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| jueves marzo 28, 2024

Aquí vamos de nuevo: Una guía para principiantes acerca de las segundas elecciones de Israel del 2019


Jewish Telegraphic Agency (JTA) – El intentar entender las elecciones israelíes de la próxima semana puede ser algo confuso, ya que hablamos de las segundas elecciones durante este año.

Imagen de la portada: De izquierda a derecha: Avigdor Liberman, Binyamin Netanyahu, Ayelet Shaked, Ayman Odeh y Benny Gantz son los principales candidatos en las próximas elecciones israelíes. (Getty Images/JTA Photo Montage).

El antiguo Primer Ministro Binyamin Netanyahu se ve envuelto en una serie de escándalos de corrupción y nuevamente enfrenta serios desafíos por parte del ex-jefe de gabinete militar Benny Gantz. Ninguno de los dos parece estar seguro de la victoria y puede que queden atascados uno a otro en lo que se denomina un gobierno de unidad nacional, donde los dos principales partidos intentan dirigir el país al estilo “Odd Couple” o “Pareja Extraña” (relación especial y muy diferentes entre sí).

La votación que será el 17 de septiembre se produce solo cinco meses después de finalizar la última sin un claro ganador a la vista y Netanyahu incapaz de formar una coalición de gobierno.

La política israelí es famosa por ser muy tumultuosa, pero esto no tiene precedentes: Esta es la primera vez que Israel ha tenido dos elecciones en un período de tiempo tan corto.

La siguiente guía, que se divide en secciones temáticas, desglosa el cómo está constituido el gobierno de Israel, el por qué los israelíes volverán a las urnas y quiénes son los principales candidatos en la campaña que gobernaran al estado judío.

Las elecciones en Israel son una situación desorganizada y sin restricciones: En lugar de dos partidos principales, existen 31 partidos que compiten en las urnas. Los israelíes votan por partidos y no por candidatos individuales (los candidatos son elegidos por los partidos, algunos a través de las llamadas primarias). Cuantos más votos obtenga un partido, más escaños tendrá en el parlamento israelí el cual está formado por 120 escaños, el Knéset. Un gobierno está formado por una coalición de partidos (en su mayoría) de ideas afines que capturan una mayoría de más de 60 escaños.

Nueve partidos están programados para crear el próximo Knesset, aunque generalmente hay sorpresas. Aquí se presenta una breve descripción de cada uno de ellos.

Los favoritos:

Likud, el partido insignia de la derecha de Israel y el partido de Netanyahu, se opone a un estado palestino, apoya los asentamientos y alienta la privatización de la economía. Sin embargo, su principal argumento es su primer ministro de larga data, que busca ahora su quinto periodo de mandato.

El partido Azul y Blanco (Kajol Lavan) es una coalición centrista dirigida por Gantz, un general del ejército. El partido fue creado para oponerse a Netanyahu y a su supuesta corrupción.

Actores secundarios de derecha:

Yamina es una alianza entre la extrema derecha y los sionistas religiosos que apoya el incremento de la influencia de la parte ortodoxa en Israel y el crecimiento de los asentamientos, mientras se opone férreamente a la creación de un estado palestino.

Israel Beiteinu defiende los intereses de los inmigrantes de habla rusa y tiene como centro de su campaña disminuir la influencia de los partidos ortodoxos en el gobierno.

Judaísmo de la Torá Unida es el partido ortodoxo haredi askenazi – los individuos (todos hombres) que apoyan el control ortodoxo de la vida religiosa en Israel, se oponen al servicio militar obligatorio para sus seguidores y hablan el idioma yiddish.

Shas es el partido haredi sefardí – los chicos (una vez más, todos hombres) quienes defienden el tradicionalismo religioso, así como también los derechos de la población judía israelí Mizrahi (Medio Oriente y África del Norte).

