Alberto Mazor El pasado sábado, a lo largo del día, permanecí varias horas frente al televisor viendo las notas de la masacre en Itamar y los acontecimientos sobre el tsunami en Japón. Como mucha gente, contemplé con desesperación la fuerza destructora del hombre y del agua; esos terroristas salvajes que en un lugar acuchillaban a niños inocentes y esas olas desvastadoras que en otro arrastraban coches, barcos, casas y árboles. Ambos sitios se convertían en una sombra negra. Ese pasado sábado luego de ...