En las últimas dos semanas, unos sucesos ocurridos reflejan la situación de la crisis de Israel / Palestina.
Recientemente, Shimon Peres, el legendario líder Israelí y uno de los arquitectos de los acuerdos de paz de Oslo, dejó de existir.
Un día antes del anuncio de la reconciliación entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), tuve el privilegio de reunirme con el Sr. Peres en su oficina en Jerusalén junto con una delegación del Congreso Norteamericano. En ese momento la prensa israelí ya había publicado un rumor según el cual podría haber un entendimiento entre Israel y la OLP, considerada hasta ese entonces como una organización terrorista.
Conociendo la artimaña tradicional israelí de filtrar información a la prensa para poner a prueba la opinión pública, presentí que estos rumores eran el preludio de algo revolucionario.
Fue en la oficina de Peres que le susurré en el oído de mi entonces miembro del Congreso, el ya fallecido Bob Franks (R-NJ) que algo grande estaba a punto de suceder. Insté al congresista a preguntarle a Peres sobre el tema y pedirle que confirmara o negara lo publicado en la prensa israelí. Franks procedió a preguntarle a Peres pero Peres se mostró evasivo. Ni confirmó ni negó los rumores. Peres parecía cansado pero sonriente. Percibimos un espíritu de optimismo que iluminaba su rostro. Luego de salir de la oficina de Peres, fuimos a visitar a un grupo de líderes palestinos. Estos líderes también mostraron un tono conciliador muy atípico y se abstuvieron de decir nada negativo acerca de Israel. Efectivamente, en algún momento hubo optimismo en ambos lados. Peres previó una solución negociada de dos estados, basados en compromisos territoriales. Además Peres también soñó con un nuevo Oriente Medio donde la paz allanaría el camino para la integración regional. Se establecerían relaciones comerciales entre todos los países del Medio Oriente incluso Israel y habría cooperación económica y tecnológica que harían de la región una fuerza excepcional.
Así, las negociaciones bilaterales entre israelíes y palestinos se complementaron con las conversaciones multilaterales con los países árabes. La idea era crear el entorno que garantice la paz y la cooperación. Sin embargo, el optimismo eterno de Peres no tuvo en cuenta la mentalidad de algunos líderes árabes. Egipto se retiró de las negociaciones multilaterales de menos de dos años después de haber comenzado. El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, temió que la integración regional haría de Israel una potencia hegemónica en el mundo árabe. Los árabes se mostraron temerosos de la paz y rechazaron la bien intencionada utopía de Peres de ver un nuevo Oriente Medio.
Por otra parte, como el fallecido académico libanés-estadounidense Fouad Ajami ha señalado, muchos líderes árabes también celebraron la elección del primer gobierno de Benjamín Netanyahu en 1996. Vieron en la elección del joven halcón, la oportunidad de distanciarse de los israelíes y volver a la vieja fórmula de mantener a Israel aislada del mundo árabe y en general. (Siendo Jordania la excepción). Posteriormente, los palestinos también rechazaron varias ofertas de paz que incluía concesiones de largo alcance, incluyendo la creación de un estado palestino y la división de Jerusalén. Los palestinos sin embargo demandaron el derecho a ciudadanía de 3 millones de palestinos, una situación que habría destruido el carácter judío de Israel y hubiese dado lugar a una guerra civil comparable a la de 1948. El líder de la OLP y la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, asistió al funeral de Peres y frente a las cámaras derramó lágrimas de cocodrilo. Coincidentemente, unos días antes de la muerte de Peres, Abbas habló en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).
En ese discurso el Sr. Abbas, invocó la Resolución AGNU 194- una resolución no vinculante adoptada en diciembre de 1948- que exige el retorno de los refugiados palestinos a sus hogares de donde fueron desplazados en la guerra de 1948. De la misma manera, Abbas condenó la Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917, en el que el gobierno británico se comprometió a proporcionar un hogar nacional judío en Palestina.
Esa declaración fue hecha legítima y legalmente válida por la Sociedad de las Naciones, un organismo internacional formado después de la Primera Guerra Mundial y compuesto por 52 países. Irónicamente, la Sociedad de Naciones también confirió la fuerza legal de los mandatos que crearon la mayoría de los estados árabes contemporáneos. En el mismo discurso una vez más Abbas se refirió a la guerra de 1948 como una catástrofe para los palestinos sin tener en cuenta el hecho de que los palestinos y los árabes lanzaron esa guerra contra Israel matando al uno por ciento de la población israelí. El sueño de Shimon Peres sigue siendo sólo un sueño. Veintitrés años después de Oslo, los árabes han permanecido donde estaban hace 70 años.
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