Actores secundarios de izquierda:

Partido Laborista es lo triste de la política israelí: Fue en un tiempo el partido insignia de izquierda y el mayor partido del país, ahora compite unido a un partido centrista llamado Gesher en un intento por obtener más votos.

La Unión Democrática es una fusión de un par de facciones, incluyendo una dirigida por el ex-primer ministro Ehud Barak, ubicado lo más a la izquierda posible mientras permanece siendo sionista. La Unión Democrática respalda un estado palestino junto a Israel con derechos de las minorías y un pluralismo religioso dentro de Israel.

La Lista Conjunta (Reshima Meujedet) es una unión de cuatro partidos árabes israelíes dispares que defienden los derechos de esas minorías en Israel, así como también al estado palestino.

¿Por qué se presentan unas segundas elecciones en el 2019?

Primero, es importante entender cómo funciona el gobierno de Israel.

A grandes rasgos, el gobierno opera bajo un sistema de representación proporcional y las elecciones se llevan a cabo cada cuatro años (a menos que se convoquen antes, lo que casi siempre se hace. Véase debajo para obtener más información sobre el por qué).

Existen 120 escaños en el Knéset. Para ganar un escaño, un partido necesita obtener al menos el 3,25% de los votos. Quien gane al menos 61 escaños controla el gobierno.

Bastante simple, ¿cierto?

Bueno, no es así, ya que ninguna de las partes ha ganado los 61 escaños necesarios. Eso significa que el partido con más votos tiene que formar coaliciones con otros partidos más pequeños para alcanzar el tope necesario.

En las elecciones del 2015, el Partido Likud liderado por Netanyahu obtuvo 30 escaños y formó una coalición con partidos más pequeños de derecha y religiosos. Pero comenzó a plegarse en el 2019 cuando el derechista y laico Yisrael Beiteinu abandonó la coalición, disgustado por un alto al fuego con los militantes en Gaza. Efectivamente, los desacuerdos de la coalición sobre un proyecto de ley para reclutar a individuos ortodoxos haredi en el ejército provocaron que los jefes del partido convocaran a nuevas elecciones. A los partidos también se les notaba sentirse muy tensos por la pendiente acusación de corrupción a Netanyahu.

Pero sucedió algo curioso en las elecciones de abril. Parecía que la derecha volvía a obtener una mayoría, pero Netanyahu no pudo formar otra coalición. El tema fue el mismo que condenó a su último gobierno: el proyecto de ley haredi o ultra-ortodoxo. Israel Beiteinu insistió en que este fuese aprobado y los partidos haredi insistieron en que fuese de alguna manera suavizado. Incapaz de congregar a sus socios y temeroso de darle a sus rivales la oportunidad de formar un gobierno, Netanyahu llamó a otra ronda de elecciones.

Una encuesta al Knesset realizada por el Foro de Políticas de Israel

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Imagen: La data de las encuestas mostrados por el Foro Políticas de Israel muestra que los partidos Likud y Azul y Blanco prácticamente empataron de primero mientras que los partidos más pequeños compiten por sus propias cuotas del voto. Ningún partido puede formar una coalición gobernante mayoritaria sin asociarse con los partidos más chicos.

¿Puede Netanyahu resistir a sus grandes escándalos de corrupción?

Binyamin Netanyahu es el primero de los primeros ministros en funciones acusados de cargos criminales, pero eso no significa que no será reelecto.

Netanyahu supuestamente intentó mejorar su cobertura en los medios de comunicación a través de tratos ilegales en múltiples ocasiones y es acusado de recibir $200.000 en sobornos ilegales en cigarros cubanos y champaña.

El 28 de febrero, el Fiscal General Avichai Mandelblit tomó la decisión de acusar a Netanyahu en tres casos de corrupción por separado. Pero según la ley israelí, una audiencia debe preceder a la presentación formal de los cargos. Esta audiencia no se llevará a cabo hasta octubre, después de las elecciones.

