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| jueves marzo 28, 2024

Hace justo un año, este médico israelí atendió a los primeros pacientes con Coronavirus

Con el Dr. Gad Segal del Centro Médico Sheba-Tel Hashomer (Fotos: Unidad de Prensa del Sheba)


Nadie se lo imaginaba. Tampoco en Israel. Nadie creía hace exactamente un año, al confirmarse la primera paciente con Coronavirus en Israel, que ese era el comienzo de un año terrible en muchos aspectos por la pandemia. Un año después de aquel 21 de febrero del 2020, un año durante el cual murieron por Covid-19 casi 5.600 israelíes, volvemos a quien siguió el proceso de cerca: el Dr. Gad Segal, el primer médico israelí que trató pacientes con Coronavirus en el país.

El Dr. Segal, de 51 años, está casado, tiene 3 hijos y vive en Kiryat Ono, muy cerca del hospital en el que trabaja. Es Director del departamento de Medicina Interna  en el Centro Médico Sheba, además de ser el Decano del hospital, o sea el encargado de la parte académica de los más de 60 marcos de estudio que funcionan en el lugar. Recordemos que el Sheba es el mayor hospital de Israel, con 1700 camas, y está ubicado, según el ranking internacional, en el 9 puesto mundial, lo cual se determina por una serie de factores como ser innovación, calidad de servicio, estándares internacionales, investigación y desarrollo.

El Dr. Segal está ligado desde el año 2000 al Sheba y desde hace 8 años es el Director de Medicina Interna. Y sin duda, una de sus grandes cartas de presentación es que fue el primero de Israel en atender pacientes de Coronavirus.

Lo contactamos este domingo , justamente al cumplirse un año de aquel primer día del Coronavirus en Israel, un año en el que su hospital trató a 2060 pacientes con Covid 19. Hoy aún hay 54 internados, de los cuales 5 están conectados a ECMO. Otros 5 fallecieron el último fin de semana. La batalla no ha terminado.

 

P: Dr. Segal ¿qué recuerda de aquel día, 21.2.20, cuando todo comenzó en Israel?

R: Sabíamos que tenían que llegar 11 israelíes del crucero Diamond Princess que había estado varado en las costas de Japón. Pensábamos que no tienen el virus y que todo terminaría pronto. Pero al mismo tiempo había cierto temor y por eso se construyó una instalación para cuarentena fuera del hospital mismo. Recurrimos al hospital de campaña que tenemos y utilizamos en diversas oportunidades al ir a ayudar en catástrofes o para situación de  guerra. Lo abrimos fuera del campus del hospital, pero como la situación con la que tendríamos que lidiar no era de trauma ni un terremoto ni tampoco un edificio desmoronado, sino medicina interna, precisábamos algo que sirviera con ese propósito. Y las herramientas que necesitábamos eran de telemedicina. Y en efecto instalamos rápidamente una “telecarpa”, prontos para revisar con telemedicina a los que llegaban, para poder hacer el estudio físico por cámaras, de lejos. Pensé que eso duraría dos semanas, que sería una especie de campamento de verano y terminaría pronto.

P: Increíble pensarlo hoy…

R: Así es. Quedó claro que nos equivocamos, cuando una de las turistas israelíes que llegó dio positivo al Coronavirus. Y enseguida empezaron a llegar enfermos de Italia más que nada…

P: O sea turistas israelíes que volvían de sus vacaciones, que se habían contagiado en el exterior.

R: Exacto.Y vimos rápidamente que no bastaba con el aislamiento sino que también era necesario tratar a esa gente. Así que se decidió abrir un departamento entero para ello. Fue el primer departamento de Coronavirus de Israel. Y todo mi equipo , de mi departamento, se pasó para allí.

Pero aún pensábamos que terminaría rápido relativamente. Pasamos etapas de contención antes del estallido de la pandemia en comunidad.

P: Recuerdo claramente ese día, aunque no la fecha, cuando se informó del primer contagio “en la comunidad”, o sea, ya no se podía identificar claramente de dónde había venido, sino que era alguien que se contagió dentro de Israel y no sabía de dónde.

R: Así es. Al principio, como recordará, dábamos número a los enfermos, se investigaba a cada uno. Pero cuando se descubrió el primer caso en la comunidad, eso fue el comienzo de la pandemia en Israel.

Un momento de alegría, con la primera paciente de Coronavirus que atendió, ya recuperada

 

P: ¿Cómo fueron aquellos primeros tiempos?

R: Trabajamos muy duro. Aún no había CTI de Coronavirus.Y había enfermos muy graves. Todo fue desarrollándose, llegaban de todo el país a aprender qué hacemos nosotros, cómo garantizamos el aislamiento, cómo protegemos a los equipos, mientras se seguía investigando y tratando de encontrar un remedio.

Intentamos que cada enfermo esté en investigacion clínica, para poder llegar a un tratamiento efectivo lo más rápido posible.

P: ¿Mirando hacia atrás, qué considera que fue lo más difícil?

