En un artículo en el diario saudita en Londres Al-Hayat, el poeta, escritor, ensayista y traductor druso israelí Salman Masalha escribió que la insistencia de los países árabes en no referirse a Israel por su nombre, sino más bien como «el estado pandillero» «una entidad falsa» o «un estado artificial», muestra su desprecio por la realidad y por el hecho de que Israel, que ha desarrollado raíces regionales y ha prosperado, está dejando muy atrás a las naciones árabes. El artículo, escrito en ocasión al 67º aniversario del Día de la Independencia de Israel, comparó la inestabilidad en los países árabes de la región – Yemen, Libia, Irak, Siria, Líbano, Palestina – a la estabilidad de los países no árabes – Irán, Turquía, e Israel – y se preguntó si la razón de los problemas de los árabes yace en los propios árabes.
Lo siguiente son extractos del artículo de Masalha: [1]
«Esta semana, Israel celebró su 67a. día de la independencia. No es fácil hablar de este evento en un diario árabe, ya que la mera mención del nombre Israel en la arena árabe despierta muchas emociones. Desde hace décadas, el nombre de Israel ha estado atado al nombre de Palestina y al Nakba [de Palestina] en la imaginación de los pueblos árabes. Tanta tinta se ha derramado y tantas horas de transmisiones han sido dedicadas a la discusión del así llamado ‘problema principal de los árabes’.
«Pronunciar el nombre ‘Israel’ no ha sido fácil para los árabes, desde sus líderes a sus voceros a sus intelectuales. El nombre de Israel es a veces escrito entre comillas, como parte del intento de ignorar la realidad que los escritores ven en el terreno. El lidiar con esta realidad se ha convertido en una especie de concurso retórico en el discurso árabe; algunos no han establecido el uso de comillas pero han ido más lejos como para prohibir la mención de ese nombre en la escritura árabe, sustituyéndolo por el término ‘el estado pandillero’. Luego, la retórica árabe se tornó aún más apasionada y a esta serie [de epítetos] se le agrego un nuevo término – ‘la entidad falsa’. Toda esta arrogante obstinación en el discurso árabe no ha terminado y continúa hasta nuestros días, con la adición de epítetos tales como ‘el estado aberrado’ o ‘el estado artificial’.
«En este contexto, cabe mencionar que cuando el estado de Israel fue establecido, el número de estados árabes se podía contar con los dedos de las dos manos, pero que ahora la región ha engendrado un número considerable de países árabes novatos que también son artificiales y el contarlos requiere de los dígitos de ambas manos y pies, tal vez aún más. ¿No es razonable que todos los países de esta región y de hecho, todos los países del mundo moderno, sean artificiales?
«Por lo tanto, mientras que los propagadores de este discurso árabe mantuvieron sus cabezas enterradas en la arena, Israel continuó profundizando sus raíces en la región – mientras que del otro lado, el discurso [árabe] dirigido a despertar emociones y a movilizar [estas emociones] para servir a aquellos que silencian el sentido común en las mentes del pueblo, continuó. De hecho, el discurso sobre Palestina… obviamente era nada más que una herramienta utilizada por los líderes árabes para evitar [admitir] que estas entidades árabes son iguales de falsas… Y así los años pasaron y aquí estamos siete décadas más tarde, durante el cual nacimos, crecimos y envejecimos en este terruño y qué es lo que vemos a nuestro alrededor? Sin lugar a dudas, cualquier árabe con una pizca de entendimiento se ve a sí mismo enfrentando las mismas preguntas: ‘¿Dónde están los estados de las pandillas – y donde están las entidades falsas’
«Sólo por bien del inventario, [usemos] algo de simple matemáticas: ‘La alegre Yemen’ [2] es más miserable hoy de lo que fue antes de la independencia. Libia, otra entidad falsa, ha vuelto a sus raíces y a las divisiones tribales anteriores a su creación. La ‘falsa entidad iraquí’ [también] se ha separado en sus grupos sectarios y étnicos. La ‘falsa entidad siria’ se ha separado también y ha sido extinguida en un mar de sangre y crímenes [perpetrados] por el eje de la ‘resistencia’, [es decir, Siria, Irán y Hezbolá], sin redención a la vista.
«En cuanto al Líbano… Este Líbano, con su pequeño territorio y gran población, no puede [ni siquiera] elegir a un presidente… Esta entidad nació, vive y morirá sobre una base sectaria. Cada secta allí tiene un líder y cada secta elige a su propio líder de por vida.
«En cuanto a Palestina – esta, al igual que Israel y el resto de los países en la región, también es una ‘entidad falsa’… Hace muchos años, dos entidades comenzaron a establecerse en el terreno, una en Gaza y otra en Cisjordania. Hoy, décadas más tarde, los palestinos están descubriendo que su problema ya no es ‘el principal problema árabe’ y que su Nakba no es mayor que otros Nakba árabes, debido a que la Gran Siria [por ejemplo] ha experimentado un mayor Nakba que eclipsa al suyo.
«Y así hemos llegado a una situación en la que todo árabe se preocupa de sus propios problemas y todos hablan sobre lo que les preocupa a nivel personal – es decir, sus propios problemas. Si vemos lo que está sucediendo a nuestro alrededor en esta región, veremos que las entidades más estables no son árabes y que son entidades fuertes y desarrolladas – desde Irán a través de Turquía a lo que los árabes llaman ‘la entidad falsa’ y el mundo la llama ‘Israel’.
«Por lo tanto, ¿cómo deberíamos describir nuestra situación? Tal vez de esta manera: ‘Nuestros problemas vienen de nosotros’, tal como dice el dicho popular».
[1] Al-Hayat (Londres) 23 de abril, 2015.
[2] Al-Yemen Al-Sa’id – un apodo común a Yemen.
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