La situación de Netanyahu no tiene precedentes: En el año 2008 su predecesor Ehud Olmert, renunció antes de ser acusado formalmente de soborno. Olmert finalmente fue condenado y cumplió 16 meses en prisión por una condena que debió ser de 27 meses.

Pero a diferencia de Olmert, Netanyahu no renunciará y permanecerá desafiante ante los hechos.

“[La izquierda] ha montado una violenta e incesante campaña de presión – diría yo que casi inhumana – contra el fiscal general”, dijo Netanyahu el día en que fue emitida la acusación.

Netanyahu sirvió un periodo como primer ministro en la década de 1990 y ha servido continuamente durante la última década. Este sigue siendo relativamente popular entre una pluralidad de votantes, o al menos más tolerable que sus rivales. Algunas encuestas muestran que el partido Azul y Blanco lo supera, pero si las encuestas actuales se mantienen, no está muy claro si alguna de las partes podrá formar un gobierno.

La base de Netanyahu se ha mantenido leal a él durante los escándalos. Lo ven como un capitán muy efectivo del barco que se llama Israel en una región altamente turbulenta. Su actual administración ha abarcado la Gran Recesión, la Primavera Árabe, la Guerra Civil Siria y dos conflictos con Hamas en Gaza – sin mencionar a dos presidentes estadounidenses. A pesar de todo, sus partidarios dicen que ha mantenido a Israel estable, prosperando económicamente y dentro de las condiciones más seguras posibles.

Últimamente, Netanyahu también ha anunciado sus relaciones con líderes de todo el mundo, desde Vladimir Putin hasta Xi Jinping – y especialmente con Donald Trump. Este dice que es el único líder en el que se puede confiar para salvaguardar los intereses de Israel. Este año, una de sus consignas es “Netanyahu: Mejor que Cualquiera” y pancartas gigantes en la sede de su campaña en Tel Aviv lo muestran estrechándole la mano a Trump y a Putin. El coro de su jingle de campaña comienza con: “Yalla Putin, yalla Trump, vengan a nosotros en Jerusalén”.

Incluso si Netanyahu es reelecto y es formalmente acusado, es muy probable que no exista un requisito legal de renuncia a su cargo – aunque el no irse sería una opción que sorprendería a todos.

El surgimiento de la coalición Benny Gantz, un formidable retador para Netanyahu

Luego de sacarse de encima a una serie de oponentes en la última década, Netanyahu parece haberse encontrado con un adversario muy digno.

En febrero, Gantz decidió fusionar su nuevo partido con Yesh Atid, un partido centrista encabezado por el ex-presentador de noticias Yair Lapid y centrado principalmente en temas económicos y sociales. Estos llamaron a la alianza ‘Azul y Blanco’ en honor a los colores de la bandera de Israel.

En las elecciones de abril, el partido Azul y Blanco luchó contra el Likud de Netanyahu por un empate, obteniendo cada uno 35 escaños en el Knesset compuesto de 120 escaños.

Luego de casi dos campañas electorales completas, todavía es difícil discernir exactamente dónde se ubica Gantz en la mayoría de los temas. Pero por lo que hemos visto, es un individuo de tendencia centrista. La plataforma del partido Azul y Blanco enfatiza la colaboración global sobre los temas de seguridad y la verdadera democracia israelí que reconoce a los israelíes árabes como ciudadanos con igualdad de derechos y requiere que los judíos religiosos sirvan en el ejército.

Aunque esta es la primera (o segunda) incursión de Gantz en el escenario político, este es muy respetado como general, habiéndose desempeñado como jefe del estado mayor del ejército desde el año 2011 al 2015. En Israel, los jefes de estado mayor no pueden servir en el Knesset al menos tres años después de completar su servicio, por lo que este año fue la primera oportunidad de Gantz para participar en la contienda.

