Cuando se produce una catástrofe mundial, parece que el mundo despierta de su estupor y se moviliza para brindar ayuda. Y aunque las grandes potencias suelen hacerlo con tanta palabrería y no menos propaganda, hay quienes obran en la medida de sus posibilidades en forma más eficaz, concreta y discreta. En la avalancha de ayuda que el mundo parece extender al lastimado pueblo de Haití, ha pasado un tanto desapercibido la asistencia brindada por un pequeño y ...