R: Que era la primera vez que nos topamos con una enfermedad que no sabemos cómo tratar, de la que no hay nada escrito en los libros. Había algunas cosas parecidas al  estallido de SARS en el 2006 y de MERS en el 2010, pero no todo. Llegaron rumores de China sobre cómo hay que tratar la enfermedad, pero no resultaron muy confiables.

P: ¿Recuerda el primer muerto en su hospital?

R: Por supuesto. Fue a las 2 ó  3 semanas. Fue muy difícil. Ese día quedó marcado. Además, era una mujer joven, de 53 años. Entendimos que había pues algo distinto , que esto no era una gripe que mata ancianos enfermos sino una enfermedad diferente. Entendimos que era algo nuevo y muy cruel. Y eso no cambió. Sigue siendo muy cruel. Nos sacudió que muera una mujer joven por esa enfermedad nueva. Luego, claro, fueron muriendo más y más.

P: ¿Cómo mira hoy hacia atrás al analizar el año transcurrido, la actitud de la gente?

R: En ese momento había mayor solidaridad en la sociedad. Todos temían mucho a la enfermedad. Se respetaba el cierre. Cuando terminó la primera ola, se dijo que Israel no sólo había aplanado la curva siino que la había aplastado totalmente. Había euforia. Ahora, lamentablemente estamos viviendo en otra etapa totalmente distinta, en otro mundo.

P: ¿En qué sentido?

R: Ahora se mezcla el tema médico con la política y los fake news. Pero la enfermedad misma no presta atención a nada de eso, es dura y letal, y el único camino de salir de esto es la vacuna. Aún no tenemos nada más que eso.  Hay algunos tratamientos que ayudan, pero no se puede hablar aún de cura.

P: ¿Y los nuevos remedios que están siendo desarrollados en Israel? Se los ha presentado, aunque aún están en etapa experimental, como muy prometedores.

R: Yo sugiero ser muy cauteloso porque hasta que no estén demostrados en investigación exacta, no podemos cantar victoria. Debe haber grupos de control, con una metodología ordenada de investigación y comparación con placebo. Sin eso, no va. Ojalá funcionen. Seré el primero en alegrarse.

P: ¿Siente que el hecho que Israel está en camino a nuevas elecciones y está sumido hace tiempo en una situación de inestabilidad política, influye también en el manejo de la epidemia?

R: Por supuesto. Yo siento que hay aquí una catástrofe social. Está claro que la guerra contra la epidemia es una combinación de medicina, esclarecimiento, economía, cultura, liderazgo fuerte y fidedigno. Y henos aquí con esta epidemia, después de tres campañas electorales. Políticamente estamos en serios problemas y es evidente que a la gente le cuesta separar las cosas.

P: En medio de esas dificultades, creo que el elemento más exitoso aquí es el sistema hospitalario. ¿Cómo evalúa usted, que lo conoce desde adentro, su desempeño a lo largo de este año?

R: Yo creo que los hospitales de Israel han lidiado de modo excelente con esta situación. Hicieron lo mejor. En Israel hay 120 departamentos de medicina interna, muy fuertes, a pesar del hambre que se hace pasar hace años a la medicina pública. No está desarrollada económicamente pero sí muy avanzada clínicamente y en el área de la investigación.Por eso, en esos ámbitos, llegamos a esta pandemia muy fuertes y eso ha sido una gran suerte.Lo que falta mucho con unidades de cuidados intensivos, el gran problema que mostró el Coronavirus. Se necesita también más fuerza en medicina interna. Se necesita personal en CTIs.

El equipo médico, acompañando siempre a los pacientes y tratando de alentar

 

P: Al principio de la pandemia se habló mucho de la cantidad de respiradores que había en el país y hubo una carrera para traer muchos, pero el tema es que se precisa personal para manejarlos.

R: Por supuesto. Y faltan enfermeras. Pero digamos la verdad: quien tiene Coronavirus y es conectado a respirador, ya murió. El tema va mucho más allá de conseguir respiradores. Al principio se pensó eso, pero ahora ya sabemos que la enfermedad es mucho más sofisticada.

P: En el balance de deudas pendientes y logros ¿Qué otro elemento destacaría?

R: El programa de vacunación, que es extraordinario. Es una gran suerte que tenemos las Kupot Jolim, o sea las cuatro cajas de seguro médico, que han hecho y hacen un gran trabajo. El Ministerio de Salud Pública ha hecho lo que podía. También ha cometido errores, pero si lidiamos con una pandemia una vez cada cien años, se hace lo máximo que se puede. Yo creo que lo central es que cada uno haga lo mejor en lo que puede hacer y le corresponde. Los médicos deben curar, los políticos hacer política, los rabinos ocuparse de religión y los cantantes deben cantar. Si cada uno es bueno en lo suyo, todo bien. Pero si rabinos y cantantes opinan sobre la vacuna, estamos ante un serio problema.

P: ¿Me equivoco si le digo que siento amargura en su tono?

