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| viernes abril 26, 2024

La opción de los tres actores: los Estados árabes, Israel y los palestinos


La revista Foreign Affairs ha publicado un importante artículo del exministro de Defensa de IsraelMoshé Yaalón, probable candidato a primer ministro de su país, donde expone la manera en que cree que se puede poner fin al conflicto israelo-palestino. Se titula “Cómo construir la paz en Oriente Medio: Por qué es mejor hacerlo de abajo arriba que de arriba abajo” (enero-febrero de 2017).

Yaalón ofrece un impresionante análisis sobre por qué han fracasado décadas de diplomacia y sobre el prolongado estancamiento de las negociaciones. Su solución de abajo arriba contiene cuatro elementos, de los cuales tres son en cierto modo viejos tópicos y una es una idea interesante que aún no se ha probado: la opción de las tres vías, a la que me referiré después.

Reducido a lo esencial, el artículo de Yaalón pide (las cursivas son mías):

  1. “la promoción del crecimiento económico palestino y del desarrollo de sus infraestructuras”;
  2. “mejorar la gobernanza, las medidas anticorrupción y, en general, la institucionalización palestinas”;
  3. “cooperación israelo-palestina en materia de seguridad”;
  4. “una iniciativa regional que incorpore a los Estados árabes interesados en ayudar a gestionar, y a la postre resolver, el conflicto israelo-palestino, tengan o no relaciones formales con Israel”.

Las tres primeras se han intentado varias veces a lo largo de décadas, y no se avanzó ni un paso hacia la paz:

  1. Simón Peres publicó en 1993 The New Middle East, su bonita visión de una próspera población palestina en relaciones de buena vecina con Israel. El problema es que, entonces y ahora, sus esperanzas se han visto truncadas por el obstruccionismo, la incitación y el culto a la muerte palestinos. Sin duda, en 2017 nadie cree en serio que ese enriquecimiento fuera a moderar a los palestinos.
  2. George W. Bush se centró en mejorar la gobernanza en 2002, pero quince años después la situación es más precaria que nunca, con anarquía, corrupción y luchas violentas. Aún peor: los antecedentes históricos sugieren que una buena gobernanza sólo daría lugar a una maquinaria palestina más eficiente para atacar a Israel.
  3. Ciertamente, la cooperación en materia de seguridad es un ámbito –prácticamente el único– donde Israel y la Autoridad Palestina trabajan juntos: básicamente, las Fuerzas de Defensa de Israel protegen a la AP y la AP ayuda a las FDI a prevenir ataques. Por muy útil que resulte para ambas partes, esa colaboración ha demostrado no tener ninguna posibilidad de ampliarse a otros ámbitos para resolver el conflicto.

En cambio, la cuarta propuesta, la de incorporar a los Estados árabes, es una iniciativa importante que aún no se ha intentado en serio; aquí, el plan de Yaalón ofrece verdaderas esperanzas.

El motivo es la notable simetría que existe entre lo que los palestinos quieren de Israel y lo que Israel quiere de los Estados árabes –más Turquía e Irán–: reconocimiento y legitimación. Señalando este paralelismo, he sugerido en The Wall Street Journal que ambas aspiraciones se deben tratar a una vez, vinculando las “concesiones a Israel de los Estados árabes con las concesiones israelíes a los palestinos”. De ese modo, todo el mundo gana: “Los Estados árabes logran lo que dicen es su principal objetivo: llevar la justicia a los palestinos. Israel consigue la paz. Los palestinos obtienen su Estado”.

Por ejemplo, que los saudíes pongan fin a su boicot económico contra Israel y los israelíes amplíen el acceso palestino a los mercados internacionales. Que los egipcios impulsen las relaciones con Israel y los palestinos tengan más acceso al mercado laboral israelí. Cuando los principales Estados árabes firmen acuerdos de paz con el Estado judío de Israel, los palestinos conseguirán su Estado.

La Administración Obama hizo un breve pero intenso movimiento en esta dirección en 2009, pero los saudíes lo rechazaron y frenaron. El presidente egipcio Sisi planteó de nuevo la idea en 2016, de nuevo sin resultados. En resumen: la opción de las tres vías, con los Estados árabes, Israel y los palestinos, no se ha intentado de manera seria o sostenida.

Ahora que Sisi y Yaalón se declaran públicamente a favor de la misma, y que los Estados árabes se han visto perturbados por la extraña cooperación de la Administración Obama con Teherán, los líderes de Oriente Medio podrían estar dispuestos a trabajar con el Estado judío de maneras a las que no habrían asentido en 1990 o 2009. Sin duda, merece la pena que la flamante Administración Trump lo intente.

El progreso en la diplomacia árabe-israelí no se conseguirá volviendo a poner en marcha las periclitadas ideas de Peres o Bush Jr., ni la cooperación en materia de seguridad tiene posibilidad alguna de conducir a avances políticos. Mi primera opción sigue siendo que EEUU apoye unavictoria israelí, pero eso es demasiado por ahora, así que implicar a los Estados árabes ofrece al menos una salida a unas negociaciones israelo-palestinas estancadas y que incluso resultan contraproducentes.

Post scrpitum: Adam Garfinkle, de la revista American Interest, propuso la opción de las tres vías en una entrevista de 2016 con Yaalón, que procura por su parte información que no incluyó en su artículo para Foreign Affairs. Garfinkle sugirió:

Por el estado actual de la política palestina, sería posible ir hacia una perspectiva más conciliadora, pero podría llevar un siglo o más. Una forma de acelerar el proceso podría ser envolver pragmáticamente el nacionalismo palestino en una red árabe más amplia. En otras palabras: si los Estados árabes relevantes que tienen intereses compatibles con Israel en una variedad de asuntos (…) acaban dando a los palestinos un acuerdo y un aval, sí podríamos llegar a algún sitio.

Al mismo tiempo, si envolvemos a los palestinos en la Liga Árabe, podríamos envolver simbólicamente a Israel en la OTAN, la OCDE o alguna otra agrupación occidental. El punto sería, en esencia: “El Gobierno israelí y la Autoridad Palestina firmarán este trozo de papel, pero nosotros, sus vecinos, respaldaremos el acuerdo y garantizaremos su justa aplicación”. Sería difícil hacerlo, y no resolvería todo, pero podría facilitar una mayor tracción institucional que condujera a una mejora de la situación.

La respuesta de Ya’alón fue:

Eso es lo que hemos estado intentando en los últimos siete años: desgraciadamente, por ahora nuestros vecinos árabes no están dispuestos a implicarse de ese modo en pro de los palestinos.

Comentario: se necesita un fuerte apoyo americano.

© Versión original (en inglés): Daniel Pipes
© Versión en español: Revista El Medio

 
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