas no se detuvieron.
Pero hoy estamos mencionando en particular a la matanza en el semanario Charlie Hebdo porque una corte de París decretó ayer miércoles 16 de diciembre,penas que van desde los 4 años a cadena perpetua contra los 14 acusados en el juicio por los atentados contra la revista y un supermercado judío en enero de 2015.
Mohamed Belhoucine, presuntamente muerto en Siria, fue juzgado en rebeldía,y recibió la sentencia a cadena perpetua. Ali Riza Polat, presentado como el “brazo derecho” del atacante del supermercado, Amédy Coulibaly (muerto entonces), y la novia de este último, que también huyó a Siria, fueron condenados cada uno a 30 años de cárcel. La abogada de Ali Riza Polat, el único de los tres principales acusados presentes en el juicio, anunció inmediatamente que su cliente apelará la sentencia.
Las 14 personas juzgadas estaban acusadas de haber brindado apoyo logístico a los autores de los ataques. Las condenas más duras incluyeron a dos de los tres acusados que están en orden de busca y captura, Mohammed Belhoucine, que recibió la cadena perpetua, y Hayat Boumedienne, sentenciada a 30 años de cárcel, lo mismo que Ali Riza Polat, el único considerado cómplice directo de los tres terroristas.
La Fiscalía Nacional Antiterrorista francesa había solicitado condenas de 5 a 20 años para el resto de implicados y el Tribunal Penal Especial no se ajustó este miércoles a esa petición al considerar que la participación de seis de los acusados presentes en una organización criminal de malhechores no tenía fines terroristas. No pretendemos hacer un análisis jurídico, pero creemos que sí corresponde señalar que no nos puede extrañar ese tipo de disquisiciones. Europa sigue hoy como epicentro de planificación y ejecución de terrorismo, y varios de sus países, incluyendo Francia saben que tienen a los terroristas tan inmersos en la sociedad como hace 6 años, y que por lo tanto con artilugios jurídicos no hacen más que seguir abriéndoles las puertas del odio.
Una encuesta publicada en Francia en enero de este año, antes del comienzo mundial de la pandemia, por la Fundación para la Innovación Política, muestra que siete de cada diez judíos franceses dicen que fueron víctimas de un acto antisemita. Casi dos tercios (64%) indican que fueron agredidos verbalmente al menos una vez, y casi una cuarta parte (23%) afirma que fueron agredidos físicamente, abofeteados, golpeados o empujados. Estos incidentes se producen la mayor parte del tiempo en la calle y en los transportes públicos, pero también en las escuelas o en el trabajo. El 43% de los judíos franceses menores de 35 años admiten sentirse amenazados en su vida cotidiana. Y los jóvenes de entre 18 y 24 años padecen una sobreexposición: el 84% informa haber sufrido un acto antisemita, el 79% una agresión verbal, y el 39% una agresión física.
La matanza en Charlie Hebdo y los asesinatos posteriores en un supermercado kosher recuerdan 6 años después lo que es el terrorismo, lo insuficiente que puede hacer el Poder Judicial para buscar justicia, y fundamentalmente, que el antisemitismo está históricamente asentado, en este caso, en Francia. Los demócratas lo rechazan, eso no se discute. Lo que siempre parece quedar latente es la duda de cuantas víctimas más seguiremos recordando y llorando.

*Eduardo Kohn (Montevideo, 1949) es Doctor de Relaciones Internacionales y. Director de Latinoamérica en B´Nai B´rith.

 
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