Abbas y el Rey Salman
¿Quién dijo que los palestinos no sienten respeto por Arabia Saudí y el resto de los países árabes? Claro que lo sienten.
Los palestinos sienten respeto por el dinero de sus hermanos árabes. A quienes no respetan es a los jefes de Estado árabes, a sus regímenes y familias reales.
Es importante tener esto en cuenta, ahora que se habla cada vez más del empeño de Arabia Saudí en ayudar a la Administración Trump a promocionar un plan integral para la paz en Oriente Medio, cuyos detalles siguen siendo intrigantemente desconocidos.
La semana pasada, los saudíes emplazaron inesperadamente al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, a mantener una conversación en Riad sobre la solución definitiva de Trump al conflicto árabe-israelí; promovida, según se ha reportado, por Jared Kushner.
Según informaciones no confirmadas, los saudíes presionaron a Abbás para que apoyara el plan de paz de la Administración Trump. Al parecer, Abbás dijo que no tenía más opción que aceptarlo o dimitir. Aún no se sabe con certeza qué respondió Abbás al «ultimátum» saudí.
Si es cierto, el «ultimátum» saudí a Abbás equivale a pedirle que firme su sentencia de muerte. Abbás no puede permitirse que su pueblo piense que es cómplice de un plan de paz americano que no satisface completamente sus demandas. Abbás ha insistido varias veces en que no aceptará menos que un Estado soberano palestino en todos los territorios conquistados por Israel a Egipto y Jordania en 1967, incluida la zona oriental de Jerusalén. También ha hecho hincapié en que los palestinos nunca renunciarán al derecho al retorno de millones de refugiados a sus antiguos hogares dentro de Israel. Además, ha aclarado que tampoco aceptarán la presencia de ningún israelí en su futuro Estado.
Abbás ha hecho muy bien su trabajo sucio. Sabe que no puede presentarse ante su pueblo con nada menos de lo que le ha prometido. Sabe que su pueblo se ha radicalizado hasta el punto de que no aceptará ninguna concesión de acuerdo con Israel.
¿Y quién es el responsable de esta radicalización? Abbás y los demás líderes palestinos que siguen diciendo constantemente a su pueblo, a través de los medios, los discursos y las mezquitas, que cualquier concesión a Israel es una traición, pura y simplemente.
Así que sería ingenuo pensar que Arabia Saudí o cualquier otro país árabe podría intimidar a cualquier líder palestino para que aceptara un plan de paz que requiera que los palestinos hagan concesiones a Israel. Abbás puede tener mucho respeto por el despierto y joven heredero de la Corona saudí, Mohamed ben Salman. Este respeto, sin embargo, llega hasta un límite, el del suicidio político, que entraña además un elevadísimo riesgo personal para él.
Abás se ve atrapado ahora entre dos opciones, ambas desastrosas: por un lado, necesita el respaldo político de sus hermanos árabes. Esto es lo más que puede esperar de los países árabes, que no dan un céntimo a los palestinos. Vale la pena señalar que, en líneas generales, los países árabes arrinconaron a los palestinos después que la OLP y Yaser Arafat apoyaran abiertamente la invasión de Sadam Hussein de Kuwait en 1990. Kuwait era uno de los países del Golfo que proporcionaban a los palestinos miles de millones de dólares al año. Ya no.
Desde entonces, los palestinos han sido casi totalmente dependientes de la ayuda financiera de Estados Unidos y Europa. Por lo que podemos dar por supuesto que EEUU y la UE tienen más poder de negociación con los palestinos que la mayoría de los países árabes.
Sin embargo, no hay estadounidense o europeo en la Tierra capaz de obligar a un líder palestino a firmar un tratado que rechazaría la inmensa mayoría de su pueblo.
La solución definitiva de Trump podría dar lugar a que algunos países árabes firmasen tratados de paz con Israel. De todos modos, estos países no tienen ningún conflicto real con Israel. ¿Por qué no debería haber paz entre Israel y Kuwait? ¿Por qué no debería haber paz entre Israel y Omán? ¿Tiene alguno de los países árabes un conflicto territorial con Israel? El único problema que los países árabes tienen con Israel es el que concierne a los palestinos.
Parece que a la inmensa mayoría de los regímenes árabes no les importan ya los palestinos y sus líderes. Los palestinos desprecian a los líderes árabes tanto como se desprecian entre sí. Es un sentimiento mutuo. Los palestinos desprecian en particular a cualquier líder árabe que se alinee con Estados Unidos. De hecho, consideran que EE.UU tiene un sesgo a favor de Israel, al margen de si el que ocupa el Despacho Oval es demócrata o republicano.
El príncipe heredero saudí es visto por los palestinos como un aliado de EE.UU. Sus estrechas relaciones con Jared Kushner despiertan suspicacias no sólo entre los palestinos, también entre muchos otros árabes. Analistas políticos palestinos como Faisal Abu Jadra creen que los líderes palestinos deberían prepararse para enfrentarse al misterioso plan de paz de Trump. Son escépticos respecto a que vaya a satisfacer las demandas de los palestinos.
Los palestinos parecen estar unidos en su rechazo al intento de la Administración Trump de imponer una solución. Están convencidos que los americanos, con la ayuda de Arabia Saudí y algunos países árabes más, están trabajando para liquidar la causa palestina. Abbás y sus rivales en Hamás tienen pavor al plan de paz de la Administración estadounidense.
Como los lemmings que se ahogan en el mar, los palestinos parecen estar marchando hacia otro escenario donde siga cumpliéndose aquello de que «nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad». La pregunta sigue siendo: ¿Cómo responderán los saudíes y el resto de la comunidad internacional a la intransigencia palestina?
Traducción del texto original: The U.S. Middle East Peace Plan?
Traducido por El Medio
Interesante análisis