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| viernes abril 26, 2024

La Ley jordana permite el asesinato de israelíes


El soldado jordano Ahmad Dakasma, asesino de siete colegialas israelíes en Naharayim el 13 de marzo de 1997, fue excarcelado en marzo de 2017 tras cumplir sólo 20 años de condena por esa monstruosa matanza. Muchos israelíes recuerdan muy bien cómo el rey Husein se arrodilló ante las familias de los asesinados.

Si piensan que ese asesino liberado se ha arrepentido, o que al menos ha llegado a lamentar sus actos, se equivocan. El nombre de Dakasma ha vuelto a los titulares en los últimos días después de que escribiera una serie de notas en las que incitaba al asesinato de judíos y animaba a la gente a perpetrar atentados en Israel.

El pasado día 2 publicó esto en Facebook: “Siempre que estoy triste me acuerdo de que asesiné a unos cuantos sionistas [las muchachas israelíes]; entonces me calmo, mi conciencia queda tranquila y desaparece la tristeza”. El mensaje fue eliminado tras numerosas peticiones de israelíes. El mismo día escribió en otro comentario: “Cualquiera que llame a la resistencia y pueda penetrar en territorio israelí, aunque sea como turista, y no lleve a cabo ningún ataque contra los sionistas no es más que un bocón”. Este comentario no se eliminó, a pesar de las quejas. En otro comentario que fue eliminado, el terrorista llamó al asesinato de niños israelíesalegando que cuando crezcan serán guardias de seguridad.

El pasado día 5 Dakasma distribuyó un vídeo en el que afirmaba, entre otras cosas, que, aunque su cuenta de Facebook había sido cerrada temporalmente, no tenía miedo e iba a seguir incitando al asesinato de israelíes. Y añadió que está dispuesto a matar a más israelíes. El vídeo sigue en su página de Facebook. Habida cuenta de las duras críticas que ha recibido Facebook últimamente, es desconcertante que sus administradores no eliminen esta incitación al asesinato.

Tras el clamor en las redes sociales por su actividad, Dakasma aclaró a una web de noticias jordana, Jaberni, que estaba procediendo en conformidad con la legislación nacional. Al parecer, basó su afirmación en una adenda a la Ley sobre la Seguridad del Estado de 2013, aprobada por el Parlamento y el Senado jordanos, que excluye de la definición de terrorista a cualquiera que combata la “ocupación sionista”. Así pues, las acciones contra la “ocupación sionista” no son consideradas delito. Según explicó el primer ministro jordano, Abdulá Nusur, la ocupación es un delito y la lucha contra ella, un derecho.

La ley permite que el asesinato de judíos e israelíes quede impune si se demuestra que es parte de la “lucha contra la ocupación”. Esta política jordana produjo frutos muy rápidamente. El 13 de marzo de 2017 un ciudadano jordano perpetró un atentado en Jerusalén apuñalando a un policía israelí, que resultó gravemente herido. El terrorista fue abatido. Tras el incidente, el Gobierno jordano cargó contra Israel. El ministro de Información, Mohamed Muamni, declaró: “Como fuerza de ocupación, el Gobierno israelí es responsable de la muerte del ciudadano jordano”.

Un ciudadano israelí no expuesto a los medios árabes podría preguntarse el porqué de esa tensión entre los dos pueblos. La hostilidad se debe a que Jordania juega a dos bandas. Por un lado disfruta de los frutos de la paz y por el otro se apresura a acusar, criticar y poner en la diana a Israel. Sirva como ejemplo su propuesta ante la Unesco para la declaración del Monte del Templo y el Muro Occidental como lugares sagrados exclusivamente islámicos (octubre de 2016).

Israel debería exigir a Jordania la derogación inmediata de esa adenda e insistir en que sus autoridades impidan que Dakasma incite a la violencia. La paz fría con Egipto se convirtió en un modelo para las relaciones entre Israel y los países árabes. Israel cometió ahí un error, pues esa paz fría se caracteriza por el tipo de repugnante hipocresía que redunda en el empoderamiento de terroristas como Dakasma.

© Versión original (en inglés): BESA Center
© Versión en español: Revista El Medio

 
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