El gobierno de Jerusalén se mantuvo relativamente indiferente, siguiendo de cerca el acuerdo entre Hamás y la Autoridad Palestina, y no por accidente. La parte secreta requiere que Hamás “se contenga” también en Cisjordania. Vale la pena acostumbrarse a este nombre: Salah El-Aoururi, una nueva estrella en el liderazgo de Hamás
Hay tres razones detrás de la respuesta “moderada” del gobierno israelí frente al acuerdo de El Cairo. Cada uno es más interesante que las otras. El último jueves a las cinco de la tarde, tres horas después de la firma del memorando de entendimiento entre Hamás y la Autoridad Palestina, la Oficina del Primer Ministro emitió una declaración oficial sin firma. No se dijo quién la emitió, pero la voz por detrás era de Binyamín Netanyahu. La esencia del comunicado es que Hamás se debe desarmar y devolver los cuerpos de los soldados caídos. El tono y el contenido “son nada” comparado con el bombardeo de artillería que dispararon, el primer ministro y su gabinete, contra Abbas después de haber firmado una serie de acuerdos para la reconciliación con Hamás en los últimos seis años. Se trata de un acuerdo parcial y frágil, podemos decir que se trata de un “acuerdito”, aunque el gobierno israelí, bajo el manto de la sospecha, debería estar satisfecho con lo que se ha firmado.
La primera razón para explicar la contención de la respuesta israelí es por el mediador. Los egipcios son los que cosieron el acuerdo entre Hamás y Fatah, en un proceso gradual que duró varios meses. Los hombres de Khaled Fawzi, jefe de la inteligencia egipcia, ejercieron una presión intensa sobre ambos lados. A veces actuó de forma agresiva, y a veces en el cuarto se escucharon fuertes gritos por las discusiones. En la noche del miércoles, unas horas antes del anuncio, las conversaciones llegaron a un punto muerto. La redacción acordada estaba destinada a proteger las conversaciones de un colapso y dar un respiro a las partes para continuar el andar del carro.
La iniciativa egipcia es parte de un movimiento estratégico repleto de objetivos variados. Uno de ellos, de suma importancia para el Presidente egipcio A-Sissi, es llegar a un acercamiento con la Casa Blanca. El presidente de Egipto reconoce una oportunidad de oro para restaurar las relaciones entre Washington y El Cairo después de casi dos décadas de relativa frialdad.En estos días, a diferencia del pasado, cuando A-Sissi dirige un movimiento diplomático estratégico, Jerusalén calla, o al menos no interfiere. El Cairo de hoy, y especialmente su presidente, es la administración más cortejada por Jerusalén después de la Casa Blanca. Los motivos son principalmente de seguridad, pero hay algunas cosas que están fuera de este tema. Una amistad se ha desarrollado entre A-Sissi y Netanyahu, y el creciente entendimiento en Israel que A-Sissi está ocupado reconstruyendo y construyendo Egipto, y no está metido en iniciativas políticas como lo estaba Mubarak. Un Egipto fuerte, según el actual presidente de Egipto, necesita de buenas relaciones con sus vecinos.
La segunda razón se refiere a la situación civil dentro de Gaza. En los últimos meses ha habido una seria preocupación en Israel por el rápido deterioro de la infraestructura en la Franja de Gaza, lo que llevará a Hamás a una situación de “no alternativa”. Israel se ha preparado seriamente para el estallido de otra confrontación militar cuyas causas eran económicas.Esta preocupación se debió a un grave deterioro de la calidad del agua potable en la Franja de Gaza, a una tasa de desempleo que superó el 50 por ciento y, especialmente, por un golpe que nadie esperaba. Una serie de decisiones vengativas impuestas por Abu Mazen (Mahmud Abbas) contra el Hamás, debido a sus líderes se atrevieron a establecer su propio autogobierno, separándose del gobierno de unidad encabezado por él. Decisiones que no se esperaban tomase un líder contra su propio pueblo, y que, de hecho, perjudicaban ante todo a los civiles. Las medidas incluían la denegación de salarios a miles de funcionarios gubernamentales financiados por la Autoridad Palestina, la despedida de otros y la cancelación del apoyo de las familias de los prisioneros y las familias de los mártires. Según el acuerdo de El Cairo, el gobierno de unidad regresará y aceptará la responsabilidad sobre la Franja de Gaza. Sus dos millones de ciudadanos desesperados, encabezados por los líderes de Hamas, ahora esperan agregar más horas de electricidad, restaurar los trabajos perdidos y mejorar los servicios de salud.
