Los déspotas y los tiranos siempre insisten en que ellos siguen el “Estado de Derecho”. En el siglo XX, los líderes de la Unión Soviética enviaron a decenas de millones de enemigos, reales e imaginarios, al Gulag siberiano o a los pelotones de fusilamiento, tras haber diseñado la ley o código que habían violado. Cuando Hitler subió al poder en Alemania en 1933, los Nazis no disolvieron los Tribunales; sino que, en cambio, cooptaron a jueces y abogados. Todo tenía que ...