R: ¿Amargura? No, no es amargura. Pero sí siento que la cohesión social es menor que antes. La sociedad está menos unida que antes en torno a una narrativa, sea el Sionismo, temas de guerra y paz, una concepción económica…No hay una idea que una a todos. Entonces, todas las grietas se amplían. Y allí surgen los sentimientos egoístas y egocéntricos.

P: Entiendo que se refiere a la vacunación.

R: Así es. Quienes se oponen a la vacuna, actúan con egoísmo. De hecho están diciendo que no les importa la sociedad, que “yo me arreglaré”. Pasó lo mismo con las máscaras. Es cuestión de responsabilidad social, de mutua garantía en la población. Por eso me importa tanto. Al terminar esta entrevista, voy a un zoom con una empresa comercial cuyo dueño me pidió que hable con sus funcionarios para explicarles sobre la vacuna y por qué no es riesgosa. Lo hago gratuitamente, aclaro, no cobro nada. Lo hago con escuelas, con todo tipo de organizaciones, porque es un esclarecimiento necesario, imprescindible.

Quien actúa motivado por narcicismo, egoísmo o creyéndose el centro del mundo, no recibirá mi ayuda, pero hay mucha gente a la que se puede convencer explicándole racionalmente por qué los fake news son eso, fake news, y no verdad.

P: ¿No considera que quienes temen vacunarse porque simplemente creyeron cosas que leyeron u oyeron y les dieron crédito, puede que tengan algo de razón? O mejor dicho…en los argumentos contra la vacuna ¿no hay ninguna razón científica?

R: No creo en absoluto. La vacuna es más segura que la mayoría de las vacunas que conocemos desde hace años. Además, hay algo de fondo que quiero explicar. La medicina es como una transacción. Uno recibe algo y le sacan algo. No hay milagros. No es matemática. También ahora, si una persona enferma llega al hospital a recibir tratamiento ¿acaso puedo asegurar que todo funcionará con absoluta perfección? No, es imposible. La vacuna es mucho más segura que el tratamiento que yo le puedo dar a la gente.

P: ¿Qué le ha hecho este año a usted en lo personal? Casi diría no sólo como médico sino como persona, como ser humano.

R: Creo que estoy un poco en post-trauma. A lo largo de los años pasé muchas cosas como médico en el hospital, vi mucha muerte, cosas muy duras, he tenido vivencias difíciles. Pero este último año me ha pueso más tenso. Yo siempre dormía bien de noche. Ahora no duermo bien. Tengo malos sueños, algo que nunca me había pasado. Creo que hay muchos que se sienten como yo, aunque no se habla a menudo de esto. Y además, esto aún no ha terminado.

Yo me siento en post-trauma a nivel personal, pero además, apuesto a que precisaremos años para arreglar el país de esta situación de post –trauma nacional. Espero que haya un líder, sea del lado que sea del espectro político, al que se pueda mirar sin pensar en la parte política. Que uno pueda discrepar con parte de sus planteamientos pero que tenga la certeza que se puede confiar en él para que nos lleve a buen puerto. Eso es clave en pandemia. Espero que se pueda volver a creer en las instituciones del Estado, en la ciencia, la medicina, porque nadie puede hacer las cosas solo. Y con esto pienso nuevamente en el tema de la vacunación, que no me cansaré de repetir porque es clave para la sociedad. Hay un acuerdo, un contrato, entre el ciudadano y el médico. Si uno llega por un accidente al hospital, o porque tiene apendicitis o problemas de corazón, por ese contrato no escrito está claro que yo lo cuidaré, que no hay condiciones ni vueltas que dar. Pero no puede ser que ahora vengan aquellos que rehusan vacunarse alegando que no creen en lo que les decimos. Eso es violar el acuerdo. Porque si no se vacunan y contraen Coronavirus , si no pueden respirar ¿qué harán? ¿Ahora sí nos creen y vendrán al hospital? Eso es violación del acuerdo no escrito. Se respeta todo o no funciona. Esto es un serio problema nacional.

P: Es un planteamiento fuerte, para pensar.Una situación muy dura.

R: Yo estoy dolorido por la epidemia. He perdido a muchos pacientes. Duele. Creo que parte de todo esto se podría haber ahorrado. Y si no se avanza debidamente en la vacunación, veremos morir niños. No quiero estar allí cuando eso suceda. Y están las mujere embarazadas en estado grave, hay 30 actualmente hospitalizadas. Si cada uno decide lo que quiere  por sus ideales y viola el acuerdo del que hablé, el resultado será terrible para toda la sociedad. Espero que eso no ocurra.

P: ¿Qué es lo más difícil en todo esto? ¿Ver a los pacientes morir solos, lejos de sus familias, ahogados?

R: Lo más difícil es que no puedo ayudar. Que no hay nada que yo pueda hacer. Cuando esta enfermedad decide matar, mata. La sensación de impotencia es terrible. Siempre. Como médico, más todavía.

 

Semanariohebreojai.com

 
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