Salah El-Aoururi, una nueva estrella en el liderazgo de Hamás
Para El Cairo también existen cláusulas secretas, y una de ellas es de particular interés para los israelíes. Es la tercera razón del silencio de Jerusalén. Fuentes informadas nos dijeron después de la firma del acuerdo que el jefe de inteligencia de la Autoridad Palestina, Majed Faraj, condicionó el acuerdo sobre el compromiso de Hamás en la exigencia de aplicar una Hudna (Tregua) no solamente en la Franja de Gaza sino también en Cisjordania. En otras palabras, Hamás dejaría de planear ataques contra israelíes en Judea y Samaria. Los egipcios, nos dijeron las fuentes, los empujaron a comprometerse a eso. Este es un arreglo revolucionario, aunque frágil y su esperanza de vida es, como mucho, la duración del período que le queda a Mahmud Abbas en la presidencia. Por su naturaleza, no se aplica a ataques individuales (lobos solitarios).
El Jefe de Inteligencia palestino Faraj no actuó por amor a Mordejai (Israel), sino para lograr una tranquilidad en su área de control. Todas las partes saben que el acuerdo de Hamás con respecto a esta demanda es “cierto… por el momento”. Si, por ejemplo, la confianza de Hamás con la Autoridad Palestina se ve comprometida, pueden violar la promesa de abstenerse de ataques en Cisjordania, especialmente para avergonzar a la Autoridad Palestina o bien para profundizar la tensión entre ella (AP) e Israel. Los líderes de Hamás incluso podrán afirmar que los perpetradores del ataque no son parte de su gente, y hasta se harían los sorprendidos si se revela su afiliación. Después de todo, tiene muchas caras para el juego de póquer político. Y, sin embargo, se supone que Hamás pretende cumplir la promesa. La Autoridad Palestina posee, como ha enseñado Mahmud Abbas, una gran maleta de zanahorias contra Ismail Haniyeh y su grupo. Si se implementa esta cláusula, Israel se estaría convirtiendo, en secreto, en un cuarto socio en el acuerdo de El Cairo.
Y como ministro de Asuntos Exteriores…
Deberíamos comenzar a acostumbrarnos al nombre de un líder del Hamás: Salah El-Aoururi. El número dos en los niveles superiores del Buró Político, que fue quien firmó el acuerdo alcanzado en la sede central de la inteligencia egipcia en El Cairo. Tiene 51 años, creció en el pueblo de Al-Aourura cerca de Ramallah. Una familia religiosa, aunque no muy religiosa. El segundo hijo entre cuatro. Su casa estaba a pocos metros de la mezquita, y había pasado mucho tiempo allí cuando era niño. Es egresado de la jurisprudencia islámica en la Universidad de Hebrón, y también “graduado de la cárcel” israelí.
En 2010 fue liberado de la cárcel, se casó con una aldeana e inmediatamente se trasladó a Siria, donde se unió a sus mecenas en el buró político de Hamás. Poco después, estalló la guerra y Salah El-Aoururi se mudó a Turquía. Fue uno de los fundadores del acuerdo de Guilad Shalit en el lado palestino, y así se familiarizó con los egipcios. Después de unos años en Turquía, aterrizó en Qatar, pero recientemente se vio obligado a abandonarla también, esta vez para pasar al Líbano. En seis años, cambió cinco países de residencia. Todos estos años trabajó para su hermano en el ala militar, recolectando dinero, estrechando el contacto con los partidarios de Teherán y Hezbollah, y también estableciendo una política de ataques. Por lo tanto, subió rápidamente en la escalera de liderazgo. En la era posterior a Khaled Maashal, es la persona más apta para el trabajo no oficial del Ministro de Exteriores de Hamás.
