Uno solo puede imaginarse la conmoción y amargura del liderazgo político en Francia en octubre, 2020 cuando, luego de tres ataques terroristas consecutivos, Francia fue receptora de la ira y el odio no solo de algunos regímenes del Medio Oriente, de demagogos islamistas y propagandistas yihadistas, sino de liberales y también de los medios de comunicación izquierdistas en Occidente, especialmente aquellos de habla inglesa.[1] Estos medios de comunicación culparon en particular al fuerte laicismo arrogante galo de muy posiblemente alienar a ...