Mario Satz Porisrael.org El Rabí Ezequiel Amiram de Lucena tuvo un sueño que consideraba el más importante de su vida: visires, prelados y príncipes venían a verlo para consultarlo sobre qué o cuál color era mejor para sus ropas, viviendas y jardines. Cómo él, un humilde panadero de la gran Sefarad, un modesto hijo de Al-Andalus, podía explayarse sobre los amarillos y los violetas y recomendar el verde junto al rojo, no llegaría a explicárselo nunca. El caso es que ese sueño le ...