En Israel, uno tiende a clasificar a uno de estos personajes en la escala simplista de “extremista o moderado”. La respuesta a la pregunta varía según las circunstancias. Las preguntas correctas son si tiene autoridad y cuán pragmático es. O en el lenguaje popular, si es posible hacer negocios con él. El actual Hamás está construyendo su próxima generación de líderes. Maashal se movió hacia un lado, listo para alistarse cuando le soliciten ayuda siendo que una nueva y segunda generación ocupa su lugar.
Tres de ellos hoy forman parte del liderazgo de Hamás: Haniyeh (jefe del politburó), Salah El-Aoururi (Adjunto) y Yeji Sanwar (jefe del politburó en Gaza). Los dos últimos son graduados del ala militar. Y nuevamente, la pregunta es si es bueno para Israel o si es malo. La respuesta es: si se desea un acuerdo, ¿Israel encontrará hombres en la Franja que pueden firmarlo? Si Israel no quiere podrá descubrir que son personajes difíciles de descifrar. “Arreglo” no significa un acuerdo de paz, sino un status quo que satisfaga a ambas partes. Algo que en parte está en existencia ahora, pero propenso a problemas constantes y, por lo tanto, necesita un anclaje y ciertas adiciones. Hamás no se desarmará voluntariamente de sus armas. Los egipcios se dieron cuenta de esto hace mucho tiempo, y aseguran que incluso Abbas (aunque dijo que debe existir “una ley y una pistola”, y que Palestina no será el Líbano, con un ejército independiente como Hezbollah). Israel también lo sabe, pero no lo dice abiertamente: si desea desarmar a Hamás, solo tiene una opción y es la de invadir Gaza, perdiendo la vida entre 200 y 300 soldados, y reconquistando de nuevo la Franja.
Un error freudiano
En la ceremonia de la firma del acuerdo en el Marriott Hotel de El Cairo, cada uno de los representantes de los lados hizo grandes discursos. Azzam al-Ahmad, el emisario de Mahmud Abbas, dijo que el diablo estaba en los detalles, así que estos fueron arreglados. Se equivocó dos veces. Freudiano y fáctico. De acuerdo con el conocido dicho, es Dios quien está en los detalles. Cuando el demonio se esconde allí, es una bomba de racimo, y de hecho esto puede ser el final de este acuerdo. Puede explotar en la cara de sus cuatro socios. El error, de hecho, está en los pequeños detalles los cuales no fueron arreglados por completo.
En contraste, Salah El-Aoururi escogió palabras del mundo de los visionarios. Se dirigió a los líderes de Fatah diciéndoles: “A pesar del desacuerdo, e incluso si nos hemos causado cosas desafortunadas, todos somos hermanos. Hermanos de sangre, hermanos de la idea. Nuestro destino es el mismo, nuestro sufrimiento es único, y por lo tanto nuestro futuro es juntos”. Si alguien en Israel quiere desentrañar la personalidad de la estrella ascendente de Hamás, puede entender tres características: Emergió de Cisjordania y no de Gaza, cree en la providencia, y su deseo es consolidar una unidad en el lado palestino.
El escritor es el comentarista de asuntos árabes de Galei Tzahal –
http://www.maariv.co.il/journalists/opinions/Article-602509
Traducido por Hatzad Hasheni
Debes estar conectado para publicar un comentario. Oprime aqui para conectarte.
¿Aún no te has registrado? Regístrate ahora para poder comentar.