Antes de las elecciones de septiembre, el partido Likud y el partido Azul y Blanco están prácticamente empatados en las encuestas y se espera que ambos vuelvan a obtener en promedio 30 escaños. El partido que reciba la mayor cantidad de escaños tendrá otra oportunidad de concertar una coalición mayoritaria gobernante de al menos 61 escaños. Pero como ninguno de los dos parece capaz de obtener una mayoría, puede que tengan que gobernar juntos luego de siete meses de realizar campañas en contra del otro.

Netanyahu y sus rivales pueden verse obligados a gobernar juntos

En las semanas previas a las elecciones, Netanyahu ha acusado repetidamente a Gantz de intentar robarse las elecciones. Gantz a su vez acusó a Netanyahu de deslegitimar la democracia israelí.

¡Desarrollo inesperado! Luego de las elecciones, puede ser que tengan que pasar de demonizarse uno a otro a trabajar juntos.

Es casi seguro que sus partidos serán los que ocupen los dos primeros lugares luego de los resultados, pero ni Netanyahu ni Gantz parecen reunir una coalición de aliados que alcance los 61 escaños necesarios para gobernar. Eso es lo que sucedió después de las elecciones anteriores, en abril, por lo que se realizarán unas segundas elecciones cinco meses después.

Si ninguno de los candidatos puede forjar una mayoría por su propia cuenta, la única opción restante (además de una verdaderamente descabelladas terceras elecciones) es a lo que se le llama un gobierno de unidad, donde los dos mayores partidos forman una gran coalición de compromisos y gobiernan juntos – tal vez incluso rotándose entre ellos el cargo del primer ministro.

Eso suena inviable, pero en realidad sucedió varias veces en el pasado de Israel – con resultados mixtos. Aquí presento una breve historia de los gobiernos de unidad en Israel:

* En 1967, justo antes de la Guerra de los Seis Días, el Primer Ministro Levi Eshkol pretendía demostrar un frente unido al invitar a los partidos de oposición a su gobierno (lo que se denomina un “gabinete de guerra” en el Reino Unido). Ese gobierno de unidad terminó después de que Eshkol murió en el cargo en el año 1969.

* En 1984, ninguno de los dos mayores partidos, Likud y la Alianza, un antecesor del Partido Laborista, pudieron formar un gobierno por su propia cuenta. Así que gobernaron juntos (¡funcionalmente!) Por un período total de cuatro años. Por primera vez, los dos líderes del partido se rotaron el cargo de primer ministro donde cada uno lo ocupó durante dos años.

* En 1988, los dos partidos nuevamente formaron un gobierno de unidad, pero el partido Likud superó al partido Alianza en las elecciones, por lo que el líder del Likud Yitzhak Shamir cumplió un mandato como primer ministro en su totalidad. Ese gobierno terminó en el año 1990, cuando el líder de Alianza Shimon Peres intentó (y fracasó) en derrocar al gobierno en lo que ahora se conoce como la “Triquiñuela Sucia”.

* En el 2012, un gobierno de unidad de corta duración hizo que el centrista partido Kadima se uniera a la coalición de derecha de Netanyahu. El gobierno de unidad se separó dos meses después – por causa del tema de reclutar a varones haredi al ejército. ¿Les suena conocido?

Esta vez, Netanyahu y Gantz dicen que no desean un gobierno de unidad. El partido de Gantz fue creado básicamente para oponérsele a Netanyahu, por lo que asociarse a él sería difícil de persuadir. Gantz ha dicho que se asociaría a Likud si Netanyahu renuncia, lo que pareciera ser bastante improbable.

El fuerte descalabro del Partido Laborista

El partido que fundó el Estado de Israel y lo gobernó durante tres décadas consecutivas es ahora, para decirlo sin rodeos, decepcionante.

Se espera ahora que el partido de muchas de las leyendas políticas israelíes, David Ben-Gurion, Golda Meir y Yitzhak Rabin, difícilmente llegue al Knéset. Este no ha ganado una elección en dos décadas y ha sido suplantado como el principal partido de oposición por el partido Azul y Blanco. Su mejor esperanza es llegar asociarse a una muy joven coalición en el próximo gobierno.

