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| sábado abril 27, 2024

Problemáticas la votación de EEUU y la reacción de Netanyahu


Vayamos primero a los hechos y luego al análisis.

La creciente tensión entre Jerusalem y Washington alcanzó este lunes un punto especialmente álgido al no vetar Estados Unidos el llamado a un alto el fuego en Gaza y al anunciar el Primer Ministro Netanyahu que por ende, la delegación que iba a viajar a conversaciones de alto nivel con la administración Biden, no saldrá.

La delegación en cuestión iba a tratar en Estados Unidos el tema del plenado operativo militar en Rafah, destinado a destruir los  cuatro batallones de Hamas que allí operan. Así se acordó durante la reciente visita del Secretario de Estado Anthony Blinken quien dijo que la administración quiere plantear alternativas concebidas para no lanzar un operativo masivo en Rafah, al que Estados Unidos se opone considerando que será una “catástrofe humanitaria” porque allí se refugian 1.400.000 palestinos.  Por su parte, Israel considera que el operativo en Rafah es imprescindible.

Así dice el artículo de la resolución referente al alto el fuego.

“El Consejo de Seguridad exige  un alto el fuego inmediato por el mes de Ramadan respetado por todas las partes , conducente a un alto el fuego permanente y sostenible, y también exige la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes”.

 

El comunicado oficial emitido por la oficina del Primer Ministro sostiene que con su abstención en el Consejo de Seguridad, Estados Unidos cambió su política tradicional desde el comienzo de la guerra y que ello es un retroceso. .  Netanyahu fue más allá aún:  “La resolución de hoy da a Hamas la esperanza que la presión internacional fuerce a Israel a aceptar el alto el fuego sin la liberación de nuestros secuestrados, lo cual daña tanto el esfuerzo bélico como el esfuezo por liberar a los secuestrados”

 

La oficina del Primer Ministro recordó que hace pocos días, Estados Unidos apoyó en el Consejo de Seguridad una resolución que vinculaba el llamado a un alto el fuego con la liberación de los secuestrados. Esta fue vetada por China y Rusia en parte porque se oponían precisamente a un alto el fuego ligado a la liberación de los secuestrados. “Hoy Rusia y China se sumaron a Argelia y otros en su apoyo a la nueva resolución, precisamente porque no establecía ese vínculo entre ambos temas”, agrega el comunicado oficial israelí. “Lamentablemente, Estados Unidos no vetó esta nueva resolución, que llama a un alto el fuego que no depende de la liberación de los secuestrados”.

El Canciller israelí Israel Katz escribió en su cuenta en la red social X que “Israel no detendrá el fuego”. Recalcó que “seguiremos combatiendo hasta que destruyamos a Hamas y todos los secuestrados vuelvan a casa”.

 

 

Un doble problema

Tal cual queda claro del texto de la resolución, si bien ésta sí llama a la  liberación “inmediata e incondicional” de los secuestrados,  no la pone como condición para el alto el fuego que es exigido ya ahora, para el mes de Ramadán en curso, y presentándolo como primer paso hacia un alto el fuego “permanente”.

Uno de los problemas de esta situación deriva de la conocida dinámica en la arena internacional en la que desde el comienzo de la guerra, aunque ésta fue detonada por la masacre de Hamas, el grueso de las presiones son sobre Israel y no sobre la organización terrorista. En ninguna resolución de la ONU se ha condenado los crímenes del 7 de octubre, ni el uso de instalaciones civiles en Gaza para fines terroristas, ni el secuestro de 253 personas desde Israel a Gaza, de las que quedan hoy en manos de los terroristas 134, sabiéndose que por lo menos 35 están muertos.

Contrariamente a lo que declararon figuras de la administración Biden después de la votación, la abstención norteamericana, o sea la decisión de no vetar la resolución, sí es un cambio en la política oficial de Estados Unidos desde el comienzo de la guerra. Parece claro que en gran medida, es un nuevo paso destinado a expresar la molestia con la política llevada a cabo por el Primer Ministro Netanyahu, que hasta ahora no ha tratado seriamente los planes para el día después de la guerra, algo que Washington insiste es clave.

El problema es que más allá de las legítimas críticas a la forma en que se maneja el gobierno de Netanyahu – que son numerosas y fuertes también dentro de Israel – la votación en el Consejo de Seguridad es un golpe a Israel, no simplemente al Primer Ministro. La resolución aprobada fortalece a nuestro criterio a Hamas al dejar en evidencia la presión sobre Israel  y eso no ayuda en la lucha contra el terrorismo.

Por otro lado, la reacción de Netanyahu no es la apropiada por una discrepancia, por más fuerte que sea, con Estados Unidos, el aliado que más apoyó a Israel desde el comienzo de la guerra. Las dificultades, aunque serias, de los últimos tiempos, no pueden hacer olvidar el gran apoyo recibido de Biden y su administración, clave en la guerra misma en forma práctica. No mandar a la delegación es un paso que no alivia la tensión ni soluciona nada. Es una reacción soberbia de Netanyahu, cuyo objetivo principal debe ser lograr avanzar en la guerra contra Hamas contando con el mayor apoyo posible. Boicotear ahora los planeados contactos en Washington, no nos parece una decisión inteligente. El viaje debía servir para explicar a los anfitriones norteamericanos por qué Rafah es tan importante. Hacerse los enojados, aunque el enojo esté justificado, y ahondar la tensión, no acercará ninguna solución.

 

Afortunadamente, cuando esto sucedió, el Ministro de Defensa de Israel Yoav Gallant ya había iniciado su visita a Washington en representación de Israel. Sus palabras son el mensaje exacto que hay que transmitir:

“ Vine aquí a destacar la importancia de fortalecer a las Fuerzas de Defensa de Israel y empoderar al Estado de Israel”, declaró. “En mi primer encuentro, que será con el Asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan, destacaré la importancia de destruir a Hamas y recuperar a los secuestrados a casa. Operaremos contra Hamas en todos lados, incluyendo sitios en los que aún no hemos estado. Identificaremos una alternativa a amas, de modo que las Fuerzas de Defensa de Israel puedan completar su misión”.

 

Gallant agregó: “No tenemos derecho moral a para la guerra mientras aún hay rehenes en Gaza. Si no logramos una victoria decisiva en Gaza, ello puede acercarnos a una guerra en el norte”.

Un mensaje terminante y firme que no debilita la postura israelí pero tampoco antagoniza a su aliado principal.

 
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