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| jueves abril 18, 2024

Las dos caras de la unilateralidad


Ana Jerozolimski

Editorial de Semanario Hebreo

mediooriente-conflicto

Es cierto que Israel advirtió repetidamente que una petición palestina de reconocimiento como Estado por parte de las Naciones Unidas, sería interpretada como una acción unilateral opuesta a los acuerdos de Oslo entre las partes.

Es cierto que el problema principal de fondo, a ojos de Israel, era que esa anunciada petición unilateral, se llevaba a cabo mientras los palestinos rehusaban desde hace tiempo volver a la mesa de negociaciones con Israel.

Es cierto, como hemos escrito en más de una ocasión, que la forma de crear un Estado palestino independiente es como producto de negociaciones entre las partes, ya que sólo así , en diálogo directo, es posible resolver las tan numerosas y complejas discrepancias que deben ser subsanadas.

Pero también es cierto que quienes tienen la responsabilidad de regir el destino de Israel, deben tener la mente suficientemente abierta como para saber maniobrar con sabiduría en situaciones que se crean contra su voluntad (y contra su convicción acerca de lo que es justo), a fin de no darse la cabeza contra la pared sabiendo de antemano que saldrán perdiendo.

Dado que la existencia del Estado de Israel no estaba en juego en la reciente votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas y que ya días antes de esa sesión especial estaba claro que inclusive países muy amigos de Israel votarían a favor o al menos no se opondrían a la petición palestina de reconocimiento, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu tendría que haber hallado la forma de adelantarse a los hechos para que el resultado no sea 138 a favor y 9 en contra, con 41 abstenciones.

Así como años atrás Netanyahu se oponía a un Estado palestino y hace ya unos años se manifestó en favor de la idea de “dos Estados”-o sea el palestino junto al Estado de Israel-, también esta vez podría haber cambiado públicamente de postura, adaptándose a la situación, siendo Israel el primero en decir “sí” a la petición palestina, pidiendo a su vez a los palestinos que se comprometan públicamente, allí, en la Asamblea General, a sentarse al día siguiente a negociar nuevamente, para dar contenido concreto a la declaración de reconocimiento en la ONU. Con ello Netanyahu no habría traicionado sus convicciones ni la idea de la negociación como forma de resolver conflictos, sino que habría desbaratado la acción unilateral palestina, que el Presidente Mahmud Abbas abrazó como alternativa al diálogo, y habría dejado en claro al mundo cuan cierto es que la mano de Israel está extendida hacia la paz.

Además de criticar justificadamente a los palestinos por haber optado por un camino unilateral en lugar de sentarse a hablar, el gobierno de Israel tiene que poder analizar-si es que realmente está interesado en avanzar hacia la paz, tal cual Netanyahu recalca-qué pasos que Israel da son vistos como unilaterales y nocivos por el lado palestino.

Es indudable que el ejemplo más claro es el de los asentamientos.

Mucho puede decirse sobre la hipocresía del mundo en cuanto a cómo se trata públicamente el tema palestino, sobre cuán airadas son las reacciones por los asentamientos y por qué casi nadie dice nada sobre el discurso venenoso de Abbas en la ONU…Pero eso no quita responsabilidad a Israel en sus propias acciones.

Si la posición oficial fuera que el proceso de paz ya no es opción y que no hay interés de solucionar el conflicto con los palestinos, sería otra cosa. Pero el Primer Ministro Netanyahu continúa afirmando que desea llegar a la paz. Si bien entre los propios israelíes hay muchas visiones al respecto, nosotros creemos que es cierto, que Netanyahu quisiera ver la solución pacífica del conflicto.

Entonces, tiene que ser consciente de los efectos de sus pasos. Es cierto que había conflicto cuando no había ni un asentamiento. Es cierto que Israel fue atacado cuando no había “territorios ocupados”. ¿Eso justifica entonces que también Israel cometa el error de complicar las cosas con sus propios pasos unilaterales que no acercarán una solución?

¿Qué se gana anunciando la construcción de más viviendas en los asentamientos, como “castigo” a los palestinos y a la ONU por votar tal cual votó? ¿No está claro que más allá de hacerse el fuerte, lo que eso logra es una situación contraproducente? Y encima, se comete el craso error de anunciar juntas las nuevas unidades de vivienda en asentamientos y en Jerusalem oriental. Y luego se aclara que “Jerusalem es nuestra capital”. Claro que Jerusalem es la capital..pues que construyan para fortalecerla, en lugar de comunicados que sólo parecen querer provocar y nada aportan a Jerusalem.

El saber manejar con sabiduría y habilidad política difíciles situaciones internacionales , no significa renunciar a los derechos de Israel.

Si de todos modos la intención es volver a negociar, y si de todos modos se habla de “bloques de asentamientos” que quedarían bajo soberanía israelí en el marco de un futuro acuerdo, en intercambio de territorios con los palestinos, se puede construir en ellos de otra forma, sin chocar con el mundo y con los palestinos. No nos parece inteligente convertir lo que el gobierno de Israel considera “un derecho natural”, en una reacción enojada , como castigo , a los palestinos y al mundo.

Sea como sea, si Israel cree todavía en la fórmula de dos Estados, hay que garantizar que el palestino que eventualmente exista formalmente en la práctica y no sólo en la diplomacia internacional, sea viable en el terreno. Eso debe ser interés de Israel, no menos que de los palestinos.

 
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