¿Qué sucedió? El partido Laboral solía ser casi un sinónimo de Israel: Este represento a la social-democracia, los kibutzim, una fuerte postura de defensa y negociaciones con los palestinos. En 1999, estuvo en lo más alto: el líder del partido Ehud Barak derroto a Netanyahu en las elecciones y presionaba por un tratado de paz con los palestinos. Pero las negociaciones fracasaron y comenzó la Segunda Intifada, una ola de ataques terroristas sin precedentes que condujo a una represión sobre los palestinos en Cisjordania.

Desde ese entonces, los laboristas han perdido su carisma. El partido Likud y sus filiales han liderado al gobierno israelí durante los últimos 18 años. Los israelíes han perdido la esperanza de que la paz llegue pronto (a pesar de que una gran parte todavía apoya el estado palestino). Y todo el país, incluyendo a los propios laboristas, se ha alejado de la antigua identidad socialista de Israel. La mayor parte del país ha sido privatizado y aunque la desigualdad sigue siendo muy alta y los precios de las viviendas han aumentado de manera constante, la economía general sigue viento en popa.

El partido Laborista trato de reinventarse denominándose ahora un partido de tendencia centrista y estuvieron a punto de ganar las elecciones en el 2015. Pero obtuvo un escaso historial de seis escaños en las elecciones de abril cuando los votantes gravitaron en torno al partido Azul y Blanco. Desde ese entonces, los miembros del partido Laborista eligieron al ex-líder Amir Peretz para que encabezara nuevamente al partido. Peretz tuvo una buena actuación la última vez que estuvo a cargo, obteniendo 19 escaños en el 2006. Este se desempeñó entonces como ministro de defensa, pero renunció después de la Guerra del Líbano del 2006, el cual fue visto como un total fracaso.

Esta vez, Peretz se ha movido hacia el centro y se ha unido a un partido centrista enfocado en el aspecto de la economía. Sus números en las encuestas vuelven a estar muy flojos, ya que los votantes centristas parecen optar nuevamente por el partido Azul y Blanco. Ehud Barak, el último líder laborista en ganar unas elecciones, se mudó a otro partido de izquierda, la Unión Democrática, el cual supera al partido Laborista.

No hace mucho tiempo, la escogencia en Israel era entre el partido Likud en la derecha y el partido Laborista a la izquierda. Ahora el partido Laborista apenas forma parte de la conversación cotidiana.

Los árabes israelíes esperan recuperar su poder político

La minoría árabe de Israel tiene derecho al voto, pero esos votos generalmente no significan mucho. Los partidos árabe-israelíes nunca se sientan en coaliciones de gobierno israelíes y generalmente están en desacuerdo con la izquierda y derecha judías israelíes. Pero esta vez, los israelíes árabes esperan hacer una buena actuación en las urnas – y en las salones de poder en Israel.

Para las elecciones del 2015, los cuatro partidos árabe-israelíes se unieron en una coalición llamada Lista Conjunta y se convirtieron en el tercer mayor partido de Israel, así como también en un símbolo de oposición al gobierno derechista. Los temores de Netanyahu al poder político árabe culminaron en un infame video de advertencia al Día de las Elecciones de “árabes llegando en masa a las urnas” (donde, como ciudadanos, poseen el derecho al voto).

A pesar de su tamaño durante el último período, la Lista Conjunta no pudo bloquear la legislación que este odiaba, incluyendo la Ley del Estado Nación, que definió a Israel como un estado judío y reservó el derecho a la auto-determinación nacional en Israel a los judíos.

Ante las elecciones de abril, este se dividió, con los cuatro partidos como dos facciones en competencia. El cisma fue el resultado de luchas internas políticas y el que condujo a una pérdida colectiva de representación, de 13 escaños totales a solo 10.

Ahora el partido Lista Conjunta está de regreso y espera recuperar sus números del 2015. Pero no está muy claro si tal cosa sucederá. En este momento, se encuentra entre 10 a 11 escaños.

El partido Likud de Netanyahu también le está prestando atención al voto árabe. Durante las elecciones de abril, Likud envió a ciudadanos privados observadores con cámaras ocultas para que filmen los lugares de votación árabes. Likud dijo que las cámaras iban destinadas a garantizar la seguridad en las elecciones, pero los críticos dijeron que su objetivo era intimidar a los votantes y disminuir la participación árabe.

Para esta votación, el Comité Electoral Central prohibió el uso de cámaras en los colegios electorales, lo que provocó que Netanyahu acusara a sus oponentes de intentar “robarse las elecciones”. Un proyecto de ley patrocinado por el partido Likud para permitir el uso de las cámaras, se ha estancado.

Puede que de todos modos no haga mucha diferencia. Los partidos de todo el espectro político se han negado durante mucho tiempo a unirse a coaliciones con partidos políticos árabe-israelíes. Los políticos generalmente enmarcan esta negativa en torno a la oposición de los partidos árabe-israelíes al sionismo y al carácter judío de Israel, siendo estos fundamentales para las plataformas de los principales partidos judíos. Los partidos árabe-israelíes nunca han sido parte de un gobierno israelí.

Ayman Odeh, el líder de la coalición Lista Conjunta y actualmente de Hadash, escribió en un artículo de opinión en el diario El Times de Nueva York en marzo que había llegado el momento de que la izquierda en Israel incluyese a los partidos árabe-israelíes en la coalición.

“Si los partidos centro-izquierdistas creen que los ciudadanos palestinos de Israel tienen un lugar en este país, deben aceptar que tenemos un lugar dentro de su política”, este escribió. “No podemos construir un futuro compartido si somos relegados al fondo de la cámara en el Knéset”.

Pero es casi seguro que esa súplica no será escuchada. Los principales oponentes de Netanyahu, el partido Azul y Blanco, son centristas que, en todo caso, se inclinan hacia la derecha. Y ellos ya han prometido no asociarse con los partidos árabe-israelíes.

El auge del fake news en Israel

Fue solo cuestión de tiempo: La epidemia del “fake news” (noticias falsas) ha llegado a Israel.

Por ejemplo, luego que Avigdor Liberman renunciara a su cargo de ministro de defensa en noviembre, una cuenta Twitter que luego fue considerada dudosa comenzó a enviar enlaces a periodistas israelíes hacia noticias que lo acusaron de ser un espía ruso. Todo esto era falso.

La cancillería de Israel estaba consciente de la posibilidad de difundir noticias falsas incluso antes de la renuncia de Liberman. En noviembre, esta les advirtió a los periodistas que individuos o países con malas intenciones estaban tratando de difundir noticias falsas.

A menos de dos semanas después de la convocatoria a unas nuevas elecciones, el jefe de la Agencia de Seguridad de Israel, el Shin Bet, hizo pública la noticia de que un país extranjero tiene intenciones de intervenir en las elecciones. Nadav Argaman dijo que no podía nombrar al país y que no estaba claro exactamente cuáles eran sus intereses políticos e intensiones en las elecciones. Pero dijo, “este se entrometerá – y yo sé de lo que estoy hablando”.

A principios de este año, el presidente del Comité de Elecciones Centrales, el juez de la Corte Suprema Hanan Meltzer, anunció la prohibición de anuncios anónimos en las elecciones en todos los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales. Esta ley entró en vigencia el 1 de marzo.

Mientras tanto, la Academia de la Lengua Hebrea les ha pedido a los israelíes que digan “hadashot kazav”, que literalmente se traduce como “noticias de mentira”, en oposición a la frase en inglés “noticias falsas”.

 

Traducido por Hatzad Hasheni

 
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